Imagen cogida de la red
Poco antes de que los
domingos fueran amargos
teníamos una infancia feliz. Fuimos al colegio como los primos y los chicos del
barrio, pero todo se torció cuando empezaron a salir los fines de semana.
Volvían raros, dormían mucho y a veces se ponían muy malitos. A partir de ahí,
los festivos empezaron a ser tristes, después se fue incrementando durante la
semana y había días que no teníamos comida, ni desayuno antes de ir al colegio.
Nadie nos ayudaba a hacer los deberes y un día se presentaron unos señores a lo
que tuvimos que acompañar.
ESE AQUEL DE LOS FINES
DE SEMANA
Poco antes de que los
domingos fueran amargos,
salían a pasear por el laberinto del jardín. Se cogían de la mano y recorrían
los túneles desconocidos, realizaban sueños y cumplían deseos. Después se
juraban días felices y periodos eternos. Nunca pensaron que dentro de la
convivencia, se incluían los fines de semana.
Nani. Octubre 2016
Consigues transmitir amargura en los dos relatos, Nani, aunque a mi parecer, no quedan bien definidas las historias que quieres contar, y quizá eso haya pesado un poco en que no aparezcan en la radio.
ResponderEliminarEn cualquier caso, me han gustado los dos. Esta semana casi todos hemos tomado el lado amargo de la prosa.
Un saludo.
Ay, los domingos amargos, el paro, la miseria.Nani.
ResponderEliminarTodo lo que era luz se lo llevaron los de las sucias manos.
Malditas sean sus almas podridas y corruptas.
Estos domingos amargos creo que nos han amargado a la mayoría, triste ha sido la semana creo.
ResponderEliminarUn saludo.
¿Que te puedo dar que no me sufras...?
ResponderEliminar¿Se irán las cicatrices que han quedado?
El tiempo... dirá
Un saludo
Factorial de P
Te envio mi pagina de poesias por si deseas visitarla.
ResponderEliminarGracias
http://anna-historias.blogspot.com.es/2016/10/rio-parido-del-deshielo-apunado-en-el.html?m=1