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sábado, 15 de mayo de 2021

NO TAN SOLA

 


El pasado miércoles 12 de mayo de 2021 se celebró el Día Internacional de la Enfermera

LA GENTE CORRE TANTO

La gente corre tanto,

porque no sabe dónde va,

el que sabe dónde va,

va despacio,

Para paladear el “ir llegando”.

Gloria Fuertes


Cuando terminó la selectividad y dijo a sus padres que quería estudiar enfermería, a sus padres se les quedó cara de gatito despistado.  Siempre le habían contado de las muchas fatigas que ellos habían vivido, ya que son médicos de pueblo. Ella había admirado a sus padres y en más de una ocasión, hizo las veces de secretaria en la consulta particular que regentaban, además de su horario en el ambulatorio del pueblo vecino. Allí pudo admirar todas las malabares que hicieron para acudir a todos lados donde se les necesitaba y la mayoría de las veces, cobrando en especie. Que si los huevos, la gallina para el caldo, el gallo para el asadillo, las cebollas tiernas y los tomates para la pipirrana y así; la mayoría de los días terminaban agotados pero henchidos de orgullo y agradecimiento, por el cariño que aquellas personas sencillas les profesaban, por eso y por todo lo que desde niña había visto, no concebía su vida haciendo otra cosa. ¡Lo de esta familia, ─decía su padre─, se lleva en los genes!

Hacía poco tiempo que había terminado las prácticas allí y aquí, cuando se declaró el estado de alarma debido a la pandemia por Covid19, en el mundo entero.

Todos los hospitales estaban desbordados, y pedían ayuda. Necesitaban médicos porque algunos enfermaban y otros incluso murieron, así como las enfermeras y los enfermeros. Se lo planteó, hizo la maleta y les dijo a sus padres que en Valladolid necesitaban personal, así que de nuevo a esos padres que tanto quiere, se les puso cara de gatito despistado.

Sí, era muy lejos de casa, pero allí también había enfermos que necesitaban de su ayuda. Desde que se incorporó, estuvo al pie del cañón. Algunos días durmió en los pasillos, cuando ya no le quedaban ni fuerzas para tomar un autobús e irse a casa. Comer lo que podía y cuando podía. Pero lo que más ilusión le hizo, fue poder leerles a los enfermos las cartas que de todos lugares llegaban, los relatos que escribían para ellos personas desconocidas. Algunos hasta estaban grabados en audio y eso ya les daba la vida a los enfermos y se sentían menos solos, enfermos y facultativos. Se fue haciendo todo en cadena y poco a poco la pandemia bajó algo. Fueron los primeros meses horribles, por el dolor que se respiraba en ciertas habitaciones y plantas. La muerte en soledad no la soportaba y aunque estuviera a punto de desfallecer, estuvo con su mano en la de los que la necesitaron. Hoy, solo piensa que esa experiencia, será la que le hará más humana, más persona y la que no permitirá que la deshumanice, porque de lo contrario, prefiere irse a la caja de una gran superficie y repetir continuamente el mismo movimiento, al ritmo del sonido al abrirse el cajón del dinero.

Todo lo da por bien empleado, porque su vocación la ha escogido y le hace feliz, pero lo que no entiende es la falta de coherencia de algunos seres que se creen que por correr mucho, van a llegar antes al final de la pandemia o a la meta que no se han ganado.

 

Nani. Mayo 2021

lunes, 2 de abril de 2018

EL PESO DE LAS PALABRAS

  
Pesaban muy poco pero aplastaban sueños aquellas palabras que pronunció cuando me llamó a su despacho. Dijo que estaba despedida por estar preñada, y se quedó tan pancho, que mi figura ya no sería la misma y que una secretaria necesita tener una imagen resplandeciente.
Más tarde me llamó para que volviera, decía que se había equivocado y que no había otra como yo, que soñaba con mi reincorporación. 
Fue entonces cuando le dije que las palabras pesan según y cómo se pronuncien. ¡Qué los sueños…, sueños son y el mío era tan real como mi vida!


