Viernes creativos: Escribe una historia, propone.
Ya
he terminado. Solo queda la televisión que la recogeré cuando arranque la
furgoneta con mis escasos enseres, y el traje que me sirvió para casarme con la
Juani. Lo colgaré donde pueda para que no se arrugue. Tendré que llamar a mi
chica. Ella creé que sigo trabajando. No he querido que supiera que desde hace
dos años no consigo un mísero euro. La llamo a Melbournea todas las semanas.
Utilizo el servicio de llamadas de WhatsApp que he procurado tenerlo activo
aunque no haya tenido algunos días para la cena, pero no quiero que se preocupe
por mí. Hago como que no tengo buena cobertura para que me llame ella y así duren más mis megas.
Ella cree que todo va bien y pronto dice que vendrán a visitarme, entonces no
tendría más remedio. Traerá a su esposo
y a su hijo. Son muy morenitos y muy distintos a nosotros, pero en las fotos
que me mandan veo que tienen los ojos cargados de vida y eso es muy importante
para ser buena gente. Al principio no lo asimilé bien, soy de pueblo y aunque
vine a la ciudad a trabajar, hay cosas que cuestan cuando no se está
acostumbrado a verlas, pero con el tiempo he comprobado que la gente buena no
necesita tener color, sino brillo en la mirada y mantener con respeto la tuya.
Sin embargo los patrones escondían la vista cuando les pedía lo que me
correspondía y al final, me despidieron sin dar la cara. No he conseguido las
prestaciones necesarias y hoy ya no ha
habido más plazos y me han desahuciado. No sé a dónde iré. Servicios sociales
dicen que me han buscado un lugar por un tiempo, pero después igual termino en
un cartón durmiendo con una manta, en cualquier banco del parque o en un
portal. Hoy me pregunto de qué sirvió salir en manifestaciones para pedir los
derechos de los trabajadores y tantos esfuerzos y horas en los sindicatos
luchando por otros, para que los sueldos fueran los que correspondían a los trabajos
prestados. Que tuvieras un futuro. Que no pasara lo que al final a mí me pasó.
Mi seguridad social no fue pagada y así me veo hoy. No he podido tener voz
porque he sido un humilde barrendero que me he pasado la vida recogiendo
miserias, tristezas de otros y hasta las lágrimas de los que me han precedido.
Hoy no sé dónde iré, pero si me queda la seguridad que trabajé como el primero
a cambio de mentiras y sinrazón.
Nani.
Marzo 2019
Una tragedia personal, cada vez más común.
ResponderEliminarPor eso lo hago Alfred, entre otras cosas, para hacer voz de lo que no debemos repetir.
EliminarBesicos muchos.
Tragedias no nos faltan...
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Un abrazo
No faltan Carmen, por eso al repetirlas en relato, espero que al menos las tengamos presente y no aportemos para que se repitan.
EliminarBesicos muchos.
Jo... qué pena más grande...
ResponderEliminarYo no puedo con estas tragedias vitales.
Ufffffff
Besos.
Toro, Es triste, pero para eso estamos, para intentar evitar lo que en nuestra mano esté.
EliminarBesicos muchos.
Vaya...
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Gracias por pasar, Loverlyriam.
EliminarBesicos muchos.
Un caso demasiado frecuente en estos tiempos que corren. Terrible la situación en la que se quedan los afectados tras un desahucio.
ResponderEliminarExcelente relato, Nani!
Besos apretados.
Muchas gracias Pilar. Sí, duro el caso y lo triste es que quienes deben evitarlo, no lo hacen. poco nos dejan hacer.
EliminarBesicos muchos.
Un buen relato como de la vida real.... un gusto leerlo, saludos amiga
ResponderEliminarSandra, tal cual la vida real.
EliminarBesicos muchos.