Cuando
era niña me encantaba que me hablara de esa manera, mientras jugaba en la
alfombra con mi colección de cromos, mis muñecas y ellos escuchaban aquellos
discos de vinilo, que con todo amor limpiaban con una gamuza amarilla cuando
los sacaban de la funda, para colocarlos en el pikú como llamaban a su
tocadiscos y más tarde, repetían el ritual antes de volverlos a introducir.
Se
embelesaban con sus bandas sonoras o canciones predilectas y sabía que era lo
que encontraría entre mis cabellos, según el tipo de melodía que escuchaban. Si
hacían sonar un vals, acariciaba mi pelo mientras expresaba que brillaba en
clave de Sol. Si eran pasodobles, bailaban y reían mientras apuntaba que
tuviera cuidado con las fusas y las corcheas que resbalaban en cascada por
entre mis bucles. Cuando eran sinfonías, música más lenta o lírico, mi pelo se
inundaba de silencios y a veces, cuando evocaban aquellos grupos de la época,
comentaban que las notas giraban en torno a mí, porque era toda melodía y fruto
de ella. Todo aquello no lo entendía de pequeña, pero me agradaba verlos
felices, contando historias en las que éramos los protagonistas alguno de
nosotros y siempre relacionados con la armonía musical.
Ahora
cuando escucho a los Bravos, Pekenikes, Miguel Ríos o alguna zarzuela, percibo
que por mi pelo bailan las corcheas, blancas, semifusas y hasta las redondas,
que, al mismo tiempo, me producen tal cosquilleo por todo el cuerpo, que me
embarga la emoción y la nostalgia. Sé que mi vida está repleta de bandas
sonoras, canciones y notas musicales. Las melodías y los pentagramas forman
parte de mi vida y no puedo dejar de pensar, que soy pura balada.
Me ha encantado este relato, me has trasladado a la infancia.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Bella melancolía de recuerdos de triempos que te han formado. Inmejorable también tu relato, Nani...
ResponderEliminarMuchas gracias por el link.
Un relato fantástico, donde la música es protagonista y sigue siendo en los recuerdos de una niña...La música marca etapas y circunstancias, que quedan en la memoria...Gracias Nani. Me encantó.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.
Con qué hermoso y entusiasta relato participas esta vez, amiga Nani. Qué poder para despertar la música latente en el corazón de una niña y hacerla resonar, liberar melodías, traerlas de nuevo como susurros novedosos al día a día nuestro de hoy.... Espléndido.
ResponderEliminarUn abrazo.
La música es un cofre lleno de recuerdos.
ResponderEliminarHay canciones que cuando las oigo me traen personas y tiempos...
Besos.
Fantástico relato, todo aquello que nos recuerda a nuestra niñez y adolescencia es puro oro.
ResponderEliminarTe felicito por tu participación. Un besote grande.
Hola Nani. Gracias pelas papabras que me deixaste.
ResponderEliminarÉ sempre um prazer ler os teus relatos querida amiga. Eles nos revelam todo o teu talento e a grandeza da tua alma.
Deseo que tengas una bella semana.
Besicos muchos.
gracias por este texto lleno de vida. es simplemente único y tenemos que frenar un rato para comprender que gran parte de nuestra vida simplemente es melodía pura.
ResponderEliminarMe encanta.
ResponderEliminarTambién yo estoy hecha de bandas sonoras. No entiendo la vida sin música de fondo.
Besos, Nani.