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Nada
más cerrar el libro comenzaron
a salir letras de sus ojos, orejas y boca. Después del primer momento de
perplejidad y viendo que sobre la mesa se acumulaban formando un montoncito y
no sabiendo que hacer en el primer momento, apartó las que tenían rabitos, las
redonditas las dejó en otro lugar y las que llevaban peineta o puntitos como
más exóticas las puso aparte, hasta terminar con todas.
─
¿Y qué hago ahora con esto?, ─se preguntó─. ¿Y si
las organizo?
Cogió
al azar y este le dijo:
─Cariño,
si quieres puedes, ¡solo tienes que organizarte tú!
─Oh
Dios, ¡son sabias y hablan!
Nani,
octubre 2023