sábado, 30 de marzo de 2019

LO QUE NO LLEGÓ AL NO-DO



Todo comenzó un día a comienzos del verano de 1936. Recién recibidas las vacaciones y cumplidos los 16 años, su padre que tenía muchos quehaceres y pensando que podía pasar unos días de verano en otro entorno, la mandó al norte de África donde vivía su hermana y tía de la chica; casada esta con un alto cargo en la ciudad del protectorado español. Allí escuchó a los pocos días en la emisora de radio que hasta ellos llegaba de la península, que había estallado una guerra civil quedando acongojada y preocupada por sus cuatros hermanos mayores y el pequeño que había llegado en segundas nupcias hacía bien poco, y sobre todo; le asustaba la suerte de su querido padre, un hombre con cierto prestigio en su ciudad y fuera de ella.
Sus tíos la tranquilizaron y comenzaron a transcurrir los días en aquella bonita ciudad multicultural. Pasaban los meses y no llegaban noticias de la península. Apenas, las que por la noche se podían escuchar algunos días en aquellas ondas andorranas.
Pasó un año, después otro y luego el tercero de la guerra civil y ella seguía sin noticias de la familia. Un día paseando por la calle, la saludó una chica y le preguntó si era la que ella creía. “El mundo es muy chico – le comentó -, soy de tu pueblo, pero… ¿cómo no llevas luto?” La chica que fue a pasar unos días a Marruecos y tuvo que quedarse durante la guerra civil, se quedó petrificada y le preguntó por el motivo de llevar o no luto. La forastera le dijo que si no sabía que a su padre lo habían fusilado en los primeros días de la guerra civil y que su hermano pequeño (no el bebé), había ido a vengar la muerte de su padre y murió de tuberculosis, en los tajos que rodeaban el pueblo.
Todo fue tan extremadamente trágico, que la forastera se ofreció a acompañarla a casa de sus tíos y allí se descubrió el pastel. Los tíos sabían de las dos tragedias pero no se habían atrevido a comunicarlo y ya no sabían cómo afrontar el problema.
Huérfana, maltratada y poco respetada no supo que hacer, no sabía a dónde ir y prosiguió en aquella casa en la que ya no se sentía sobrina, ni la prima, ni nada, sino más bien y sobre todo, después del nuevo horror vivido entre tanto; una criada como la Fátima de turno.
Sí, la prima jugando con su novio (casi niños los dos) militar él  y limpiando el arma, creyendo no tenía balas la pistola, está se le disparó y atravesó a la joven novia que murió después de una larga agonía de tres días.
Su tía se trastornó y la culpaba a ella. Le decía que podía haber sido ella la que debió fallecer, ya que no tenía a nadie.
A pesar de todo, la chica siguió más de una década en aquella ciudad marroquí. Conoció algún chico, militares que iban y venían, pero ninguno la enamoró. Después de tanto tiempo, decidió ir a ver a sus hermanos que ya habían rehecho sus vidas y estaban repartidos por toda España. Allí tampoco encajaba y se volvió a su pueblo a hacerse cargo de su pequeña herencia. Un problema de nuevo que afrontar y aunque reclamaba lo suyo, ya volvía muy tarde según quienes y tuvo que enfrentarse de nuevo con la incomprensión y el dolor, pero a pesar de todo rehízo su vida y siguió adelante, trabajando con responsabilidad y mucha fe.
Siempre que escuchaba algún señor toser o carraspear, creía que al volver la mirada hacía donde procedía, iba a encontrar con vida a su padre. Ella no le vio en sus últimos momentos y aunque le dijeron que estaba en la fosa común, la esperanza y la duda, siempre perduró.
Por eso nunca vivió del todo. Por eso no encajó del todo. Por eso la familia que tuvo, tampoco la entendió del todo. Y por eso, enfermó tan joven y se fue en busca de aquel padre que adoraba. Necesitada de certezas, que la vida no le había proporcionado.

#UnahistoriadeEspaña     Zendalibros.com

Nani. Marzo 2019

viernes, 29 de marzo de 2019

¿QUIÉN LLAMA?





