Un señor con levita que
se parece a Pushkin apareció
de improviso en el aula de literatura y todos los alumnos se quedaron
asombrados. El profesor no daba crédito al poder de invocación que últimamente tenía.
Acalló los murmullos y dejó que transcurrieran lo hechos. El espectro comenzó a
recitar:
¡Amiga
de mis días sin ventura,
mi
palomita ya sin primaveras!
Sola
entre los pinos y su sombra oscura
hace
ya tanto tiempo que me esperas…
Explicó
que lo había dedicado a su nodriza, pidió a los chicos no dejaran de combinar
letras y como un relámpago, quedó un poco de humo y olor a crisantemo podrido.
Nani.
Octubre 2015