miércoles, 19 de septiembre de 2007

CONVERSACIÓN CON UNA MUSA

Hola Musa:
Cuanta gana tenía de volverte a ver o, que llegase el momento de poderte contar.
Nos fue bien mientras fuimos..., tú sabes bien lo que fuimos. Pero todo cambió aquel día que te “toqué las narices” (por así llamarlo), y tiré un poquito del rizo que te cae sobre la frente.
“Creí”, (un conocido dice: “Que san creí y san pensé, es igual a EQUIVOCACIÓN”). Pues como te comentaba, “creí” que los amigos se pueden tocar una vez que otra, las narices (algunas veces puede resultar hasta simpático y puede que además, se rompa la monotonía) y a ti, sólo te di un tironcito de nada, un tironcito cariñoso diría yo, pero claro; ¡tú eres la Musa y yo tu enamorado! Enamorado de tus encantos. Esos encantos que hacían que fluyeran en mi pensamiento los más bonitos poemas y los textos que a todos los conocidos les gustaban tanto y que según tú, tanto te fascinaban.
“Creíste” que si no estabas frente a mí, no surgiría la inspiración. Esto hiciste que creyera y por entonces, así lo “creí”. Pero como ves, he salido adelante sin tenerte en el pedestal, porque ¿sabes? Se me rompió una de las veces que embelesado, le daba lustre a tu recuerdo, sin apenas darme cuenta y tan embobado como estaba..., plafff, se me escurrió de entre los dedos y fue a parar al frío suelo, haciéndose añicos. En un principio no supe reaccionar, pero mientras pensaba si reponerlo o no, te coloqué en la meseta de la escalera y allí, sólo te veía al subir al piso de arriba y poco a poco, supe que no necesitaba reponer ese pedestal, después pensé colocarte en la repisa de los libros, ¡si, la que tengo frente al ordenador! pero para ello, debía quitar todos los libros y surgió la pereza y la pregunta correspondiente: “¿Si quito los libros para colocar a mi Musa, donde pongo después los libros?” Si hago un cambio y los libros los pongo en la meseta, como que no, ¿verdad? Una Musa, como que pega más en la meseta de la escalera. Mi madre siempre coloca una maceta, pero a falta de la planta, no está del todo mal una Musa, hasta cuando pasaba delante de ti podía mirarte y te veía en el sitio idóneo, me parecía que podrías tener algún día frío, pero como en unos días encendí la calefacción, me tranquilicé bastante y ya no había motivo para inquietarse. Además empezó a pasarse esa punzada que me daba el pecho cuando te perdía. Allí al verte menos, la punzada se hacía más suave cada vez, hasta que dejó de ser punzada, para convertirse en nostalgia y después, hasta en agradable recuerdo, así que como puedes observar, cada vez necesité menos de tu presencia y por lo tanto, ya ni creí oportuno buscar un pedestal, ya que al descender a la meseta, te encontré más a mi nivel y todo se hizo más natural, ¡vamos, más cotidiano y normal! Había encontrado el sitio idóneo para colocarte y tu superioridad ya no me ofendía ni me hacía sentirme inferior, ni tenía remordimientos por no haber hecho preciso esa cosa que te hacía más grande o más alta, ni... en fin, que me siento bien y hoy tengo el valor de decirte, que ya no te necesito. Sabes que siempre te quise mucho, pero quiero que sepas, que ya tan solo eres recuerdo. Un recuerdo a veces doloroso, a veces agradable y otras tantas, un recuerdo muy gratificante. Ahora ya puedo decir tranquilamente: “¡Fue bonito mientras duró, y gratificante mientras perdure el recuerdo!”. Veo que te quedas muy sorprendida, te ha cambiado el brillo de los ojos. ¡Sabes que siempre noté la luminosidad de tu mirada! Siempre “creíste” que serías imprescindible, pero ya ves, siempre te mantenías por encima, siempre quisiste ser una Reina, siempre me humillaste, siempre estuviste segura de tu belleza y de tu cuerpo terso, pero a las Musas también le salen arrugas y su piel se aja, ¡vamos, que ya tienes alguna grieta que otra! sobretodo, cuando se está frente a un ser humano. Los ojos de los humanos no son como los de las Musas. Vosotras siempre veis del mismo modo ¡cómo por vosotras no pasa el tiempo!, pero por los humanos si pasa, y al salirnos arrugas también se las vemos a los que crecen con nosotros. Y si nos vemos defectos, también se los solemos ver al que tenemos enfrente. Y si empezamos a peinar una cana que otra, también se la solemos ver a las chicas que crecieron a nuestra par, aunque se las tiñan. Y tú Musa, te mantienes intacta, tan fría como siempre, ¡eso ves, no lo supe apreciar en su momento! Con la misma sonrisa y con el mismo rizo sobre tu frente, ese que provocó este distanciamiento. No tienes ni una sola cana. No tienes ni una carie y en la comisura de la boca, tampoco tienes esas arrugas que le suelen salir a las divas en declive, ni tienes patas de gallo alrededor de los ojos, no tienes nada de nada, de las cosas que nos suelen salir a los humanos. ¡Bueno si, algo tienes cambiado, es la sonrisa! Me parece triste ¡quizá siempre fue así, pero tampoco fui cosciente! y ya no me resulta cantarina como en nuestros viejos tiempos. Y los ojos... esos ojos ya no tienen la luz y el brillo que tenían, pero deben ser los míos que te miran de otra forma, porque tú siempre me dijiste que las Musas no cambian, que siempre sois iguales y que siempre os mantenéis lo mismo de bonitas, ya te digo, debo ser yo que te veo con una mirada distinta.
¿Sabes Musa, cual es ahora mi dilema y mi preocupación? No sé dónde llevarte o en qué sitio ponerte. En un principio pensé llevarte al desván, pero hay ratones, lo sé y eso, debe ser muy duro para una Musa, verse al final entre una jauría de ratones. Después quise llevarte al sótano, pero ahí si me dio remordimiento hacerlo, más que nada por el frío que hace, vosotras las Musas, ¡lleváis tan poquita ropa! Así que de verdad, esta vez si te pido que me inspires y me digas donde quieres que te ponga, porque no sé que hacer contigo. Quizá fuese bueno, dejarte en casa de un escritor o, de un pintor en ciernes, pero sé que harás con él, lo mismo que hiciste conmigo, sería de muy mal gusto hacer esta gamberrada a un pobre chico que está empezando, así que ya me dirás que hago con vuestro ilustrísimo cuerpo recordado, besado, adorado, agasajado y ahora, casi olvidado. Podría hacer como que no te veo, cada vez que subo y bajo las escaleras, pero ahí está esa cosa que fuiste y ya no eres y... la verdad, que no estoy cómodo contigo en la meseta, en alguna ocasión que otra, como ya no te tengo presente, incluso me sobresalto cuando de improviso te advierto, se que intentas hacer algún rasguño en mi pecho para llamarme la atención, ahora eres como un niño al que le han quitado su pelota y coge una rabieta, pero perdona que te diga, ya sólo consigues que dé un respingo, o incluso asustarme, al no recordarte y te aseguro que no es agradable que en mi propia casa tenga estas sensaciones tan extrañas y tan anormales.
Hoy Musa, quisiera decirte adiós. Un adiós sin rencor y sin nada de tristeza al menos por mi parte. Un adiós sincero y con cierto cariño o simpatía. No quiero recordarte con tristeza o con rabia, solo quiero que permanezcas en el recuerdo con los momentos infinitamente buenos y los menos buenos que tuvimos. Quiero despedirme de ti, con la certeza de dejarte en buenas manos, o en unas manos que te den la alabanza que tú necesitas, esa que llena tu ego y te hace sonreír triunfante y poseída, pero por favor te pido, ¡no repitas la historia, ya que al final, te verás en un barranco tirada igual que una porcelana rota e inservible! Todas las Reinas que se han creído superiores, han terminado al finar de sus días, en el olvido más triste o vagando por las calles, como la más pobre de las pordioseras que tanto aborrecías, cuando a tomar copas con los amigos íbamos.
Hoy Musa, te dejo en espera de que me digas que puedo hacer contigo, mientras tanto, creo que te voy a guardar entre las hojas de ese libro que tanto nos gustó y leímos recostados en la cama, ¿te acuerdas? Tú leías un capítulo y luego me tocaba a mí el siguiente. Pues como si se tratara de un señala páginas, te voy a mantener ahí hasta que tú decidas salir para volar al rincón del firmamento que quieras sea tu refugio, tu morada o tu sepulcro. Como ves, no quiero hacer contigo, lo que tú hiciste conmigo. Por un simple capricho de musa mal criada, hoy te ves destronada, pero no tengo valor de dejarte tirada a la aventura, así que en el capítulo noveno que tanto nos gustó, te quedas y si alguna vez decides salir, cuenta la verdad y porque estás ahí. No repitas la proeza de mentir a un amante que esperó tu inspiración y no se la diste, por ser una Musa mal educada, orgullosa y caprichosa.
Recuerdos de tu …, de este hombre nuevo.

