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Ya
no les quedan lágrimas, porque les han dicho que tienen que reservar el agua de
sus cuerpos, para que no se deshidraten del todo.
Se
están haciendo mayores, aunque en su partida de nacimiento si todavía existe, figure
que su edad es de seis años.
Recogen
de los escombros, la muñeca de la hermana o la sartén donde su madre hizo los
huevos.
Por
las noches hace frío y se refugian bajo el relente y la niebla.
Se
sientan sobre la escarcha helada.
Pegan
sus cuerpos, para poder conservar algo del calor que le dieron sus padres.
Las
heridas físicas no les molestan, pero dicen que les duele algo en el pecho.
Ya
no tienen hambre ni sueño, solo ganas de descansar.
Son
pequeños y grandes a la vez.
Son
ojos que ya no brillan.
Son
labios que no sonríen.
Son
manos frías que tiemblan.
Son
pies que casi no los sostienen.
Son
vidas que se apagan y desde donde los miro, no puedo hacer nada.
Nani,
diciembre 2023