martes, 4 de diciembre de 2007

UNA MAÑANA DE SEPTIEMBRE II





(SEGUNDA PARTE DE UNA AVENTURA)

Jejejeje, ¡que de tebeos he leído, con lo fácil que le resultaba al Capitán Trueno, a Roberto Alcázar y Pedrín o al Hombre Araña! Ese día hubiera querido ser Mary Noticias, porque seguro hubiera aparecido así de repente y por detrás de algún mausoleo el abnegado Bruma y hubiese resuelto el problema de esa forma tan bonita y romántica que solía hacerlo. Pero como ni era Mary Noticias, ni Bruma se iba hacer presente y ante la imposibilidad de poder dar la vuelta a la escalera o saltar hacía fuera si no era rompiéndome la crisma, decidí ya que estaba arriba y esa tapia daba a una carretera no muy retirada, con todos los apuros del mundo y montada a caballo sobre la dichosa tapia de las narices, me quito el forro que le había puesto a mi falda blanca de piqué y cual bandera al viento, la ondeo cada vez que pasa un camión o coche para que puedan detectar mi presencia allá arriba en mi improvisada caballería ¡parecióme y disfruté tanto como el Caballero de la Triste Figura! Pero como toda aventura acaba (ahora cuando lo recuerdo y pienso jajajajaja), imagino que si algún ser de los que pasaron me detestó, pisó con frenesí el acelerador y salió zumbando de aquellos alrededores como alma que lleva el diablo, así que nuevamente cuando me cansé, volví a bajar y opté por el último recurso que me quedaba que era ni más ni menos que coger un pico (sí, ese martillo de mango largo con dos púas largas también, que utilizan los albañiles para trepar paredes o similares) y empecé a romper lo que me imaginaba sería nuestra salvación, porque haría un agujero y por él saldríamos. Por entonces ya eran las doce y media y me tendría que dar prisa, ya que la niña se pondría chinchosa, le daría hambre y entonces si que sería un horror. Los habitantes del lugar no se molestarían de eso estábamos seguras, pero a nosotras nos podía dar un infarto pensado que le daríamos de comer a la niña, así que me gustara o no, me puse pico en mano y de nuevo ¡sorpresaaaaaaaaaaaaaa! Con tantas ganas empecé a picar que a los tres o cuatro golpes, ¡zás, el mango se parte!... pero yo cual heroína de cuento de aventuras (ese día estuve pletórica, jejejejeje) y mostrándome muy valiente ante el personal (mi hermana y mi hija, los otros seguían en sus lugares de descanso), digo: “No te preocupes, hay otro pico” jejejeje, que valiente, ¿no podría haber dicho otra sandez mejor? De nuevo me encamino para lo que había sido capilla, ahora almacén de herramientas (insisto) y abierto. Cojo el otro pico y ya de camino rezo a todos los santos para que no se vuelva a romper ya que no quedan más instrumentos de estos…., y de nuevo manos a la obra (nunca mejor empleada la frase) y tras, tras, tras y más tras y por fiiiiiinnn cae un trocito de cemento y otro, y otro más y yo rezando por lo bajini (rezando al mango del pico por supuesto), ¡por favor no te rompas, no te rompas que tenemos que salir!, pero como soy tan retorcida, a la vez pensando, ¡mira que si debajo de todas estas filigranas geométricas hay un armazón de hierro! ¡Por favor que no haya hierros, que no haya hierros! Tras, tras, tras y más tras y ahora ya cae un trozo más grande de cemento y otro, y uno mas grande que descubre el interior y compruebo que no hay armazón de hierro, así que sigo picando con más ganas y más optimista y diciendo a mi hermana: ¡Ves, ya se va abriendo, ya mismo estamos fuera!, así que picando y picando, la niña llorando, mi hermana meciendo y cantando, hasta que a las dos de la tarde, mi hermana sale la primera por el hueco abierto, le doy a la niña y salgo yo (esto no hubiera pasado hoy, porque seguro en el bolso o bolsillo hubiéramos llevado un móvil, pero hace veintitantos ni había móvil ni na de na). De esta guisa, salimos zumbando hacia la civilización y turnándonos porque la niña pesaba lo suyo, llegamos al lugar de trabajo de mi marido que nos cogía de paso y el pobre a vernos aparecer toda sucia yo (mi falda veraniega de piqué y blanca, llevaba tizne, polvo y sangre porque las manos me sangraron un poquito) y sudosas ambas dos, la niña emberracada y sofocada; se asustó por no decir otra cosa. Se tranquilizó algo cuando le contamos pero a la misma vez, se indignó tanto o más de lo que yo estaba. Seguimos nuestro camino y me llego al ayuntamiento y cuando termino de narrar toda nuestra aventura quijotesca, me dicen todo tranquilos que ha pasado más veces, solo que el susodicho señor ha vuelto enseguida. Pero para rematar y poner la guinda al pastel, cuando llegamos al negocio de mi padre, este está todo enfadado porque dice que nos hemos pasado la mañana de parranda o al menos eso había pensado. En ningún momento le había pasado por la cabeza que nos podíamos haber quedado encerradas o que nos hubiera pasado algún percance, ¡hay que joderse de parranda!
A otro día y cuando mi marido va al cementerio a recoger el cochecito de la niña, el encargado del recinto ¡si, el señor gracioso que en paz descanse!, estaba todo indignado, porque no le habíamos buscado, le habíamos roto un pico y para más INRI, le hicimos un agujero a la fachada y además nunca se bajó del burro, ni nos dirigió en lo que le quedó de vida la palabra.
Desde entonces, pusieron en la entrada un cartel con un horario, pero ¿creé Sr. Aquilino que no se quedó nadie más encerrado? ¡Mentira podrida! Cuando a este señor le apetecía, cerraba y santas pascuas, así que hubo algún caso más, creo que ninguno con tanta aventura como el de esa famosa mañana de Septiembre, pero ya le digo, las hubo ¡vaya si las hubo!
Como ve Sr. Presidente, tengo motivos para adherirme a su asociación, por lo que quedo en espera de sus gratas noticias.
Atentamente,
Nani.



