martes, 30 de septiembre de 2008

CAFÉ AVENIDA I



He quedado con mi amiga María a tomar un café en su casa, pero como llovía con tanta intensidad, me ha llamado para que fuéramos al café Avenida (a las dos nos coge a la misma distancia) y ¡así de paso -me ha dicho-, nos mojamos por igual!

A eso le llamo ser una buena amiga que lo comparte todo, o pensándolo mejor…, a eso lo llamo: “No tener ganas de ensuciar las tazas”. Aunque a María se lo puedo permitir. Sé que no es que le importe ensuciar las tazas. En condiciones normales, ensucia tazas, platos, la vajilla, cristalería y cubertería de los domingos, si es preciso. Sé que si prefiere que quedemos en el Avenida, precisamente es porque llueve. A las dos nos gusta ver caer esta agua de otoño detrás de los inmensos cristales. Nos gusta ver abrir los establecimientos, los niños salir del colegio, soltarse de la mano de sus mamás para ir a pisar los charcos y saltar sobre ellos, consiguiendo ponerse empapados. Nos gusta ver como el sol da candilazos al mismo tiempo que llueve y mirarnos mientras recordamos cuando nosotras mismas hacíamos lo mismo. Saltábamos sobre el agua y nos poníamos como una sopa mientras nos partíamos de risa. Y era al volver a casa cuando no reíamos tanto, porque difícil era que nuestras madres se tragaran que el catarro cogido o la ropa empapada, fueran solo de hacer el escaso recorrido, del colegio a casa.

He llagado la primera a la cafetería y me he pedido un café bien calentido. No sé como muchas personas se pueden tomar un café con hielo, a mí me gusta humeante aún cuando estamos a 35º y bien cargado. Me gusta tomarlo a sorbitos pequeños y saborearlo mientras como hoy, miro por la cristalera como llueve. Me gusta entre sorbo y sorbo, quedarme abstraída y perdida la mirada en el agua que cae. Como llega al suelo o se estrella en la carrocería de los coches aparcados y ver como se vuelve hacía arriba esparramado el goterón que acaba de espachurrarse contra el suelo o en los coches. Me pasaría así las horas sin importarme nada, siempre que queden sorbitos calientes y que la lluvia siga cayendo. Me gusta ver como oscurece el cielo y como la tarde se va encerrando. Me gusta…

- Perdón, -suena el teléfono.

- ¿Sí?, -contesto.

-Es María-. Me cuenta que no puede venir. Según me dice ha llegado su cuñada y me pide que la disculpe porque está segura que se le hará tarde. Me despido con cierta tristeza (me hacía ilusión ese café compartiendo recuerdos y lluvia), pero pienso que a pesar de haber estado sola, ha merecido la pena.

Al terminar la conversación y mientras guardo el teléfono en el bolso, pienso que he disfrutado de la tarde otoñal, de saborear el café y no me ha importado demasiado el plantón y cuando vuelva a casa, se me antoja que tomaré con más ganas el libro que estoy leyendo.

En estas estoy y todavía no he sacado mi mano del interior del bolso, cuando percibo un gran tropel y sin poderlo evitar, digo: “¡No por favor, otra vez nooooo!!!!

Debo haber gritado, porque el resto del personal que ocupan las mesas, me están mirando y roja como un tomate, me disculpo diciendo, que he olvidado el encargo que he venido a traer a la persona que espero…, y como estáis imaginando para no variar…, ¡¡¡ de nuevo son ellos!!!!

Una vez más, mi paz ha terminado y me encuentro con toda la cara mentida en mi inmenso bolso y ellos, los muy gandules, mirándome con cara de corderos degollados, ¡serán jodíos los muyyyyy!!!!

Recuerdo que estoy en un recinto público, saco mi cabeza de la boca del bolso y pongo en este caso también cara de póker, mientras miro al personal, que a su vez me miran con ojos de plato.





He salido de la cafetería habiendo corrido la cremallera del bolso con todas las energías que me ha proporcionado el rico café.

Salgo a la calle toda malhumorada y me cae un goterón en toda la frente, corre nariz abajo y aterriza dentro del bolso que he vuelto a abrir y donde estoy buscando un pañuelo para secarme.

Al mismo tiempo se escucha la voz de pito de uno de “ellos” gritando: ¡Aguaaa a babor!!!!... y yo toda enfadada contesto: “¡Ni a babor ni a estribor, porras, que me ha caído una gotera, como la copa de un pino!!!


(Continuará...)



Nani. Septiembre 2008.



36 comentarios:

  1. Que bueno continuará!! que los amo Nani, esos dioses logran sacarme una sonrisa siempre!! es que relatas tan bien, que me imagino tu cara (aunque no la conozco) tratando de ocultar lo que ocurre!!
    Besos y espero la continuación!

