Imagen cogida de la red
Y le manchaba los dedos
de harina al entregar el paquete
que le hacía con el desayuno. Si daba color a los bizcochos, le pintaba
animales distintos en la cara con los restos que quedaban o cuando era rojo el colorante, le dibujaba una nariz
de payaso y unos coloretes redondos, para que pareciera un polichinela de
carnaval. Se lo pasaba genial y disfrutaba. Ellos aunque muy cansados, sabían
que estos juegos eran una manera de compensar el enorme tiempo que pasaban en
el obrador.
Nani. Septiembre 2016