Me ha parecido que llaman y me asomo a ver quién necesita de mi o de mi hogar. Al abrir he sentido un poco de vértigo, me he encontrado al filo de un precipicio y al fondo un enorme vacío. No sé si está nevando o es polvo de estrellas lo que me rodea, no sabría decirlo. Estoy aturdida. No hay nadie, por lo tanto me habrá parecido que llamaban. En casa me encontraba muy bien, calentita y feliz viendo una película, pero al sentirme tan sola y en esta sima me está dando pavor. No sé si entrar de nuevo. Presiento que si retrocedo, voy a caer por un abismo desconocido. Me está bajando tanto frío por la espada que me paraliza las piernas y todo el cuerpo. Ahora quisiera tener alas para volar e ir a posarme como las cigüeñas en la torre de la iglesia. Desearía ser golondrina o gorrión y pasar desapercibida debajo de la hoja de un árbol o el alféizar de cualquier ventana. Sé que alguien me vigila y siento como la orina me baja por las piernas. Necesito ir al baño y no puedo moverme. Una mano muy helada roza mi cara y grito, grito muy fuerte.
Mi madre me sacude, me dice que no grite que he tenido una pesadilla, que estoy en casa. Le digo que me abrace y la beso con pasión. No quiero desprenderme de sus brazos. El miedo es tan real, que aún tiemblo y no quiero ver qué realidad me rodea y si es verdad lo que estoy escuchando.

Nani. Marzo 2019

martes, 26 de marzo de 2019

OTRA BATALLITA



La tarde comenzaba a asomar. Yo caminaba por la viejas calles adoquinadas, las estrechas aceras cubiertas de sillas de enea y en ellas, las madres sentadas mientras vigilaban a sus pequeños que jugaban a las canicas, a los cromos o las chinas y entre tanto, alguno más mayorcito arrastraba un aro de hierro con un artilugio del mismo material, que lo empujaba hacía adelante y lo mantenía erguido, rodando de extremo a extremo de la calle, hasta que se le atravesaba un pequeño diablillo  saliendo como un loco de los ultramarinos, o de la taberna donde vivían y todo se iba al traste, a veces sin querer y las más, queriendo. El hijo del farmacéutico intentaba cruzar al otro extremo, con su bicicleta de último modelo y una cestita delante del manillar, para colocar los ungüentos y medicamentos que iba dejando en casa de los parroquianos y así iba pasando esa vida que yo, mientras me recreaba, dejaba retenida en mis globos oculares y después, en aquella Kodak que compré con miles de fatigas y que me hizo en cierta manera, conocido. Capté muchos momentos, muchas situaciones e incluso, momentos muy importantes de nuestra época. Unos tristes, otros muy alegres y sobre todo, muy significativos en aquellos días. Hoy, ya soy muy viejo para salir a la calle y volver a caminar como entonces. Ahora hay demasiados coches, no se escucha algarabía de chiquillería, ni a las madres gritando para que no se alejen o no hagan demasiado el burro, porque lo hacían o lo hicimos y la verdad, es que se disfrutaba siempre al aire libre y gamberreando a nuestro modo.
¡Cuando vengo a vuestras casas y os miro, me da la impresión que no sois lo felices que fuimos nosotros a pesar de no haber tenido nada. Una lata, un aro, una caja y cuatro chinas, eran nuestros juguetes y reíamos a carcajada limpia, aunque tú que me escuchas querido nieto, no te lo creas! ¡Pero igual me equivoco, verdad es que son otros tiempos y aquellos eran los míos y estos son los vuestros!

