Mostrando entradas con la etiqueta Cuentos de Navidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cuentos de Navidad. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de enero de 2020

5 enero 2020



Queridos Reyes Magos. Soy un niño que está cansado de ver discutir a los mayores, por eso este año no os pido nada para mí. Como sé que podéis con todo a pesar de lo ancianitos que sois, quisiera que entrarais al parlamento y dejéis sin sueldo y sin fama a todos los señores y señoras que allí se sientan, hasta que aprendan modales, responsabilidad y respeto. Y si pudiera ser, que su visión sea como la de los perros y no distingan por colores, puede que de esta manera sean capaces de ser coherentes con lo que un día prometieron y sobre todo, vean que el mundo se compone de personas y no solo de unos cuantos que solo piensan en su ego.
Os quiero mucho. Cuidaros y dejar mucho amor a mis papás, a mis hermanos y a mis abuelitos. Ahhh y a María, la niña de mi clase que se sienta a mi lado y me gusta mucho.
Besitos de Fer.

Nani. Enero 2020

viernes, 3 de enero de 2020

SIGO CREYENDO EN LOS REYES MAGOS

Y con el comienzo del año, mi entrada número 700 (Acaba en cero como esta década, creo que buen presagio es). Agradecida de antemano a todos los que pasáis por este espacio y dejáis vuestro comentario, vuestro cariño o simplemente, vuestro aliento y os vais sin hacer ruido. 

Nací en un pueblecito situado en una montaña y escondido del ojo humano (de hecho hay que conocer bien el lugar para encontrarlo), aunque cuando cumplí un añito mis padres debieron salir a la ciudad donde tuvieron su trabajo y nuestro sustento. En mi pueblo las inclemencias del tiempo hacen de las suyas, es por eso que se olvidó su nombre original para conocerse con el nombre de Pedrusco, ya que las tormentas y el pedrusco lo asolan con frecuencia. Cuando era pequeño y fui a pasar las primeras Navidades que recuerdo con los abuelos, me quedó marcado de manera muy dolorosa ver llorar al abuelo de impotencia porque en el  otoño recién pasado, el granizo y las lluvias desmesuradas se llevaron todas las cosechas, para culminar la desgracia de aquel año, con las heladas que se dejaron caer por aquellas fechas y lo poco que había quedado en el campo (era de lo que vivían los abuelos), se fue con la escarcha y las frías madrugadas.
En casa de los abuelos se seguía viviendo la Navidad tradicional y siempre después de la cena de Nochebuena, el abuelo sacaba su preciada libreta, arrancaba con mucho esmero una hoja para cada uno de mis hermanos, papá, mamá y por supuesto,  para mí. Después de este rito, seguía el de escribir a los Reyes Magos nuestra personal carta. Aquel día y después de haber visto al abuelo tan afligido, solo pedí no volver a verle en tan lamentable situación, ni que las cosechas terminaran podridas entre el barro y la escarcha. Desde entonces,  estaré eternamente agradecido porque al año siguiente hubo cosecha y al siguiente hasta que el abuelo faltó, por eso sé que los Reyes son magos de verdad y no de barro, ni pintados, ni de papel.
Hoy que soy mayor vuelvo a hacerlo y me dirijo a los que le escribí de niño, los reales, los que escuchan a las personas que piden con el corazón, a aquellos mágicos seres para que se acabe la injusticia, sobre todo la que provoca un ser humano a su semejante y sé que al menos en mi entorno, ese deseo será el más preciado y el más respetado por todos y cuando mis hijos entiendan estos valores, les contaré  y les pediré a quienes deben escribir cada año, con el deseo de que sus vidas sean más verdaderas.  Y les contaré que si de grano a grano están formadas las dunas que hacen los desiertos, de igual manera las personas de una en una y transmitiendo nuestro sentir, podremos conseguir lo que deseemos, sin tener que seguir los cánones que se nos impongan, porque las personas no necesitamos  otra cosa que ser y para ello, lo material sobra. Si somos amor, sembraremos lo que hace que la vida siga siendo.

#cuentosdeNavidad.

