lunes, 7 de mayo de 2018

NI UNOS, NI OTROS


Deberías ver las rozaduras de mis talones cuando estrenaba zapatos, pero eran peores cuando corría campo través perseguida por aquellos perros malditos y sus amos locos de rabia. Querían que les dijera dónde los había escondido, pero ni por todas las gominolas del mundo hubiera delatado a mis compañeros. Ellos no habían robado los caramelos y yo sabía quién se los había llevado.


ERAN DE CASA
Deberías ver las rozaduras de mis talones pero estas se curan, los roces que tuve con padre esos no se fueron por mucho que lo deseé, ni se curaron hasta que me fui de casa y pasó mucho tiempo. Aún siguen escociendo, pero eso es otro tema. Madre siempre miró para otro lado, vosotros jugabais a las canicas y al pincho en la puerta y yo siempre me quedaba para hacer esa tarea que tanto le gustaba a él y a mí me marcó para siempre.


Nani. Abril 2018

6 comentarios:

  1. El primero me ha recordado una vez que fui perseguido por una jauría de perros, me salvé por un par de metros...

    El segundo duele.
    Mucho.

    Besos.

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    1. Sí Toro, el segundo duele hasta hacer sangrar y ¿quién alguna vez no ha sido perseguido por unos perros furiosos? Gracias por comentar.
      Besicos muchos.

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  2. El segundo proboca dolor propio, el primero me recuerda que jamas traicione a alguien que formara parte de mi

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    1. Recuerdos infantiles siempre son bienvenidos Nico y como comento anteriormente, duele el segundo y mucho, ¡imagina quién haya vivido ese hecho!!
      Besicos muchos.

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  3. me gustan los dos son tus escritos y tienen magia

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    1. Bienvenida a esta tu casa Mucha. Gracias por comentar.
      Besicos muchos.

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