lunes, 21 de marzo de 2016

AMOR INCONDICIONAL



Imagen cogida de la red

Las palabras que ha aprendido por la noche no son las adecuadas para un niño. No es muy aconsejable la nocturnidad para los infantes, pero la vida de su madre y estando escondido para que no se lo lleven a una casa de acogida, es lo que se podría esperar. Puede que le falte de todo, menos el cariño de su mamá y la dulzura del deficiente que se queda con él mientras ella trabaja. Por eso aseguraría que a donde se lo lleven los servicios sociales, le faltará el amor, aunque llene la panza todos los días.

LA M CON LA A MA

Las palabras que ha aprendido por la noche son escasas, ya que le tengo dicho que la noche es para dormir, pero a pesar de todo, cuando se mete en la cama por lo menos dos o tres páginas de sus cuentos ilustrados repasa, y consigue combinar la “M” con alguna vocales, balbuceando “mama”, “mimo” y memo”. Y aunque no las entienda para nada, se siente el niño más feliz viendo bailar las letras.


EL VALOR DE LAS PALABRAS

Las palabras que ha aprendido por la noche con más gusto son: “Respeto, amor y empatía”. Entre las sábanas se juraba a si mismo que esas palabras no las olvidaría nunca, porque difícil le fue aprender su significado pero sobre todo, ponerlas en práctica.  Desde que tomó esas decisiones, la vida le cambió y todo fue más grato a pesar de que algunas personas no lo vean así.


Nani. Marzo 2016

lunes, 14 de marzo de 2016

ANUNCIOS POR PALABRAS (12)


Imagen obtenida de la red

EL BOLSO

Se busca un bolso propiedad de una anciana de 82 años, perdido por la zona del parque de las palomas. Es de color marrón con cierre que en su día fue gris obscuro y ahora está deslucido y gastado de tanto uso. Dentro de dicho bolso se encuentran además de su documentación personal a nombre de Marta Guerra, un joyerito metálico (que ya apenas se sabe si el dorado o plateado) muy pequeñito y dentro de dicho joyero, una piedra de color azul con forma de lágrima muy pequeña. Fue un regalo que le hizo el que fue su marido, para pedirle disculpas por todas las lágrimas que le hizo derramar cuando cometió aquella equivocación, que estuvo a punto de romper su relación. Le pidió que la dejara sobre el aparador del comedor, siempre a la vista para que la viera cuando llegaba del trabajo y así redimir su pecado, pero ella que le quería de verdad, cerró el joyero y lo guardó en su bolso, ese que dejaba colgado en la percha del dormitorio y que aguardó meses enteros de ser digno de pasear de su brazo. También debe haber un abanico negro de encaje y que fue de su abuela paterna. Un pañuelo bordado a punto de sombra por ella misma, cuando tenía doce años. Una carta que le escribió su hija desde Estados Unidos, cuando fue a estudiar con una beca a la universidad de investigaciones óseas en el estado de Oklahoma y que recibió dos días después de saber que había fallecido bajo los escombros, de un lugar público al que un terrorista había dejado una mochila con dos cargas explosivas. También hay muchos recuerdos entre todos los objetos nombrados, dos estampas de la patrona del pueblo donde nació y sobre todo, mucho aroma de la vida vivida.
Se ruega a la persona que lo encuentre, lo haga saber en la comisaría del barrio de Dromedales o bien, llame al teléfono 65296327833 y pregunte por Ana. La dueña es mi abuela y desde que perdió toda esa vida que llevaba prendida en el bolso, se va apagando y no lo soporto. Se recompensará con mi humilde agradecimiento y otra cajita-joyero que me regaló cuando tenía 16 años. No me importaría desprenderme de ella, si recupero la alegría de la abuela.
Les agradeceré den alguna señal, la abuela lleva su vida dentro de ese bolso.


Nani. Marzo 2016

domingo, 6 de marzo de 2016

¿JUGAMOS?



Imagen extraída de la red

Serán sólo cien palabras lo que deba tener mi redacción y no sobrepasarla.
Así empezó aquel juego que padre nos propuso.
Más tarde las historias deberían tener noventa y después de corregidas ochenta. De esta manera cada semana restaba diez palabras. Ahora sumamos veinte y tres faltas de ortografía. El próximo reto son diez incluyendo, “casa, parchís y  jugamos” y me hace ilusión ganar a Luisa que no tiene ya faltas.
A ver, voy probar: "En casa jugamos palabras, mis primos lo hacen al parchís".

ADIÓS

Serán sólo cien palabras o algo menos las  que utilice cuando le escriba un email. Se acabaron las conversaciones, se terminaron las complicidades y sobre todo, las comidas y los momentos íntimos. Ahora todo se ha limitado al whatsapp, correo electrónico y alguna llamada esporádica. Por eso la despedida se limitará a un garabateado correo digital y a ¡freír espárragos!, como se dice en mi pueblo.


ÚLTIMO DISCURSO

Serán sólo cien palabras más o menos lo que sumará. Lo que tengo que decir se haría incluso con los dígitos que tiene un twitter. Por deferencia a los asistentes y les dé tiempo a calentar sus asientos, lo extiendo. No me merece siquiera coger el ordenador para escribir e imprimir. Mi despedida es tan tajante que me apetece decir si fuera un mal educado: “Me voy porque somos unos ineptos para sacar las castañas del fuego y no me gustan las maneras, a partir de ahora disfrutaré de los míos, que eso si me merece la pena”.


Nani. Febrero 2016