Un señor con levita que
se parece a Pushkin apareció
de improviso en el aula de literatura y todos los alumnos se quedaron
asombrados. El profesor no daba crédito al poder de invocación que últimamente tenía.
Acalló los murmullos y dejó que transcurrieran lo hechos. El espectro comenzó a
recitar:
¡Amiga
de mis días sin ventura,
mi
palomita ya sin primaveras!
Sola
entre los pinos y su sombra oscura
hace
ya tanto tiempo que me esperas…
Explicó
que lo había dedicado a su nodriza, pidió a los chicos no dejaran de combinar
letras y como un relámpago, quedó un poco de humo y olor a crisantemo podrido.
Nani.
Octubre 2015
Muy original y bien escrito, Nani.
ResponderEliminarEnhorabuena y muchos besicos.
Joder... este es buenísimoooooooooo!!!
ResponderEliminarBravooooooooooo
Ojalá pudiéramos invocar siempre para que nos leyeran poesía.
ResponderEliminarBuena propuesta.
Besotes.
¡Quién pudiera tener semejante poder de invocación! Hasta se podía perdonar el olor a podrido... :-)
ResponderEliminar¡Quién pudiera tener semejante poder de invocación! Hasta se podía perdonar el olor a podrido... :-)
ResponderEliminarun placer encontrarte de nuevo
ResponderEliminarun placer encontrarte de nuevo
ResponderEliminar¡Qué bueno, Nani! ¡Me encanta!
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