Nani. Marzo 2019

viernes, 22 de marzo de 2019

LIN, JUBILADA





Se creen que no les escucho. ¡Si supieran que he practicado con soltura todos los dialectos chinos, e incluso varios idiomas, se caían para atrás!! ¡No, no soy “La Dama de Shanghái” como están diciendo que me creo! ¿Se habrán mirado al espejo, ellos no envejecen? Siempre igual, ¡qué seguros se sienten! ¡Si supieran que fui la espía más reconocida de nuestro ejército durante la Revolución China del 1949! Verdad es que tuve que ejercer la prostitución porque es en la cama donde los hombres se sueltan mejor, creyendo que son los amantes perfectos. Verdad es que tuve que fingir los orgasmos más verosímiles, pero para mí fue como si hubiera ejercido de enfermera y hubiera puesto vacunas o antibióticos. Era mi trabajo. Usé en su día con la mayor gracia, el abanico, los vestidos de  seda cantoneses y la sombrilla, de manera tan seductora que les volvía locos (fui una afortunada porque me libre de los vendajes de pies), pero sabía imitar a la perfección la forma de caminar, esa que era el complemento y preludio a una noche loca en la cama. Allí hablaban y soltaban agobios, miedos o los detalles más guardados que en condiciones normales, no dirían a nadie; pero así se ganaron guerras, se encontraron misiles y se rescataron a los más débiles, incluyendo a nuestros militares prisioneros. Pero no, no voy a decirles nada, si me canso, me voy a otro lugar a tomar el sol y disfrutar de la jubilación que me gané gracias a toda esa experiencia que acumulé. También sé dónde estoy, qué edad tengo y como estar en el lugar que ocupo, por lo tanto no diré nada, ni siquiera me inmutaré. Lo mejor de todo es dejarles que sigan creyendo sus propios cuentos. ¡De todas maneras no les convencería, ni merece la pena!!

Nani. Marzo 2019

jueves, 21 de marzo de 2019

QUISIERA (Dos en una entrada. Muchas felicidades)



Las personas son poesía y hoy es su día. Os felicito con un enorme beso


Quisiera ir al fin del mundo
a llorar lo que no he llorado
a pasar los duelos que no he tenido
a leer dentro de mi alma,
lo que dejé de leer hace tanto.
Quisiera subir a la montaña más lejana
y vivir en soledad mi destierro.
Quisiera volver a vivir empezando de cero
con lo vivido y lo no vivido,
pero habiendo cerrado ciclos que no he sabido.
Quisiera ir pasando páginas con fracasos saldados
y abriendo otras con proyectos y experiencias
que le debo a la vida.
Quisiera vivir sin tener las entrañas oprimidas,
por no sé qué cosas que a veces ni son mías
pero que pesan en la espalda,
y hacen crecer la  fatiga (léase chepa).
Quisiera respirar profundo,
que los pulmones se llenen de aire limpio,
brisa fresca y vida verdadera.
Quisiera pisar mi tierra,
esa que solo yo percibo,
me calma y me llena,
esa que nadie sabe que existe
y que a mí me produce paz.
Esa que no se ve,
pero que está en mí.

Día de la poesía.

Nani. 21 marzo 2019


lunes, 18 de marzo de 2019

PECES VOLADORES


Tengo pensado hacer varios peces de colores con plastilina y dejarles en la pecera mágica de la abuela, porque en ella nunca morirán, aunque sí que a veces les salen alas y se marchan a vivir con las golondrinas. Pasó con casi todos los que tuvimos. Mamá cuando nos levantaba y mientras nos colocaba la ropa para ir a colegio, nos contaba que antes de acostarse  dejaba la ventana abierta, cuando notaba que tenían unas alas minúsculas que solían crecer en la madrugada. Por si acaso, antes de acostarme dejaré la ventana abierta, no quiero que se hagan daño si deciden volar.

Nani. Marzo 2019

viernes, 15 de marzo de 2019

TARDE DE BODA




Me estaba poniendo nerviosa, llevábamos esperando dos horas y todavía nos quedaban otras tantas. Por delante de nosotros había varias parejas. Los empleados celebraron las butacas diciendo que estaríamos cómodas, pero eran del año “catapún” y estaban, viejas, sucias y duras.
Ellos como siempre cuando se reúnen, encontraron una diversión. Aficionados a los juegos de mesa consiguieron una partida de ajedrez, que iban alternando. Eliminados los perdedores, jaleaban con el resto que miraban. Todos se divertían y lo pasaban pipa, ¡nada como un grupo de chicos con juegos de por medio!
No puede aguantar más y salí a la calle. Me fumé dos cigarrillos, me tomé un café y cuando de nuevo entré, seguían gritando como niños que se conocieran de toda la vida. Algunas chicas dormían por puro aburrimiento e incluso una que apartada estaba,  lloraba de desilusión e impotencia, ¡supongo!
Sin más y viendo el panorama que me esperaba para el resto de vida,  me arranqué el tocado, se lo entregué al que iba a ser mi esposo y  le dije que me iba para siempre. 
Al salir, noté como me daban las gracias los hijos que nunca tuvimos.