Nani. Enero 2020

jueves, 26 de diciembre de 2019

NO HEMOS PUESTO EL BELÉN


Mi mamá dice que este año no necesitamos poner el Belén en casa, ya que abajo en el portal de casa hay uno desde hace ya dos meses. Dice mami que las figuras no son de barro, sino de carne y hueso y me ha explicado que María es la señora que le da el pecho a su niño y que a veces llora mucho porque tiene frío y hambre, ya que la mamá no come mucho y la leche de su pecho está un poco aguada. José me cuenta mamá que es el señor que llega todas las tardes lleno de barro porque ha estado trabajando en el campo, aunque parece que le pagan poco y no pueden irse a pasar el día a una habitación con derecho a cocina, ¡qué cosas más raras cuentan los mayores! Nuestros vecinos y mis papás se pusieron de acuerdo y les permiten estar en el portal hasta que haya una habitación para ellos. Todas las mamás les bajan un poquito de caldo caliente todos los días, solo que como las autoridades han mandado un agente, ahora lo prohíben. Está allí para vigilar. Papá dice que eso es más costoso que pagarles una habitación. El agente lleva dos días en nuestro portal, porque hace tres noches unos gamberros quisieron prenderles fuego; decían que así entrarían en calor. Yo soy un niño y no entiendo de muchas cosas, pero me parece que todo es muy extraño y que las personas a veces somos muy raras y no nos portamos bien. Esta tarde he escuchado a Marta la del segundo decirle a Paula, que mañana los mandan a las habitaciones de la penitenciaría, ya que no quedan habitaciones en el albergue. Esta noche le voy a pedir a mi hermana que me explique estas cosas, porque no las entiendo y además me ponen triste. Todos dicen que soy muy pequeño, pero no creo que sea por eso. Si no soy pequeño para aprender la tabla del nueve, no creo que lo sea para entender estas cosas a no ser, que sea lo que imagino y eso no lo comprendo porque no es lo que se debe hacer.

#cuentosdeNavidad.

Diciembre 2019

miércoles, 4 de diciembre de 2019

¿DÓNDE EL PUNTO JUSTO?









Los “entendidos” dicen que es todo un misterio como se prodiga el salvaje ultraje a los más débiles. Extremo aquí y extremo allí. Nos pasamos con unas cosas y con otras realmente necesarias, no llegamos. Todo está masacrado, no existe la sensatez o la coherencia de nuestros políticos o de nosotros mismos. Todo muy templado para no ofender a la hora de hablar (políticamente correcto le llaman al término), pero sigue la inmigración con las pateras o en las fronteras, los refugiados en los portales de los bloques de pisos o en los soportales y mientras tanto, ya estamos encendiendo nuestras ciudades, compitiendo para ver cuál es la más original, luminosa y como no, costosa (la excusa, recaudar con el turismo que acude a las ciudades a ver el alumbrado), gastando cantidades impensables para un ciudadano de a pie y para colmo (otro extremo), con todo esto contribuimos al cambio climático.

Nani. Diciembre 2019

viernes, 4 de enero de 2019

DUDAS


Eran las seis de la tarde y faltaba día y medio para la noche mágica. Aún le quedaban algunas compras por hacer, preparar la cena y acostar a los peques a una hora prudente. Los había dejado en casa al cuidado de su hermana pequeña, pero le dijo que volvería con hora de que ella se fuera a dar un paseo con sus amigas antes de volver a casa. Al paso que iba, su chico llegaría antes que ella. Pensó ponerle un mensaje para pedirle que fuera preparando él la cena y les pusiera el pijama a los chicos ya que aún le quedaba un buen rato. Entró en la librería a recoger los libros de cuentos que había encargado. Como era vieja clienta, le dijeron que mientras se los envolvían para regalo podía aprovechar y hacer otros encargos y así poder agilizar las compras. Al pasar por la sucursal de su banco, pensó que mejor sería sacar algún dinero ya que estaba terminando el efectivo que llevaba y aún debía recoger las golosinas para las bolsas que hacía todos los años para su familia y claro, allí casi no le interesaba pagar con la tarjeta si la cuenta no sumaba una cantidad importante, además de no apetecerle quedarse sin dinero. Cuando empujó la puerta y distraída como iba, casi tropieza con un bulto que había arrinconado hacía el pie izquierdo de dicho cajero. Se le encogió el alma a ver que no era un bulto como en un principio creyó, sino un chico envuelto en una manta y recostado en un cartón doblado. Era de mediana edad y se le notaba sudado y con la ropa sucia. Al mirarle lo primero que se le ocurrió preguntar era si había comido durante el día. El chico la miraba asustado y no parecía entender el idioma. Ella recordó que en una de las bolsas que llevaba, de paso había comprado pan para la cena y el famoso embutido que tanto les gustaba en casa. Sin pensar un minuto, cogió la barra de pan, la abrió como pudo y colocó el embutido dentro. Se la ofreció al chico que con avidez deglutía y casi se atragantaba. En el bolso llevaba media botella de agua y se la entregó, el chico comía, bebía y lloraba. Ella lloraba y le miraba y allí se quedó sin saber que hacer hasta que se le ocurrió llamar a su padre. Le contó lo que estaba pasando y como sabía cuál iba a ser su reacción, esperó la contestación que fue la que esperaba. Ella siguió allí hasta que su padre llegó, le explicaron cómo pudieron que esa noche no la pasaría en ese cajero, lo ayudaron a meterse en el coche y se despidió de su padre. Mientras terminaba de obtener el dinero y de camino a la librería, pensaba que hoy dormiría en una cama y se ducharía, pero la duda era mañana. ¿Qué pasaría mañana o como mucho, dentro de una semana?