FIN de esta aventura tan verdadera y cierta, como que me tengo que morir y que supongo mi hermana recordará de distinta manera, ya que estas cosas todos las vivimos de forma distinta.


nani. Diciembre 2007.

14 comentarios:

  1. Buenooooooo madre mía que aventura!!!
    Fue una buena salida esa de la pared, así sabes como escapar de la cárcel por el mismo método... sólo que será un poco difícil que te presten un pico

    un beso!

    ResponderEliminar
  2. Juer......una tia , con "bandera blanca", dentro del cementerio....vamos....no para ni diossss....jejeje
    Osea, que Maripan con hambre, no hay quien la soportara...jejeje
    La Nani dandole al pico con mucho garbo....no me lo puedo imaginar....y la cara que pusiste, cuando se rompió el mango, tenia que ser un poema...jejeje
    Pero a grandes males, grandes soluciones....menos mal que no encontraste un par de cartuchos de dinamita.....jejeje....vuelas el cementerio....lo que fuera menester para salir y dar de comer a la niña.....jejeje
    Nani....Toda una mujer.
    Besote reina.

    ResponderEliminar
  3. Excelente relato, te felicito.

    Es mi primera visita y me gustó lo que escribiste, asi que vengo seguido ¿si?

    Bsss. Nos vemos.

    ResponderEliminar
  4. Mira tu... Quedarme encerrado en un cementerio y escapar audazmente de él es una de esas cosas que no entran en mi curriculum viate... Habrá que hacer algo al respecto

    ResponderEliminar
  5. Caramba chica. Esto es toda una aventura en regla. Como aquéllas de los cinco. Y mira que a mi me gustan los cementerios.
    besos

    ResponderEliminar
  6. jjajaajajaja..., esa niña era insoportable cuando tenía hambre ¿eh? ayyyyyy hay cosas que nunca cambian...
    Muy chulo, me ha gustado
    Besitos

    ResponderEliminar
  7. Uy vaya aventura eh! casi ni Indiana Jones jaja

    Gracias por el comentario. La verdad es que nos quejamos por vicio y por nuestra torpe estupidez nos perdemos cosas realmente importantes por meras tonterías.

    Un besito

    ResponderEliminar
  8. Que fuerte... no sé si fue a tu hermana o a tu madre a la que le ocurrio..no estoy segura por tu último párrafo..

    Pero vamos, que valentía¡¡vaya agallas que le hechó..ole ole y ole.

    Un besazo

    ResponderEliminar
  9. Ains, qué angustia, por un momento pensé que estabas picando un nicho...

    Pues deja que te diga que tiene muchísimo mérito darle al pico con éxito sin tener costumbre. Mi hermano se puso a ayudar a mi padre a picar una pared para alicatarla, y al quinto machotazo se le puso la mano como la de King-Kong.

    ¿Y no aprovechásteis para cantar aquella que decía "No es serio este cementeeeeeeriooooooo"?

    Besotes.

    ResponderEliminar
  10. Sra. Nani:

    Fíjese usted que ya creía, como le ha dicho una de sus comentaristas que, al final de ese muro iba a encontrarse a usted con uno de mis compañeros de Asociación pero no, ya he visto que no. Una lástima, quizás, mi compañero se habría ofrecido a ayudarla a salir de tan apurado trance y le hubiera dado una lección al vigilante de ese lugar de descanso.

    Espero que, en carta aparte, nos dé usted los datos de dicho individuo para que, en el momento en que se reúna con nosotros (sino es que ya está descansando en ese mismo lugar del que usted tuvo que escapar a lo Indiana Jones - sí, sé quién es, estoy muerto pero procuro estar atento a lo que ocurre en el mundo de los vivos -) podamos castigarle y tomar debida venganza de tan atroz comportamiento.

    Espero tener nuevas noticias suyas en futuros relatos que yo, si no le es molestia, leeré atentamente.

    Un afectuoso saludo

    Aquilino Fuencarral (Aqui para los amigos)

    ResponderEliminar
  11. ¿De verdad que os ocurrio todo esto??? Pues lo tuvisteis que pasar fatal, pero bueno... quedemonos con lo positivo: conseguisteis salir sanas y salvas!!!

    Un besitooo

    ResponderEliminar
  12. Pol favol! Es que me llego a quedar encerrada en un cementerio y los aullidos se oyen a kilómetros de distancia! Qué aventura tan terrorífica! menos mal que tuviste la sangre fría necesaria, supongo que el lugar ayudó, y pudieron salir de allí!

    Un beso enorme, valiente!

    ResponderEliminar
  13. Madre mía !!! Fuiste decidida en romper el muro, yo no sé lo que hubiese hecho, conociéndome lo mismo me quedo a pasar la noche. BEsis, me ha encantado la lectura, por cierto, tu madre que dices era tan bromista se estaría riendo a más no parar al veros. :)))

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me quedaba otra Manuela. MI hija necesitaba comer y ya no le daba el pecho. Si hubiera ido sola igual no me hubiera preocupado y hubiera esperado más. Entonces todavía no había móviles. Para estas situaciones son ideales.
      Besicos muchos.

      Eliminar