En un lugar apartado del jardín cubierto de
hiedra y escondido tras unas piedras con movimiento, busqué aquello que solo mi
hermano y yo sabíamos que existía. Prometimos no tocarlo, hasta que uno de los
dos dejara de ser. Hoy que he vuelto con el fin de ordenar documentos, lo he
recordado y no he resistido el deseo de saber. Ha pasado mucho tiempo. Hemos
vivido en distintos lugares y aquello quedó olvidado o dormido, temiendo
enfrentarnos a ello. La realidad me tiene delante de la cajita, el corazón se
me sale, la abro y no puedo reprimir el llanto. Todavía estaba allí.
Nani.
Mayo 2020