#cuentosdeNavidad
Concurso de #cuentosdeNavidad en Zendalibros.com

Nani. Enero 2019

viernes, 14 de diciembre de 2018

ATRACÓN DE NAVIDAD


Pasa por las calles iluminadas. Al fondo en la colina y culminando el castillo, la estrella de Oriente indica el camino a Belén. Ella perdida como siempre en estas fechas. Todos le dicen que compre, que regale, que son fechas de alegría y paz, pero no tiene dinero, ni a quién regalar y la alegría y la paz no la ve ni por casualidad. Al lado sabe de refugiados muriendo de frío y de hambre, de otros que atrapados se quedan en la mar, a los ciudadanos los sabe indignados y para colmo, el polvorón se le pega al paladar.

Relato seleccionado en el Maratón de Microrrelatos Navideños, “Tela por Cortar, Jam Sessions Microrrelatos”. Sexta temporada.

Fue un acto muy entrañable comenzando con una cita leída por Eduardo Cruz Acillona y que aquí dejo, ya que no la conocía y me encantó. Muchas gracias Eduardo.

“Es navidad ya desde finales de octubre. Las luces se encienden siempre mucho antes, mientras que las personas se vuelven cada vez más intermitentes. Y yo lo que quiero es un diciembre con las luces apagadas pero con las personas bien encendidas” (Charles Bukowski).

Nani. Diciembre 2018

jueves, 4 de enero de 2018

PAOLA Y SU NAVIDAD



-¿Qué haces Paola, te veo muy pensativa ahí delante de la pantalla, no te sale el artículo de esta semana?
Paola me mira como si estuviera en otro mundo y la hubiera arrancado de la galaxia más lejana.
Todavía un poco en su mundo, me responde:
-No tengo que hacer un artículo mamá, sino que me han pedido un cuento de Navidad y la verdad, no sé por dónde empezar ni cómo hacerlo. Al principio me pareció pan comido, pero ahora… No quiero hacer un cuento más de los que acostumbramos con su moraleja o de los que contamos a los niños. Es verdad que un cuento tierno a todos nos llega, pero recurrimos siempre a los tópicos y hoy no quisiera hacer eso. Prefería casi escribir algo para mí con lo que hoy me sugiere mi escasa experiencia de vida, pero no sé por dónde meter mano.
Quisiera no marcarme retos de principio de año como acostumbramos, aunque si me gustaría para empezar no dejar que los malos momentos se quedaran clavados en el corazón, sino podérmelos quitar igual que tú haces con ese vello que empieza a salirte en el labio superior desde el comienzo de la menopausia; sé que te duele cuando te lo sacas con las pinzas, pero después todo queda mejor y aunque deje huella y vuelva a repetirse, esa es la experiencia de la que deseo aprender.
Quisiera que tantos refugiados que hay por esos mundos tiritando y pasando necesidades de todo tipo, dejaran de estar olvidados y pendientes de promesas que nunca se hacen realidad, al igual que las guerras que provocan esas y tantas calamidades.
Quisiera que los responsables se hicieran cargo de esas pateras llenas de inmigrantes, niños que aún no se afeitan, o niñas embarazadas y con bebés que se quedan en gran número en las aguas heladas.
Me ilusiona no verme rara cuando me miro al espejo, sino aceptar de una vez por todas que el azogue me devuelve las arrugas que se me van haciendo en las entrañas y que hay días que se hacen muy visibles en el rostro que refleja. Deseo asumir que no todo lo puedo asimilar, porque la sociedad hace de mí un grano de arena en el desierto que mueve a su antojo y que por más que me revele, no puedo inclinarme para ningún sitio que no sea el que tengo. Sé que es aquí donde tengo mi lugar y donde puedo resolver hasta donde mis manos alcanzan. Sé que aspirar a ir más lejos no me está permitido y que si mi entorno o lo que abarco no lo soluciono por mí, o no plancho esas arrugas de las que te hablo, no voy a conseguir gran cosa.
Quisiera aceptar que a veces me dejo manipular bien por dejadez, cansancio, apatía o porque también necesito un respiro, mirar a otro lado para no morirme de tristeza o de aburrimiento esperando un milagro que nunca llega. Ya las hadas, la magia y los nomos no están a mi alcance. La magia está en mí y lo sé, aunque hoy no la encuentro por lo abrumada que estoy.
No quiero contar otra vez con distintos paisajes y diferentes vestidos el cuento de la cerillera. Hay muchas cerilleras a lo largo de esta sociedad y lo mismo las tengo en la casa de al lado y ni siquiera soy consciente de ello o incluso, no quiero ver que están ahí año tras año.
No me alivia nada que en los días navideños se hagan comidas solidarias para una noche. Las personas que duermen en la calle, los ancianos de las residencias o los niños de las casas de acogida por poner algún ejemplo, necesitan un plato caliente y una persona amiga todos los días y no un ratito al año. Eso no me consuela ni me alivia. Dicen que más vale eso a nada pero no entiendo la caridad, no consigo entenderla de esa manera, creo que es un bálsamo para quienes la practicamos y para mí sigue siendo un parche y nada más.
No entiendo que les demos a los más necesitados un puñado de arroz y no les enseñemos a sembrarlo o como cubrir sus necesidades. ¿Pasa que para ello hay que ser pacientes, cariñosos y nada de altivos? ¿Es más cómodo rellenar papeles en una oficina y que cada uno de ellos corresponda a un distinto puñado de arroz? ¿Para cuántos días tienen? ¿Es más importante el número de papeles rellenados?
No concibo que los bancos y magnates se queden con los pisos de personas que tienen un precario trabajo o incluso se han quedado sin él, porque los que tienen mucho quieren bastante más. Que paguen una miseria a sus empleados y luego nos hagan sentirnos culpables, porque según nos cuentan “Vivimos por encima de nuestras posibilidades”. ¿Quién vive de esa manera si a veces no da el sueldo para el alquiler? ¿Las personas no comemos, ni nos ponemos una camiseta en invierno? ¿Acaso no ha sido provocado por esos poderosos y hay que aceptarlo e incluso, bajar la cabeza?
Los niños y niñas no los educamos para que se respeten y exista amor verdadero, no un cuento de princesas que cuando pasa el primer efluvio, se vuelve violencia y rencor. 
Mamá, no sé cómo voy a escribir el cuento, creo que estoy demasiado confusa para hacer un cuento de Navidad. No veo coherencia, respeto y lealtad por ningún sitio. No hay humanidad y un cuento navideño debe ser sobretodo “Humano”. ¿Me estoy endureciendo, estoy dejando de ser la que creía?
Esta vez soy yo la que me quedo confusa y no sé qué responder, en el fondo sé que lleva razón. Pasado un momento solo se me ocurre decir:
-Paola hija, intenta ordenar todo lo que me has contado. Solo tienes que decirlo como lo sientes. El cuento de Navidad lo tienes, solo debes ordenarlo y pulirlo. No creo que necesites mucho más, ponte a ello porque todo está en tu corazón y en esa escasa experiencia de la que me hablas.