Nani. Marzo 2019

lunes, 11 de marzo de 2019

CON DELICADEZA


Un corazón de lana y acero comenzó a latir rítmicamente y la vida fluyó acompasada. Heredó de mamá la suavidad y la dulzura de la fibra. El brillo del acero como lo tuvo el abuelo. Aunque la humanidad estaba dentro de un ser único. Nació débil y muy pequeño, pero con poco que lo acariciaron y le abrillantaron el alma, se convirtió en un chico excelente, que se decantó por la ciencia. No tuvo sosiego, hasta que se convirtió en el mejor cirujano que trasplantaba corazones fuertes y suaves, como el que tuvo él.

Nani. Marzo 2019

viernes, 8 de marzo de 2019

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS





La revista PAPENFUSS, me ha publicado este relato con motivo del día 8 de marzo. Podèis leerlo en la página nº 5 del pdf.


Ayuda a su madre y tías a preparar el servicio del té, ya que los visita un señor de la ciudad. Recibir en su humilde jaima alguien tan importante, pone nerviosos a sus padres y no entiende a qué se debe tanto alboroto. Sus hermanos se han lavado con el agua de la vasija que hay sobre el arcón y puesto las ropas limpias que mamá guarda en ese mismo cajón; ese que siempre está cubierto con un mantel que fue de la abuela. Se acuerda de ella y la echa de menos. Con ella jugaba a la puerta de la jaima al atardecer, le contaba historias  de los bandidos del desierto donde su abuelo fue un luchador valiente que les defendió, hasta que un día le pusieron una trampa y ya no volvió.
Madre ha pedido a su cuñada el vestido nuevo de su hija, para que se lo ponga ella cuando la llamen a presentarla a dicho señor. Al principio se lo toma como un juego, aunque le extraña tanto nervio y tanta parafernalia, pero por otro lado ve tan contentos a sus padres, que no le importa seguir ese juego aunque en el fondo la inquieta. Más tarde cuando es presentada y mira a los ojos a ese hombre viejo y arrugado siente miedo, la mira como si le perteneciera y le da más miedo aun.
Le dicen que se irá con él ya que será su nueva esposa. Que debe ser un motivo de orgullo para ella formar parte de una familia honorable y que además debe sentirse agradecida ya que a cambio; recibirán dos cabras, una alfombra nueva, un camastro y una radio a pilas donde su padre y sus hermanos podrán escuchar los partidos de futbol. Tendrán leche todos los días, podrán hacer queso y requesón y sus hermanos podrán llevar las cabras a pactar al oasis que hay cerca de casa. También puede que les dejen uno de los camellos viejos que han traído cargando la alfombra y los demás regalos; así podrán también cargar agua y la vida será más fácil para todos. Ellos se van haciendo viejos y sus hermanos pronto deberán buscar esposas y se irán. A ella no le faltará comida, ropa y sus hijos crecerán con fuerza.
La niña en un rincón piensa en lo sola que se quedará su muñeca de trapo si no la dejan que se la lleve. Lo triste que se sentirá cuando no vea a sus hermanos ni a sus padres y sobre todo, lo difícil que le resultará acostumbrarse a otra región, otras costumbres y a las cosas de  mayores que aún no entiende. Sabe que a las niñas de su entorno también se las llevaron y no volvieron nunca. No esperaba que a ella también se la llevaran tan pronto. No sabe si ese hombre hablará su mismo idioma, si podrá pedir agua y si podrá dormir en alguna esquina del harén que tenga ese señor. No deja de hacerse preguntas que nadie le va a responder y una lágrima de adulta, empieza a correr por su mejilla despojando a la niña que hasta hacía un rato había sido. La única certeza que tuvo, fue que algo se había roto en su interior, algo que ya nunca podría recomponer.

