Me
he dado cuenta que ya no lucho, lo he dejado. He caído en la cuenta de que si
se lucha, es porque hay guerra y no estoy dispuesta a participar ni en tan solo
una guerrilla, ¡se acabó! Tiro la toalla, ¡no sé si se dice literalmente, así!
La tiro pero no de manera definitiva, sino para respirar y coger otra limpia.
La toalla sé que no se tira, porque sirve para secar la cara después de un
llanto reparador y un refresco con agua limpia. Para limpiarse las heridas que
hace la vida. Sirve para lavar los desollones de las rodillas, cuando nos
caemos y para ofrecerla a quien la pueda necesitar.
¡No,
no voy a luchar!, pero si voy a caminar siempre con la cara lavada y secada con
esa toalla limpia. Oliendo el suavizante que ensancha el alma y recuerda que tienes
vida, pero no me voy a apuntar a la lucha de nadie ni de nada. Al final todas las
luchas me llevan a una cocina, donde se cuecen pucheros que no son los que
puedo digerir, ni me gustan los ingredientes, que de tan sofisticados suelen
causar indigestión.
He
decidido hacerme una ensalada multicolor que además aporta, vitaminas y mucho
sabor. Es mucho más digerible y me regala salud y alegría. ¡Dejo los potajes de
otros, que se las averigüen con sus ungüentos y pócima!
¡Voy
a seguir pintando colores y sabores de vida. Qué los días que me quedan no
escuezan, no hagan rozaduras ni a mí, ni a otros!
¡Voy
a pisar la arena descalza, las manos con ramos de flores y a gozar el sol que
es el que me canta!
Nani.
Marzo 2021