Nani. Enero 2018


miércoles, 6 de enero de 2010

LA NOCHE MÁGICA

Había tardado mucho rato en dormirse y se sentía cansado. Sabía que si no seguía durmiendo no vendrían y se resistía luchando con el sosiego y la curiosidad que le producía el haber escuchado ruidos cerca. Sabía que lo aconsejable era seguir metido entre el edredón y el colchón pero, ¡era tan tentador cogerles infragantes! Empezó a hacer planes y como hacer para no producir ningún ruido y no ser observado. Lo peor era llegar sin tropezar, puesto que sería impensable encender la luz. No recordaba con exactitud donde dejó tirados los zapatos y probablemente tropezaría con ellos, así que se tiró de la cama y gateó palpando hasta encontrarlos. Los apartó y con sigilo se acercó al picaporte de la puerta, lo giró con mucho tiento y casi de puntillas empezó a bajar las escaleras. Una pequeña luz como la que produce una linterna, se deslizaba en la parte inferior de la casa. Unos susurros se escuchaban y le produjeron una extraña sensación sintiendo un escalofrío por la espalda. Le dieron ganas de salir corriendo hacía arriba y volver a refugiarse en el calor de la cama, pero algo le impedía moverse. El frío de los peldaños y la situación hacían que los dientes le castañetearan y le embargó un miedo enorme, pensando que llegaran a sus oídos el incesante chocar de dientes y el latido frenético de su corazón. Intentó relajarse y en eso estaba, cuando una mano se posó en su hombro. El grito que salió de su garganta fue tan espantoso, que antes de darse cuenta, se encontró rodeado de toda la familia. Su madre le sujetaba y su padre le repetía que la pesadilla había terminado. Cuando se despertó del todo, papá, mamá y sus hermanos mayores, todos a una le decían que se tomara la leche calentita y se volviera dormir, que aún era temprano para que los Reyes Magos vinieran. Que debía estar tranquilo y así ellos pasarían por su cuarto con toda su magia a dejarle todo el amor que ellos saben dar. Se tomó la leche, se acurrucó y lo último que recordaba, fue la mano de mamá cogida con fuerza a la suya.

Deseo que tengais un Feliz Año 2010.

