Imagen cogida de la red
Luego, si se fijan,
acaban arrancando esa hilacha de su pantalón, como en aquella ocasión que lloró sin
consuelo.
Creció
pensando que aquellas profesoras repelentes le amargaron la existencia
dejándole el culo al aire, ¡tan pulcras y mojigatas ellas!
Ahora
cuando lo recuerda se parte de risa, ¡menudas caras pusieron al tirar y descubrir sus vergüenzas!
Aquel
día no se habían secado los únicos calzoncillos que tenía.
Hoy
sabe que la vergüenza y la rabia es la de ser tan puritano como ellas.
Nani.
Junio 2014