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  2. Y continuará?

    Me ha gustado como has mezclado la historia cotidiana con la fantasía, jo... que maravilla!

    Besicos

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  3. jajajaja...Lo menos que imaginaba es que llevabas semejante compañía en el bolso!.....Comencé al leer tu relato y por supuesto se generaban las imagenes,lluvia,otoño,la compañía de una buena amiga,.....Pero aquello de estar escondidos y darte semejante susto no lo podía creer, aquello de agua a babor me ha hecho reír!!!!!espero la continuacion!!!!

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  4. ¡Qué grasiosos que son tus dioses...!

    Disfruto del café a pequeños sorbos, del otoño, de una charla cruzando el humo del café bien caliente.

    ¡Algún día lo tomaremos juntas!, nos encontraremos a mitad del camino, yo llevaré un vestido de tulipanes y un pañuelo que circunde mi cabeza, si, sí iré y tú me reconocerás. Tú, ¿cómo irás tú?

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  5. Veo que la distancia ni los diferentes lugares no son impedimentospara compartir los gustos.No debe existir nada mejor que un humeante café tomado en un bar en una rica conversación con una amiga/o.Me hiciste acordar de cuánto hemos disfrutado de esos momentos Ross y yo. Un beso.

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  6. Joooooooo ¡ahora que se ponía super divertido! Pero lo bueno también es eso, que continuará, y esto promete, Dioses menores, lluvia… se pone buena la cosa, jejeje
    Kisses

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  7. Jajaaja!!! Estos pequeños liantes te volveran loca un dia!!!

    Pues que bonita tarde has pasado... A veces, estar sola tambien se disfruta.

    Un besitooo

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  8. Me ha gustado todos esos giros literarios que te has pegado. Yo te segui tomándome el cafe a sorbitos y mu caliente que a mi tambien me gusta. Bueno salir bajo la lluvia y sin prisas en muy relajante, pero ya veo que no puedes esatr tranquila con tus personajillos ¡menudos elementos! ¿Oyes y si les pones botas de agua y los sueltas un rato en un charco? Ya verías el agua a babor entonces.... :)
    Una ratito como este me hacía falta hoy a mi
    ¡Gracias Nani! y un abrazo

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  9. jajaja! Coincido contigo en que me encanta ver a los niños saliendo del cole. Y yo detrás...
    Vaya! Qué pasará esta vez con tus angelitos! Ya nos cuentas...

    Un beso inmenso!

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  10. Me has dejado con ganas de mucho más.... he disfrutado de tu café, he visto lo que recordabas, un abrazo grande, espero ver como continúa

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  11. ajjja, Nani...vaya compañía que llevas en los bolsos. Es muy entretenido todo, es una cafetería del pueblo?
    Bezi

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  12. jajajaja ¡agua a babor! ¡serán...! jajajaja me recuerdan a "mis niños" la mitad eran así de trastos...joooo ¡qué mono tengo! las anginas me están dejando con el ánimo regulero, esperemos que el desempleo dure poco más o ... o me voy a poner un poco tristita...Bueno...mientras seguiremos creando...besos

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  13. Antes que nada, decirte que he leído tu otro texto, y estoy de acuerdo contigo; eso solo pasa en las pelis de Landa XD

    Y sobre este post, decirte que me he sentido estúpido total; ¡he tenido que leer los comentarios para entender lo de "Ellos"! XD

    Y a mí tambien me encanta ver la lluvia caer, la gente y los coches pasar mientras llueve, la gente esperando bajo algún resquicio... Pero como vivo dónde vivo, puedo verlo desde mi misma casa, cosa que le da un toque especial... pero no tanto como verlo en una cafetería, aunque odie el café ;)

    BESAZOS

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  14. :D

    Bueno, leyendo esto seguro que a la pobre María le ha dado mucha rabia tener que esperar a su cuñada. Lo del agua al principio cabrea pero luego, cuando llegas a casa hecha una sopa y ves las pintas que llevas, acaba haciendo gracia, ¿verdad?

    Un besazo mientras el café calentito, mmm...

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  15. Está muy bien llevar el bolso siempre cargado de fantasía, te ayuda a sobrevivir, besos.

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  16. ¡Lo que pesará el bolso con todos esos diosecillos metidos dentro! Mira que son tenaces

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  17. Yo que tú, recién llegada a casa, echaba el bolso directamente a la lavadora con bichos y todo, que les sirva de escarmiento la próxima vez. Un programa de lavado cortito, que no es plan de ahogarlos... pero con un buen centrifugado, eso sí. Y si alguno queda reticente, enseñale la secadora.

