
El hombre luce una inquietante sonrisa y se hace mucho más manifiesta, cuando sus pupilas le desnudan. Es elegante, de manos firmes y delicadas. Pero hay algo en esa mirada y en esa sonrisa que hielan el aire y la respiración cuando percibe su fétido aliento y unos colmillos ávidos de placer.
Nani. Octubre 2009.