Imagen extraída de la red
Serán sólo cien palabras lo que deba tener mi redacción y no
sobrepasarla.
Así
empezó aquel juego que padre nos propuso.
Más
tarde las historias deberían tener noventa y después de corregidas ochenta. De
esta manera cada semana restaba diez palabras. Ahora sumamos veinte y tres
faltas de ortografía. El próximo reto son diez incluyendo, “casa, parchís
y jugamos” y me hace ilusión ganar a
Luisa que no tiene ya faltas.
A
ver, voy probar: "En casa jugamos palabras, mis primos lo hacen al
parchís".
ADIÓS
Serán sólo cien palabras o algo menos las que utilice cuando le escriba un email. Se
acabaron las conversaciones, se terminaron las complicidades y sobre todo, las
comidas y los momentos íntimos. Ahora todo se ha limitado al whatsapp, correo
electrónico y alguna llamada esporádica. Por eso la despedida se limitará a un
garabateado correo digital y a ¡freír espárragos!, como se dice en mi pueblo.
ÚLTIMO DISCURSO
Serán sólo cien palabras
más o menos lo que
sumará. Lo que tengo que decir se haría incluso con los dígitos que tiene un
twitter. Por deferencia a los asistentes y les dé tiempo a calentar sus
asientos, lo extiendo. No me merece siquiera coger el ordenador para escribir e
imprimir. Mi despedida es tan tajante que me apetece decir si fuera un mal
educado: “Me voy porque somos unos ineptos para sacar las castañas del fuego y
no me gustan las maneras, a partir de ahora disfrutaré de los míos, que eso si
me merece la pena”.
Nani.
Febrero 2016