Nani. Enero 2010.

viernes, 2 de enero de 2009

Mi carta a los Reyes Magos


Querido Reyes Magos:

Sé que estoy tardando mucho en escribiros mi carta, pero ya sabéis (porque os enteráis de todo, sé que por los agujeritos de los enchufes me veis), este año me ha cogido el último mes de 2008 un poco descuidada ¡vamos, que no esperaba todo lo que me ha pasado estos últimos días!, y no he tenido tiempo ni para “rascarme” como solomos decir los andaluces que somos ¡más bastos que la paja de habas!, como soy yo.

Este año para empezar quiero daros las gracias por lo que me habéis dejado en el mes de diciembre. Con antelación habéis pasado por casa y he obtenido el puesto de trabajo que llevaba tanto tiempo buscando y, que había perdido ya la esperanza de conseguir, por eso, con ese regalo ya tengo bastante. Voy a poder tapar esos agujeritos que todos tenemos y que el día de la lotería, anhelamos rellenar si nos toca. A mí no me tocó la lotería con el sorteo del día 22, pero si me tocó el día 23 cuando sobre las dos de la tarde me llamaron para confirmarme que comenzaba a trabajar el día 26, por eso de nuevo os digo, que no pido nada más, ya que con esto me siento afortunada. Voy a impartir durante un año, clases de cocina y con todo eso, voy a tener para mucho durante esos doce meses.

Ahora si quiero pedir algo, pero no quiero que sea para mí.

Quiero que paséis por la mente de los dirigentes esos que deciden bombardear los países de Oriente, para que cambien el chips y dejen de morir inocentes. Quiero pediros que los niños del mundo sean niños y dejen de llevar un fusil, cetme o armas y puedan jugar y aprender en el colegio, como corresponde a su edad. Quiero pediros que haya justicia en el mundo y que toda persona sea tratada como tal, sin importar, raza, religión o forma de ser.

¡Quiero pediros UN MUNDO MÁS JUSTO para todos los que pasamos por el planeta!

¡Quiero que todo el mundo respire sin agobios, sin sentirse infeliz y quiero…, “SONRISAS POR DOQUIER, ALEGRÍA Y RESPETO”, de unos para con los otros, empezando por lo que yo pueda dar a los que me rodean.

De nuevo os doy las gracias por lo que me habéis dejado y espero que paséis por casa a tomaros la copita de todos los años, el polvorón o la hojadrina y que los camellos puedan saciar su sed, en la cubeta de todos los años.

Os dejo muchos besicos.

Nani. 2 de enero de 2009.



domingo, 21 de diciembre de 2008

Rosquillas para las grandes ocasiones




Os dejo mis mejores deseos para estas Navidades. En estos días ando un poquito ocupada, pero no quiero que pasen más días sin dejaros mi receta especial para celebrar estas fiestas y una vez que le hayamos cogido el manejo, la hagamos asiduamente.




Ingredientes por persona:



100 gr. de buen humor.

100 gr. de respeto.

100 gr. de solidaridad.

100 gr. de sonrisas.

100 gr. de confianza.

Un vaso grande de zumo de dulzura.

6 cucharadas de mermelada de alegría.



Modo de hacerlo:



Se van mezclando todos los ingredientes, menos la mermelada que se reserva para el final. Dichos ingredientes, se unen con mucho cuidado, para que no le salgan grumos de desconfianza.

Hay que tener alguna paciencia porque no siempre salen bien, depende mucho del cariño que se ponga.

Cuando está todo amasado, se van haciendo las rosquillas, se rocían con un poquito de calor humano mezclado con la mermelada de alegría, y ya están listas para comer.


Sé que Manu de La Espada Oxidada va a decir que no me puedo despegar de la gastronomía, pero ya sabes tú mejor que nadie, lo que es la deformación profesional, jejejeje.










Nani. Navidad 2008-09.

miércoles, 2 de enero de 2008

LA NOCHE MÁGICA




Limpió los zapatos con mucho cuidado y esmero, los demás días lo hacía de corrido y porque mamá estaba encima, de lo contrario no le dejaba salir para el colegio si se los encontraba sucios. Cuando los dejó brillantes como la bandeja de plata, que tenía la abuela en el aparador, los llevó al balcón. Miró el cielo para observar si iba a llover o nevar y como no quería arriesgarse, cogió el paraguas de papá y lo abrió. Debajo cabían los zapatos suyos, los de sus hermanos y los de papá y mamá, pero... claro, el paraguas había que dejarlo de forma que quedara vertical, así que con la cuerda de la persiana ingenió un nudo para que esta hiciera las veces de sombrilla de playa, protectora de zapatos, en la noche de Reyes Magos. Después, preparó el cubo de agua para los camellos. Las tres copitas, con su correspondiente botella de licor y la bandeja de los polvorones. Sabía que todos los años los Reyes se tomaban algo, así como los camellos, por lo tanto no podía olvidar estos detalles. Cuando hubo terminado todos estos rituales, se colocó el pijama, besó a sus padres y se fue a la cama, satisfecho. Le costó quedarse dormido y mientras tanto, comenzó a hacer examen de conciencia. La verdad es que salían más travesuras que buenas acciones, pero se tranquilizó al recordar una conversación de mayores, escuchada en la tele. No la entendió mucho, pero por lo que decía un profesor de escuela de niños grandes y que parecía muy famoso por la importancia que le daba el presentador y la atención que le prestaban sus papás, ese señor había dicho que los niños si no eran traviesos e inquietos, que no eran niños de verdad, así que pensó que como todavía no se afeitaba, se encogió de hombros y listo.: "Si lo dicen estas personas importantes, yo tranquilo y a dormir".