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  18. Yupiiiiiiiiii! Menos mal que continuará, porque me he quedado con ganas de más! Según veía que se acercaba el final me daba pena! Y cuando he leído el "continuará" me ha dado un subidón genial! :P

    Espero que continue prontito! ;)


    Besitos guapaaaaa!

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  19. Lo de saltar en los charcos me ha hecho recordar mi juventud. Tampoco es que me considere muy viejo, que solo tengo 31 años, coñe!!! pero he revivido esos recuerdos como algo muy lejano.

    Y en cuanto a lo del café ... joe, a mi me gusta de las dos maneras, tanto caliente como frío. Pero es que en verano si me lo tomo caliente me entran unos sudores luego que lo paso realmente mal ... jejejejeje.
    Pero si que me gusta la situación que has planteado. Por ejemplo viendo la tormenta caer desde la ventana de casa y con un cafecito caliente en las manos (y con la calefacción de casa a todo trapo, jejeje).

    Y en cuanto a los "habitantes" del bolso ... jejeje ... creo que llevartelos por la calle te puede dar más de un problema, jejeje.

    Besotes.

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  20. me han entrado una ganas de que comience la lluvia de otoño y quedar con cierta amiga para tomar un cafe a media tarde........ jops!

    besos

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  21. jajajaja...vamos no te trades con la siguiente entrega que esos Dioses menores y tus relatos me hacen la tarde!!

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  22. Te imagino, con tu tarde planeada con María, y sobre todo saboreando a placer ese café calentito, confieso que es mi gusto también, (caliente, caliente)y me cuesta muy poco pensarte mirando a los niños saltando por los charcos, como haciais vosotros.
    Me has trasportado a ese café Avenida, que se ve tan bonito.
    La sorpresa ta salta siempre, con esos pequeñajos y he reído (perdón) cuando te ha caído agua por la nariz y han gritado. "Agua a baborrrr" jajajaja.
    Son geniales y me han robado el corazón:))
    No les regañes mucho en casa ¿vale?
    Espero la segunda entrega.
    Un besico fuerte.
    PD: Ah, ¿Me prestas el bolso?, hija por dios!!!

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  23. A mi me encanta el café, y aunque suene cruel, me lo paso bomba los dias que llueve, en el autobús, me gusta ver como, justo cuando arranca y cierra las puertas, viene alguno corriendo, empapado y lo pierde. Besos

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  24. Tú sí que ves el lado positivo de la lluvia. Yo echo de menos el verano, :(.

    Besazosss.

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  25. Encantada de haberme dejado caer por aquí.
    Me ha encantado el relato y a mi también me gusta ver la lluvia tras los cristales, es algo muy bonito... evoca melancolía pero a la vez una sensación placentera que no se puede describir con palabras, o si así fuese sería muy difícil.
    Cuando quieras pasate por mi blog, serás bien recibid@.
    http://sairalindecomplementos.blogspot.com
    Con tu permiso me dejaré caer por aquí a menudo.
    Saluditos.

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  26. Pocos lugares mejor para ver caer la lluvia, que el café que describes. Ante la ausencia inesperada una compañía traviesa para sonreir. Saludos

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  27. Lástima que esté tan lejos, sino, iba yo a hacerte compañía. Con lo que me encanta ir al café. Y también me gusta como tú, tomarlo calientito.
    Me pongo a pensar que si hubiera ido tu amiga, ¿esos pillines saldrían a escena? Ya nos contarás en la segunda parte.

    Abrazos otoñales.
    Besos linda.

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  28. Son unos preciosos!

    Y tus permanente compañeros Nani querida, donde Vos estés, ellos estarán!

    Y ahora voy por el II, que quiero saber cómo termina esta historia!

    Besicos de a montones Amiga!

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  29. Debe ser muy excitante tomar un café con el bolso lleno de inquilinos vivientes. Ya me doy cuenta de que no puedes pasar sin ello a pesar de que te quejes.

    Un abrazo

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  30. Ays, yo tampoco soporto el café con hielo... el café se toma bien calentito, haga el calor que haga. Y si es en una tarde lluviosa de otoño... uf...

    Hale, sigo hacia el siguiente post a ver qué te hicieron los puñeteros dioses menores :D

    Besos

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  31. Otra vez han aparecido los dioses menores, me encantan.
    Muchos besos.

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  32. Que bonito es ver como llueva detrás de un cristal... aunque yo cambio la cafetería y el café por un el sofá de casa y una manta...

    Besos guapa,

    Enigmática

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  33. Creo que en ese Café Avenida también me he tomado yo algo este verano, aunque en nigún bolso llevaba a esos amiguitos, claro está.

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