Nani Canovaca.

miércoles, 6 de marzo de 2019

LO ESTABLECIDO





Estoy en esa edad de hacer balance y no merece engañarse, sorprender, ni sorprenderme.
He hecho muchas cosas en mi vida y otras no las he hecho y son las que lamento. Esas me arañan el alma, yo que tan seguro estaba y que creía que todo lo hacía casi perfecto. Creo que mi trabajo lo hice bien, he tenido muy buenos amigos que por cierto, ya van quedado pocos y el resto vamos preparando el petate.
Fui un chico feliz, vivaracho y alegre. Jugaba como un loco con los amigos pero lo que más me gustaba era salir con padre y mis hermanos al campo, aunque Jaime prefería quedarse en casa con madre y mis hermanas. A él le gustaba estar con ellas, compartir tareas y tanto padre como yo llegamos alguna vez a ofenderle, al  decir que esas eran cosas de chicas. Hoy lo lamento porque se entristeció mucho. Al pasar la  adolescencia se fue de casa, no supimos comprenderlo. Tuvo una pareja y nos dijeron que fue muy feliz, pero cuando quise entender algo, se había marchado para siempre. A las chicas y a madre tampoco las entendí. Padre siempre decía que ellas debían estar en casa, que así había sido siempre y así lo hice con mi querida Julia. La quise como a nadie y fuimos muy felices, o eso creí. Tuvimos dos varones y una chica. Estoy contento de que salieran buenos niños, pero me entristece reconocer que seguí los pasos de padre. En casa las mujeres trajinaban y mi Julia con su cariño y paciencia siempre les enseñó el valor del respeto y del buen hacer pero conforme la chica crecía, se me iba revelando y diciendo que no era la vida como yo la daba por hecho. ¡Podía volver a casa a  la hora que me venía en gana, (es bien sabido que la mayoría de las veces era por el trabajo), pero si encartaba una cerveza o una salida con los compañeros, no la cuestionaba; eran cosas de hombres!
Así fue pasando el tiempo y un día al llegar a casa me di de bruces con una jovencita de 16 años que le decía a su madre que no debía permitir por más tiempo que su padre la ignorara. Que diera por hecho que su obligación era estar en casa criando niños, limpiando zapatos, planchado camisas y sirviendo al señor. Me dolió esa afirmación porque brotaba con rabia de la boca de mi chica y mientras, mi Julia callaba y se tragaba las lágrimas que acabaron por inundarle el rostro. La vida continuó y yo seguí haciendo las cosas que acostumbraba. A veces llevaba a Julia a cenar, salíamos con los amigos pero ella cada día estaba más triste y poco a poco, dijo que no estaba a gusto con las reuniones y que me fuera yo. Nunca me cuestioné que eran mis amigos y no los de ella. Nunca me planteé que le imponía las amistades. Las suyas las fue perdiendo con el transcurso del tiempo, sus quehaceres y a veces, hasta mis prejuicios. Ella seguía  con su vida. ¿Su triste vida? Así lo veo ahora, pero entonces todo era normal para mí. Los chicos crecieron, terminaron sus estudios, se fueron a vivir al extranjero. La chica también estudió, conoció a un buen chico con el que se casó y pasados dos años tuvieron mellizos. ¡Fue tan distinto tanto el embarazo de mi hija como luego la sensación de ser abuelo! El miedo y la preocupación que sentí por mi niña, no la tuve con su madre. Mi Julia era una mujer valiente y todo estaba dado por bueno y fue entonces, cuando me plantee que esos temores también los debí tener por esa mujer que me dejaba en casa y que simulaba ser valiente, que se tragaba las lágrimas cuando me necesitaba, cuando tenía miedo, cuando se sentía sola y sobre todo, cuando día tras día crio a esos hijos casi sola. Hoy sé que todo era así por norma y que si pensabas otra cosa, salían a relucir los prejuicios y la certeza de mantener la compostura del cabeza de familia; era lo acertado, o del macho, por así decirlo. Era lo que vimos, lo que nos enseñaron y no podías plantearte otra cosa y si lo hacías, podías quedar como un calzonazos y entonces me tapaba los ojos y los oídos. Ni me planteaba compartir las tareas, la educación y hasta los temores; los de ella y los míos que también los hubo. A veces se colaba esta certeza en mi alma porque idiota no soy, pero era más cómodo seguir los cánones establecidos, continuar las rutinas y dejar pasar el tiempo. Así todo fue transcurriendo hasta que nacieron esas dos criaturas que para más inri, fueron nenas y la causa por la que me di cuenta de lo que había perdido y, lo que hice perder a mi dulce Julia. Tuve que ver a mi hija sufrir por un mal embarazo para comprender que a ella le paso otro tanto y por tres veces; sola, con miedo y con mucho trabajo porque eran tres criaturas de las que se hizo cargo. Tuvo que parir mi hija para que me diera cuenta que los puntos de una cesárea duelen, que las noches se pasan en blanco y se deben compartir y tuve que tener en brazos a esas dos niñas para saber que los hijos son de dos, la casa es de dos y que cuando van creciendo, la educación es de dos y por esa misma razón, cuando por entonces aquellos amigos me dijeron que me estaba amariconando les dije ¡tarde ya!, que se callaban o les partía la cara, porque si me avergüenzo de algo, es de haber sido un egoísta y no haber dado mi hombro a esa mujer que me lo dio todo porque así lo quiso, aunque no supe corresponder como un hombre que piensa, siente y es leal a sí mismo.

