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de Sam Johnson
La
señorita Elena no ha dado señales de humo este viernes, porque se tomó unos
días de vacaciones para ir a la entrega de los premios ondas. Es una entusiasta
de los programas radiofónicos y le hacía mucha ilusión asistir a dichas entregas,
conocer personalmente a su escritor favorito Juan José Millás y ver como se
comportan los famosos en esas alfombras tan suntuosas que suelen poner, para
que la prensa se cebe haciendo fotos y entrevistas a los que por allí pasan,
luciendo trajes de modistos famosos y otros de propia cosecha (que de todo hay).
Terminó
pasadas las tres de la madrugada y cuando volvía a su hotel para coger a la
mañana siguiente bien temprano el Ave, conoció a un grupo de chicos y chicas
con los que pasó un buen rato en una discoteca. Mas tarde se fue al hotel y se
quedó dormida, por lo que no pudo coger el tren de vuelta. Al ver que ya no
podría llegar como tenía previsto, decidió quedarse y pasarse por los centros
comerciales y aprovechar el tan renombrado estos días “Black Friday o Viernes Negro”
como debería llamarse (acabaremos no sabiendo en qué idioma hablamos), y así
ver que se cuece. No pudo adentrarse en el puchero, porque había demasiada
gente gritando y cogiendo objetos como posesos, por lo que volvió al hotel,
recargó el móvil, llamó a la familia para decirles que volvería el domingo tras
descansar de tanto movimiento y poca esencia, pero que primero iría hasta hacer
hora de la vuelta, al Parque de Montjuïc con el fin de no volver con la
sensación de haber perdido del todo el tiempo.
Nani,
noviembre 2023