Son
las tres de la mañana y se ha desvelado una vez más. Ya no sabe si se despierta
para poder escuchar la voz del locutor recitando esos poemas que le recitó
tantas veces su chico grande, o si es este el que le toca la mano como parece
percibir día tras día, desde que ya no está a su lado. Se incorpora, enciende la radio y vuelve a llenar su alma de
poesía; como hiciera cuando se quedaron solos y los hijos se fueron a vivir
cada uno su vida. Nunca creyó que su jubilación la dedicara a leerle poemas y
al terminar, besarle la frente con aquella dulzura que la dejaba siempre sin
palabra. Él, que su vida la dedicó a poner un ladrillo sobre otro, al final
construyó cenefas de letras, tabiques de
versos con rima y hasta se atrevió con algún que otro soneto. Hoy sólo
le quedan las ondas y la voz de alguien que no conoce, pero que la llena de
vida.
Nani. Febrero 2016
Colaboración con Esta Noche te Cuento, homenaje a la radio. Podéis leer aquí.
Muy bello. Nani.
ResponderEliminarFeliz finde guapa.
Melancólico, Nani. Entrañable y espiritual.
ResponderEliminarLa poesía es un regalo del cielo.
Tu también.
Voy a mirar más bajo la falda de este blog..
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