Nani. Marzo 2019
#hombresyalgunasmujeres.

lunes, 4 de marzo de 2019

LLEGAR MÁS ALLÁ



Esas alas de plástico servían para volar hasta el infinito. Cuando las miraba su imaginación se ponía en marcha y poco a poco, podía sobrevolar la Ciudad de la Luz y posarse en la Torre Eiffel, correr la maratón en la avenida de los Campos Elíseos y llegar a recoger la flor que su chica le entregaba en la meta para más tarde, cogerla de la mano e ir a tomar un helado de chocolate y menta. Otros días no había tanta fortuna y cuando el Giraldillo de la mesa le guiñaba un ojo, este le devolvía a su silla y a su minusvalía.


ALAS DE ÁNGEL

Esas alas de plástico servían para volar hacia arriba o abajo, izquierda o derecha y gracias al lazo que le ponía mami, conseguía ser el Arcángel Miguel, salvar a todos los niños del diablo y volver a casa como un  héroe de cómic. De mayor le hubiera gustado tenerlas en su cuarto, cuando esos indeseables la cogieron  y la llevaron al parque en donde perdió hasta la razón.

Nani. Febrero 2019

sábado, 2 de marzo de 2019

TODA UNA VIDA




Viernes creativos: Escribe una historia, propone.

Ya he terminado. Solo queda la televisión que la recogeré cuando arranque la furgoneta con mis escasos enseres, y el traje que me sirvió para casarme con la Juani. Lo colgaré donde pueda para que no se arrugue. Tendré que llamar a mi chica. Ella creé que sigo trabajando. No he querido que supiera que desde hace dos años no consigo un mísero euro. La llamo a Melbournea todas las semanas. Utilizo el servicio de llamadas de WhatsApp que he procurado tenerlo activo aunque no haya tenido algunos días para la cena, pero no quiero que se preocupe por mí. Hago como que no tengo buena cobertura para  que me llame ella y así duren más mis megas. Ella cree que todo va bien y pronto dice que vendrán a visitarme, entonces no tendría más remedio. Traerá a  su esposo y a su hijo. Son muy morenitos y muy distintos a nosotros, pero en las fotos que me mandan veo que tienen los ojos cargados de vida y eso es muy importante para ser buena gente. Al principio no lo asimilé bien, soy de pueblo y aunque vine a la ciudad a trabajar, hay cosas que cuestan cuando no se está acostumbrado a verlas, pero con el tiempo he comprobado que la gente buena no necesita tener color, sino brillo en la mirada y mantener con respeto la tuya. Sin embargo los patrones escondían la vista cuando les pedía lo que me correspondía y al final, me despidieron sin dar la cara. No he conseguido las prestaciones necesarias y hoy  ya no ha habido más plazos y me han desahuciado. No sé a dónde iré. Servicios sociales dicen que me han buscado un lugar por un tiempo, pero después igual termino en un cartón durmiendo con una manta, en cualquier banco del parque o en un portal. Hoy me pregunto de qué sirvió salir en manifestaciones para pedir los derechos de los trabajadores y tantos esfuerzos y horas en los sindicatos luchando por otros, para que los sueldos fueran  los que correspondían a los trabajos prestados. Que tuvieras un futuro. Que no pasara lo que al final a mí me pasó. Mi seguridad social no fue pagada y así me veo hoy. No he podido tener voz porque he sido un humilde barrendero que me he pasado la vida recogiendo miserias, tristezas de otros y hasta las lágrimas de los que me han precedido. Hoy no sé dónde iré, pero si me queda la seguridad que trabajé como el primero a cambio de mentiras y sinrazón.

Nani. Marzo 2019