De pronto se despierta. Es de día. Se tira de la cama y va al comedor. Allí es donde todos los años dejan los regalos los Reyes Magos. No hay nadie. Las copas están limpias y no se han comido el polvorón de costumbre. Va al dormitorio de papá y mamá y están durmiendo tan tranquilos. Sus hermanos también duermen. Muy triste se vuelve a la cama, diciendo: "Mentiroso, mentiroso, has dejado que creyera que puedo ser algo travieso, eres un mentiroso, Yo tenía que haber pedido perdón, en mi carta a los Reyes y ahora, por tu culpa no han venido, mentiroso, mentiroso".

De pronto, siente como lo zarandean. Es papá embutido en su bata de cuadros: "¿Pero que te pasa, porqué gritas, a quién llamas mentiroso? Cómo sigas gritando, vas a asustar a los camellos de los Reyes y no van a venir".

El niño mira el entorno y observa que aún es de noche. Entonces con enorme alegría, abraza a su padre y le pregunta: "¿Papá, que ha pasado?

"Anda sigue durmiendo, le dice el padre, mientras le acurruca. Creo que has tenido una pesadilla y dándole un beso en la frente, sigue diciendo. Seguro que te has puesto morado de tarta y ahora te sale por las orejas. Anda sigue durmiendo, que cuando vengan los Reyes, te llamamos, ¿vale?".

El niño, con todo esto que le dice el padre, se entremete entre las mantas y sigue durmiendo. Ahora, sueña con pajes con turbantes. Camellos sedientos. Reyes cariñosos y sonrientes. Bicicletas que hablan, máquinas de tren que ríen y muñecos que juegan a la rueda y en el centro, está él sonriendo y levantando la ceja derecha, igual que siempre le ocurre cuando está a punto de hacer una nueva travesura.

Nani, Enero 2008.

FELIZ AÑO Y QUE TODO LO QUE LE HABEIS PEDIDO A LOS REYES, ESTÉN DENTRO DE VUESTROS ZAPATITOS LA MAÑANA DEL 6 DE ENERO.

viernes, 21 de diciembre de 2007

FELIZ NAVIDAD







Veréis, por deformación profesional os felicito esta fiestas con una de las cosas que sé hacer mejor, que es meterme en la cocina e improvisar platos para la familia, para quienes me los encargan o para los amigos, y como ya a todos los que pasáis por esta CASA ENCENDIDA os considero de la familia, os deseo unos días llenos de… todo lo que a vosotros (cada uno en particular) os llene de paz, cariño y felicidad junto a vuestras familias, amigos y allegados.
Os deseo todo lo mejor con este menú especial.


1º Plato.-, "SOPA DE CARIÑO, CON COSTRONES DE SALERO".


2º Plato.-, "MEDALLONES DE SOLIDARIDAD, ACOMPAÑADOS DE MENESTRA DE HUMANIDAD".
(TODO ESTO REGADO, CON VINO DE DULZURA).


Postre.-, "FLAN ALEGRE, CON NATA DE TERNURA".


Para celebrar: "VILLANCICOS DELANTE DEL PORTAL DE BELÉN
Y BANDEJA DE DULCES DE RESPETO (para los creyentes y los que no lo son), CON COPA DE BUEN HUMOR".






BESOS MUCHOS DE NANI.












NAVIDAD 2007.

















lunes, 17 de diciembre de 2007

ES NAVIDAD



Aunque es Navidad y como un día más, a la salida del trabajo en las altas horas de la noche se encuentra en la esquina de la calle, el camión de la basura y al hombre que recoge papeles y que una vez más, le saluda con una ligera inclinación, sin dejar activo su artilugio.

Más arriba, estarán Bernardo y Pablo en el cajero automático, jugando su habitual partida de "chichón". Seguro se tropieza a Lucas que habrá cerrado el bar, cuando las pesadas de turno le hayan dejado volver a casa.

Sigue caminando y parece presentir que hay algo distinto en el ambiente. Creé que la noche está más luminosa y que las estrellas brillan de forma distinta. Hace un frío de mil demonios, está cayendo una helada impresionante, pero a pesar de todo, la noche parece distinta, menos lúgubre y triste y creé adivinar, que la monotonía diaria va a cambiar.