Nani. Septiembre 2007

10 comentarios:

  1. Yo me pongo de pie, aplaudo a rabiar... Me quito el sombrero (bueno, eso no uso, pero si lo usara, me lo quitaría)

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  2. supongo que ha casi todos nos ha decepcionado alguna vez unos de los mus@s que revolotean alrededor del alma..., a mí me pasó que me enfadé porque aparecía trayendo gentes y recuerdos que no me agradaban, en este momento...los espero, mis musos están de marcha...¡seguro!
    ¿Me prestas tu cabeza y tu pluma algun dia?...la de mis vecinos no me vale...jajaja ¡estupendo como siempre!
    Te veo esta tarde!

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  3. Es lo que tiene cuando se sube a alguien a un pedestal que luego se cae y no sabes donde ponerlo que no estorbe. (Yo también me quito el sombrero, aunque no use).

    Besos

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  4. Muchísimas gracias. a los tres.
    NECIO, "chiquillo me dejas un poco turulata, con tu entusiasmo", ¡gracias de nuevo!
    MARIAPAN: Ojalá te pudiera prestar todo lo que tu quisieras.
    NANNY: Uffff, ¡que me apabullais, pero muchas gracias de verdad!

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  5. Acabo de conocerte y me ha encantado... Genial.

    Un besoteee y muchas gracias por pasarte por mi blog. Nos leemos!

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  6. Me ha gustado mucho leerte. Volveré a pasar por aquí.

    Besotes

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  7. Muchas gracias por vuestro comentario,
    Acoolgirl y
    Zafferano.
    Bienvenidos, me encantará leeros por aquí también.
    Besos muchos.

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  8. Es la primera musa que veo que trata mal a su "inspirado". Normalmente es al revés.

    Creo que él se lo merecía. No hay que ser tan calzonazos, hombre XD

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  9. Las musas siemrpe suelen ser arrogantes y engreídas. Y que tengas claro algo, las musas son musas porque no las conoces, en cuanto conoces a algunas se les cae la tapadera. Un gustazo leer tu blog!

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  10. ya me comentaste que lo último que habías puesto le estaba gustando a la gente, y no me extraña, es precioso.

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