viernes, 28 de agosto de 2020

ALGO MÁS PARA RECORDAR




8 de marzo de 2020. Pareja recién casada, paralizada saboreando un vino del lugar. Mago del futuro haciendo su trabajo. Nota sobre la mesa que dice: “No es el mejor momento para comenzar, ni pensar en descendencia”. Nosotros sus padres, siempre protectores, les hemos envuelto en papel celofán. Motivo, conservarles intactos, pensando que es lo mejor para ellos cuando sean reiniciados. Pedimos a la providencia que no tarde mucho, porque de lo contrario, puede que el impacto sea fuerte al descubrirse canosos y entrados en carnes. Tanto la boda como el 2020, pasarán a los libros de historia.

Nani. Agosto 2020

lunes, 24 de agosto de 2020

ERA COPLA




La Jacinta llamó al fotógrafo del pueblo para que la inmortalizara en la puerta de su humilde casa, con el tesoro y único regalo que le hiciera su hombre al volver aquella vez de Alemania. Estaba tan contenta que no le importó pagar por la foto que lució encima de la chimenea, al lado de la repisa donde colocó la radio que la acompañó, le ayudó a llorar sin disimulo mientras escuchaba las novelas y la que cuando estaba sola, la animó a bailar y cantar por la Piquer o Miguel de Molina.

Nani. Agosto 2020

domingo, 23 de agosto de 2020

PAN Y SONRISAS


Éstas son las palabras que nos ha enviado el escritor, economista y divulgador Álex Rovira para los escritores solidarios de Cinco Palabras: 

CORAJE, SENTIDO, AMOR, LONGANIMIDAD y GENEROSIDAD.



A estas alturas de la función es coraje lo que tenemos que poner en auge, sentido común y amor a uno mismo y a los demás, siempre con fuerza y mirando al frente. Es ahora y no luego, cuando más debemos empatizar mostrando longanimidad a pesar de las circunstancias. En momentos difíciles es cuando la generosidad y grandeza de alma, se agradece más que nada. No todos tenemos las mismas posibilidades, ni facilidad en todos los aspectos. A épocas duras, dignidad.

Nani. Agosto 2020

miércoles, 19 de agosto de 2020

LA MISMA ESCENA



Con Valencia Escribe en Facebook

Todos los días a la misma hora se asomaba para verle regresar, pero anochecía y no llegaba. La impotencia le agarrotaba los dedos alrededor de los barrotes. Luego, llegaba su hija y con mucho mimo, le hacía regresar al tazón de leche migada y la mecedora de los sueños. Como un bebe se dormía, aunque al otro día se repitiera la misma escena.

Nani. Agosto 2020

martes, 11 de agosto de 2020

SER PARA ESTAR






Amasar el pan con paciencia, mientras reflexionas.

Calmar los malos humores, y dejar que la furia y la rabia vuelen al infinito.

Corregir el desorden que un día dejaste que entrara en tu vida.

Cambiar el caos por serenidad y placidez.

Acariciar las ilusiones y desechar todo lo que está en tu contra y hace daño.

Vivir disfrutando el día a día.

Nani. Agosto 2020

viernes, 7 de agosto de 2020

VIAJE A LA VIDA



He decidido que el viaje de este año en las vacaciones, va a ser a ese lugar que siempre he ido posponiendo, desde que salí de aquel lugar donde conocí el amor. La flor más bonita que hubo en el entorno, los hijos que no tuvimos y de la no vida juntos, ya que la salud la abandonó. Pasados todos esos acontecimientos nefastos, decidí salir de allí para no volver. Culpé de mi desgracia al pueblo, a sus habitantes e incluso, a las estrellas que allí admiramos, fueron nuestros testigos y en ellas veíamos a los seres que nos habían precedido y nos ayudaban en nuestro día a día.
Hoy he decidido coger el Ave y vuelvo a reconciliarme con esas estrellas que no he vuelto a ver en la ciudad y que tanto me dieron o nos dieron, sobre todo en las noches de verano. Con la luna que me iluminaba, cuando de jovenzuelo volvía de las verbenas de los pueblos aledaños. Con la tierra  que me vio crecer y la que al mismo tiempo, me ofreció hortalizas variadas, fruta jugosa y recién cogida del árbol. El trigo y la cebada que nos sirvió para alimentarnos y hacerlo al mismo tiempo, con los animales que nos proporcionaban alimento durante todo el año, en otoño las almendras y las nueces y todo lo que me dio tanto y he querido culpar y olvidar.
Quiero recuperar los abrazos y sonrisas que me he perdido, de primos, tíos y demás amigos. Volver a colocar las margaritas que tanto gustaban a mis padres y rezarles una oración al mismo tiempo, agradeciendo todo lo que me dieron de niño y de jovencito. Pedirles perdón por haberles culpado de mis pérdidas, de las que ellos no tuvieron nada que ver. Al mismo tiempo, recuperar las puestas de sol que tanto me gustaban, los trinos de los pájaros y el vuelo bajo de las golondrinas. Ver correr el agua del arroyo, escuchar los caños de la fuente y hacer una siesta de esas de duerme vela, al lado del nacimiento donde brota limpia esa agua, quita la sed y reconcilia con la madre tierra. Leer un libro bajo una noguera, mientras la brisa mueve las hojas y renueva el aire al que por debajo, lee y goza. Bailar como hacía, cuando subía  a la cima de las alpacas de paja, impregnarme del polvo de la era y después, abrir los brazos para recibir la vida que me ofrece el viento o la lluvia de las tormentas de verano y bañarme después en la alberca helada. Disfrutar un canto de pan de pueblo, empapado de aceite de la almazara del tío Juan.
En definitiva, este verano vuelvo a recuperar la vida, simplemente haciendo el viaje que sabía haría de nuevo, en algún momento. Vuelvo para reconciliarme con la vida, esa que quise olvidar y no he podido.