Al llegar a la altura del cajero automático, le da un vuelco el corazón. Bernardo y Pablo no están solos. Hay una mujer con ellos y por su ropa se podría decir, que es árabe. En sus brazos sostiene a un niño recién nacido. También hay un perro y un gato que dormitan acurrucados uno junto al otro. La mujer tiene abrigadito al pequeño con el velo que le cubre el cabello y aunque se le ve poco el rostro, se adivina que es muy bonita y joven.

De repente, aparece un hombre también joven. Viene jadeante y entra en el cajero, diciendo: "Miryan, no me dan alojamiento en el hostal, porque somos marroquíes. Tendremos que pasar la noche aquí, donde estos señores nos han ofrecido cobijo".

El trabajador, vuelve a casa pensando que la historia se repite. Que Jesús nace todos los días y que los seres humanos, volvemos a cometer todos los días los mismos errores, que seguimos mirándonos el ombligo y que seguimos siendo igual de egoístas. Pero que también, sigue habiendo pastores que ofrecen lo poco que tienen, animales que dan calor a los recién nacidos. Y seguro que pasados unos días, podrían aparecer un "Melchor, Gaspar y Baltasar", que les ofrecieran unos papeles en regla, les proporcionaran algún trabajo medio digno y alguna habitación resguardada del frío, para acoger a esta familia, tan parecida a aquella de Belén.

NANI. Diciembre 2007.



martes, 31 de julio de 2007

NOCHEBUENA EN BAGDHAD



BAGDHAD, 25 de Diciembre de 2006.

