
Siempre, siempre te reíste de mí y con sarcasmo porque te dije que creía en los ángeles. Siempre decías que mi ingenuidad me llevaría a arrepentirme de muchas cosas, pero ahora te aseguro que no me arrepiento de nada. De las equivocaciones aprendí y he valorado aún más todo lo que tengo y lo que soy, de lo bueno que me ha pasado, además de aprender me ha hecho feliz y que pienses que soy tontuela cada vez que salgo a la calle con mi paraguas es algo que no me importa. Sabes que los rayos del sol no son buenos para mí, pero además sé o al menos me hace sentir bien, que si lo llevo es como si mi ángel protector estuviera conmigo, de más sabes porque te lo conté. El paraguas fue de su propiedad mientras estuvo entre nosotros, ahora estoy segura, que me guía y me lleva por el sendero de la verdad.
Nani. Septiembre 2010.