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Nani. Agosto 2020

sábado, 1 de agosto de 2020

DESCUBRIENDO LA SIERRA SUR


En navidad, los reyes magos dejaron en la mesa del comedor un regalo para toda la familia. Se trataba de un sobre con un bono para acompañar a nuestros hijos de 12 y 14 años, a un viaje por varias islas del Mediterráneo en las vacaciones de verano, pero el virus nos ha cambiado y trastocado a todos. Ellos ya son responsables y saben del riesgo si salimos del país, así que hablamos con la agencia y esta amablemente nos ha permutado el bono y hemos decidido hacer turismo interior. Comenzamos con el pueblo de los abuelos paternos, o sea, mis padres y el lugar donde nací. Es muy pequeñito y nos hemos alojado en la casa de la tía Matilde. Ella vive al lado y nos ha alquilado la que ahora ha acondicionado como casa rural. Es modesta pero muy coqueta, aunque no la utilizamos nada más que para descansar y hacer las comidas, ya que estamos recorriendo los bosques y paisajes que la rodean. Estamos disfrutando mucho, creíamos en un principio que si no íbamos al extranjero, no serían vacaciones. Les he llevado donde mis padres tuvieron un terreno con huerta y sembrábamos todos los años la hortaliza. Hemos ido hasta el pequeño barranco al que llamábamos  “el río” y aunque no lleva mucha agua, hemos podido refrescar los pies y la cara para seguir la ruta que recordaba desde pequeño, hasta llegar a los zumaques, ya adentrándonos en la ciudad a la que pertenece la aldea donde nací. Hemos comido moras,  brevas y la verdad es que casi no tenemos ganas de almorzar.  Por la tarde vamos a recorrer el bosque de piedra. Se trata del camino que bordea los tajos, donde un ciudadano (artista sencillo y humilde), en sus ratos libres de siembra y cosecha, ha esculpido sobre la roca todo tipo de personajes, animales y plantas e incluso, ha tallado todo un recinto en una de las cuevas, haciéndola habitable (cama, sillones y todo lo necesario para casi poder habitarla), falta el colchón y los cojines para los sillones, ahí se refugia del sol en verano y de la lluvia y nieve en invierno. Ha conseguido un ambiente mágico, donde se puede contemplar por la ventana también tallada en la roca, el mejor espectáculo que puede habitar un lugar tan espectacular. Las puestas de sol, mecidas por la fortaleza y acariciadas por la belleza más sencilla y grandiosa que ojo humano ha podido observar. Después bajaremos, nos ducharemos y visitaremos el centro del pueblo, el pequeño museo con una réplica de un Hércules hallado en las ruinas romanas (el verdadero está en Madrid) y las piezas de oro y plata (un conjunto de joyas de Al-Ándalus pertenecientes a la época califal), encontradas por unos niños, en unas obras realizadas en una antigua almazara de mi querida aldea. Más tarde, visitaremos las iglesias (todas tienen verdaderos lienzos e imágenes dignas de admirar),  para terminar con nuestros bocadillos de cena en las inmediaciones de la Fortaleza, donde hoy visitaremos todo el recinto y escucharemos el concierto que se ofrecerá al finalizar la visita, en el lugar llamado el Pocito. Quizá la ciudad oculta, la tengamos que dejar para otro día, ya que todo no nos dará tiempo disfrutarlo. Después volveremos a la aldea a descansar, porque mañana y los días que nos quedan, los dedicaremos al resto de pedanías. Todas ellas no nos dejarán impasibles y yo disfrutaré como un enano, enseñando a los míos, mis orígenes y respiraremos el aire que me vio crecer.


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Nani. Agosto 2020