Queridos padres y hermanos. Os pido me perdonéis por no haber hecho preciso el escribir a casa en estas fiestas, yo he recibido todas vuestras cartas y felicitaciones, a veces se retrasan porque los emisarios tienen que ingeniarse como llegar hasta aquí, pero como os decía, todo ha llegado, incluido el paquete con las conservas. De verdad que lo he intentado infinidad de veces. No ha sido por falta de tiempo, sería una injusta excusa, pero lo único que veía cuando cogía el folio, o intentaba poner un email, era al chico del anuncio ese que dice: "Vuelve a casa, vuelve...", y se me empañaban los ojos siéndome imposible seguir. Después creía estar, entre Alicia y Paco montando el Belén, ¿te acuerdas mamá, cuando rompimos la vaca y pusimos la de la granja "play móvil”? A papá colocando las luces intermitentes, la bandeja de polvorones, los bombones tuyos, cubiertos de virutas de chocolate y... ¡Cómo os estoy echando de menos, aquí tan lejos, con tantas desgracias en las casas, en la calle, tantas miserias, tantos destrozos, tantas tristezas y resignación, en los ojos de los niños, de las mujeres que para colmo, es lo único que se les ve. De los hombres de bien, que lo único que desean es que todo esto acabe, poder ir al trabajo por muy mísero que sea el puesto, y poder llevar a casa un pedazo de pan, unas galletas o un poco de leche para alimentar a sus familias! Lo que veis en los informativos, no es nada comparado con lo que aquí está ocurriendo, no os podéis imaginar la impotencia y la rabia que sentimos cuando pasamos por una casa derruida, sacando cuerpos inocentes (casi siempre, mujeres y pequeños), o cuando vamos a visitar a los niños del hospital infantil y ves tanto cuerpecito mutilado, privados para siempre de lo más vital para hacer una existencia normal. Es muy doloroso saber que no podrán jugar con sus manos, caminar cuando lo deseen o deleitarse con una puesta de sol, cositas tan simples y normales que para ellos, les estarán vedadas para siempre.
No os podéis imaginar como estoy recordando mi época de niño, la facultad, mis juegos y juguetes, los paseos con las chicas, los días de cine, mis primeras salidas nocturnas, a vosotros y tantas y tantas cosas; que me han hecho feliz día tras día. Cómo evoco estos días la cena de Nochebuena y la comida de Navidad, con toda la familia, primos, abuelos, en fin; todo lo que huele a hogar, terruño y paz. ¡Cómo se aprecia aquí, la sencillez, lo cotidiano e incluso, los momentos de aburrimiento que tan poco nos gustan, cuando vivimos de forma normal y feliz!
Como os decía, no me sentía con ganas de escribir, pero he visto a un chico de ojos tristes que al mirarle, es lo que me ha hecho reflexionar y ponerme ahora a contar lo que me pasa.
Antes de nada os tengo que decir, que no os apenéis por mí, ya que cuando termine de contar todo, os daréis cuenta porqué lo digo.
Sabéis, que cuando el director del periódico me envió a cubrir las noticias y sustituir a Fernández en estas fiestas, no me sentó nada bien, pero claro: ¡No puedo exigir, estoy empezando y además tendré que demostrar, que no solo he terminado periodismo! Apreciareis que me sigo enrollando como siempre, deformación profesional, ¡y no te rías papá, que me parece estar viéndote!
Lo que os voy a contar es mi Nochebuena, la de anoche. Como os decía al comenzar la carta, desde que empezó diciembre, he andado mortificándome con las luces de la avenida, los escaparates, el turrón, pero sobretodo "el Belén", los dimes y diretes con mis hermanos, tus peleillas mamá y que además, las empezabas tú siempre, reconócelo. La mirada de papá por encima del periódico, mientras aparenta leer la carta al director, en fin, otra vez estoy divagando y de nuevo, se me está yendo el santo al cielo. Bueno a lo que iba. Anoche, me encontraba junto a unos soldados con los que he hecho bastante amistad. Nos reunimos en mi habitación, si a esto se le puede llamar habitación, tiene grietas por todos lados, pero no os preocupéis, no pasamos frío ya que el clima es cálido y aunque está todo muy mal, al menos tenemos un techo, los ordenadores están fuera de peligro y las fotos están a salvo de que sean estropeadas o robadas. Aquí pasamos más inadvertidos y nos encontramos más seguros, ya sabéis que desde hace tiempo, no es conveniente estar en hoteles, puesto que de esa forma se les facilitaría los posibles atentados, y hacer daño a las distintas naciones, valiéndose de los enviados a cubrir noticias, así como pasa en los consulados y en todos sitios, donde los terroristas sepan hay alguien, que les sirvan para chantajear y crear más pánico del que ya existe.
Todos trajeron algo: "Una lata de sardinas en escabeche, una lata de leche condensada, un chorizo de la matanza de Juan, un poco de bacalao envasado al vacío y un pan que Daniel, el teniente, ha conseguido con miles de estratagemas. ¡No tuvimos aceite para el pan, que pena, cómo lo echo de menos!
Nos disponíamos a cenar, cuando llamaron a la puerta. Nos quedamos de piedra. Era ese niño que tantas veces hemos visto por los alrededores y al que me he referido antes. Es un niño delgado, de pelo muy oscuro y ojos negros con ojeras muy pronunciadas, que aún le hacen más triste y demacrado. No hablaba, solo miraba. Después, desvió sus ojos hacía la mesa donde se encontraba nuestro improvisado banquete. Se notaba que tenía hambre y le hicimos pasar. ¡Cenaría con nosotros! Pero me cogió de una mano y tiraba de mí: "¿Qué quieres chico?, -le dijo Pérez. ¡No sabe nuestro idioma!, -contestó Daniel. ¡Tendremos que ver que desea, igual pasa algo en su casa, si el que la tiene!
Nos pusimos las cazadoras y le seguimos. Cómo a doscientos metros, entra en una casa en ruinas, y ¡me quejaba de mi habitación! En una mecedora rústica, está sentada una anciana con la cabeza y el rostro cubiertos. En una cunita también de madera, duerme un bebé. En los ojos también negros de la anciana y que por desgracia es lo único que se le ve, se palpa la impotencia, la desesperación. Nos alarga un documento donde Daniel lee y después comenta: "En el último atentado, murieron un hombre y su esposa, deben ser los padres de estos niños, ella probablemente es la abuela". En ese momento, si que nos dio frío, semejante al que hará ahí en España, pero además aumentado por la impotencia y la mala sangre que le da a uno, cuando ves estas barbaridades y despropósitos. Me quedé helado y rabioso, porque cada día entiendo menos estas guerras y estas muertes injustas de tantos seres que tan solo han venido al mundo a sufrir, morir de miseria y de espanto, sin saber porque les toca a ellos. ¡Me cachi, otra vez me estoy yendo por los cerros de Úbeda, os pido disculpas, pero es que estoy indignado y tengo que desahogarme! Pues como decía, de nuevo Daniel nos volvió a la realidad diciendo: "Hasta mañana no les podremos llevar a los albergues de la ciudad, y mirándome. ¡Ve por tu coche, nos los llevamos a tu casa, tenemos que celebrar la Nochebuena, y están muy débiles para hacerles dar un solo paso, además, el pequeño necesita su cunita y la poca ropita que posea!".
Papá, mamá, hermanos. Os aseguro que ha sido mi mejor Nochebuena y creo, anoche nació de nuevo Jesús en mi habitación. Un Jesús de verdad. Sin luces, sin turrón, sin nada, como aquel que durmió en un pesebre. Un pesebre compuesto de tres soldados, una anciana, dos niños y un periodista que tiene mucho que aprender y que no olvidará en la vida, su mejor “Nochebuena”.
Os quiero mucho. No puedo decir más porque creo, me habéis entendido.
Os envío todo mi cariño.


Jose.


P.D. Alicia si ves a Ana, dile que mañana le escribo a ella.

Nani, Julio 2007.

Safe Creative #1103028619076