martes, 13 de septiembre de 2016

REALIDADES




Imagen sacada de la red

El masajista no tardó en reconocer aquel lunar bajo la nuca y sin dudarlo, escudriñó el lóbulo interior de la oreja izquierda. No cabía duda de que el fiambre como le habían comunicado, correspondía a aquella mujer misteriosa que nunca se quitaba la toalla. El rostro se lo habían desfigurado y la sorpresa que se llevó fue mayúscula al contemplar su cuerpo. Cuando  confirmó los datos a la policía ellos dijeron que las huellas pertenecían a un chico holandés que su familia llevaba décadas buscando. La congoja heló por un momento a todos y pensaron lo poco grato que es el trabajo a veces.


Nani. Septiembre de 2016

3 comentarios:

  1. En estos trabajos, cuando a la causalidad y la casualidad les da por jugar sucio, los días pueden ser muy duros.

    Buen relato Nani. Empiezas fuerte la temporada.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Desde luego... poco grato.
    Jo...

    Besos.

    ResponderEliminar