viernes, 4 de enero de 2019

DUDAS


Eran las seis de la tarde y faltaba día y medio para la noche mágica. Aún le quedaban algunas compras por hacer, preparar la cena y acostar a los peques a una hora prudente. Los había dejado en casa al cuidado de su hermana pequeña, pero le dijo que volvería con hora de que ella se fuera a dar un paseo con sus amigas antes de volver a casa. Al paso que iba, su chico llegaría antes que ella. Pensó ponerle un mensaje para pedirle que fuera preparando él la cena y les pusiera el pijama a los chicos ya que aún le quedaba un buen rato. Entró en la librería a recoger los libros de cuentos que había encargado. Como era vieja clienta, le dijeron que mientras se los envolvían para regalo podía aprovechar y hacer otros encargos y así poder agilizar las compras. Al pasar por la sucursal de su banco, pensó que mejor sería sacar algún dinero ya que estaba terminando el efectivo que llevaba y aún debía recoger las golosinas para las bolsas que hacía todos los años para su familia y claro, allí casi no le interesaba pagar con la tarjeta si la cuenta no sumaba una cantidad importante, además de no apetecerle quedarse sin dinero. Cuando empujó la puerta y distraída como iba, casi tropieza con un bulto que había arrinconado hacía el pie izquierdo de dicho cajero. Se le encogió el alma a ver que no era un bulto como en un principio creyó, sino un chico envuelto en una manta y recostado en un cartón doblado. Era de mediana edad y se le notaba sudado y con la ropa sucia. Al mirarle lo primero que se le ocurrió preguntar era si había comido durante el día. El chico la miraba asustado y no parecía entender el idioma. Ella recordó que en una de las bolsas que llevaba, de paso había comprado pan para la cena y el famoso embutido que tanto les gustaba en casa. Sin pensar un minuto, cogió la barra de pan, la abrió como pudo y colocó el embutido dentro. Se la ofreció al chico que con avidez deglutía y casi se atragantaba. En el bolso llevaba media botella de agua y se la entregó, el chico comía, bebía y lloraba. Ella lloraba y le miraba y allí se quedó sin saber que hacer hasta que se le ocurrió llamar a su padre. Le contó lo que estaba pasando y como sabía cuál iba a ser su reacción, esperó la contestación que fue la que esperaba. Ella siguió allí hasta que su padre llegó, le explicaron cómo pudieron que esa noche no la pasaría en ese cajero, lo ayudaron a meterse en el coche y se despidió de su padre. Mientras terminaba de obtener el dinero y de camino a la librería, pensaba que hoy dormiría en una cama y se ducharía, pero la duda era mañana. ¿Qué pasaría mañana o como mucho, dentro de una semana?

#cuentosdeNavidad
Concurso de #cuentosdeNavidad en Zendalibros.com

Nani. Enero 2019

6 comentarios:

  1. Triste y bonita historia, hay gente en el mundo tan humanos que ayudan a esas criaturas solitarias por el mundo. Saludos

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    1. Sandra, una historia que por desgracia es demasiado habitual.
      Besicos muchos.

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  2. Cada día veo gente así... en navidad y el resto del año.

    Besos.

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    1. Sí Toro, cada día más habitual pero por mi tierra y no tiene nada que ver con la Navidad, demasiadas vidas en la calle debido a la recogida de la aceituna.
      Besicos muchos.

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  3. Linda historia.
    Pensar que también hay gente que les pasa de largo como si fueran parte del decorado...
    que difícil está el mundo.
    Abrazos!

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    1. Corina, bienvenida a esta tu casa.
      Demasiada gente sufriendo las sinrazones de la "civilización", cada día más incivilizada.
      Besicos muchos.

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