Nani. Abril 2018

martes, 8 de octubre de 2019

ENTREVISTA DE EMPLEO



Imagen encontrada en la red

Tampoco hoy encontré trabajo señor encargado del SEPE y van cinco intentos.
En el primero debía llevar vestidos ceñidos, medias finas y tacones de aguja, para servir copas a señores que pagaban con metálico introducido en mi escote. En el segundo sería señorita de compañía, pero resultó ser un señor senil, baboso y sobón de tetas y culo.  En el tercero debería doblar a la actriz de turno, en las escenas de sexo y en el cuarto y quinto, sería la secretaria del director y adjunto en días alternos, incluidas noches. Así que usted verá, pero no acepto a cambio de miseria y humillación.

EXCÉNTRICOS


Tampoco hoy encontré trabajo. Tenía todos mis documentos al día en el INEM. Había hecho cursos, máster, contrataba páginas con ofertas actualizadas. Pegaba carteles por todos los lugares con mi número de móvil. Prefería comer una vez al día y gastar en gasolina para presentar el currículum aunque fuera en distintas ciudades. Me ofrecí incluso como señor de compañía de una antigua dama de la jet-setter (ambiente un poco raro, duré una semana, no se me daba  bien pasar papelinas) y,  hoy que tenía las ilusiones puestas en una llamada…, tendría trabajo ─me dijo, si me follo a la perra en su presencia.

Nani. Septiembre 2019

martes, 29 de abril de 2008

ME, ME, ME VOY PA LA COCINA

Jozú, Jozú. Hace unos días me atacan los virus y me impiden actualizar el blog hasta que consigo eliminarlos y hoy que tengo que hacer una “Secretaria” me voy para la cocina y en el momento que me noto algo más despejada (porque ando un poco espesilla)…y, ¡la madre del cordero…!, ¿qué me encuentro? ¡Menudo desbarajuste hay en el fregadero, grifos y fogones! ¿Os podéis imaginar quienes andan armando semejante revuelo? ¡Pues sí, son ellos los revoltosos, “los dioses menores”, esos mismos que Mario había dibujado en el fregadero, grifos y encimera de mi cocina!
Yo tampoco me lo podía creer hace unos días cuando les encontré alborotando de una manera increíble. Se suben al grifo y cuando tengo el barreño lleno de agua para lavar las acelgas, se tiran y se dan cuatro o cinco largos y hacen carreras para ver cual de ellos es más veloz. Cuando preparo harina para emborrizar los boquerones, se revuelcan y me preguntan voz en grito (menuda voz de pito tienen): “¿Cómo están ustedes?” Y lo vuelven a repetir. Claro, siempre caigo en la trampa mientras ellos se tronchan de risa cuando me ven mirar para todos lados y bueno, se me queda la cara esa de “alelá” cuando veo que me han tomao el pelo y estoy sola como siempre. Pero no se calman hasta que de igual forma contesto: “BIIIIIIIEEEEEEENNNNN”. Entonces salen del plato saltando y sacudiéndose como si fueran gato o perro que sale del agua, delante de mis propias narices y he aquí la Nani, estornudando de manera que casi me salgo del pellejo y los muy joios, despendolaos y muertos de risa, o haciéndose una cresta al contacto con el agua (menudo amasijo forman con agua y harina) y claro, ya han conseguido hincharme las narices y les tuve que meter en una caja transparente que habían tenido bombones (el remedio fue peor que la enfermedad más adelante veremos porqué), pero al final pidieron disculpas y prometieron portarse como unos auténticos “dioses menores”. Así que me puse a estirar la masa de hojaldre para hacer una empanada y se subieron a mis hombros (ya es una costumbre y hasta ahí aguanto), mientras me contaban que estaban tan contentos y revoltosos, porque han visto llover con ganas y además de vez en vez, salir el sol (uno cantaba por lo bajini, “Caracol, col, col, saca los cuernos y verás el soooollll”, ¡si calladitos del todo no se quedan… ¡, ufff) y vale, todo eso es más o menos normal, pero anoche empezaron otra vez y como ya no he aguantado más les he metido en la despensa y como os contaba, esta mañana habían derramado el arroz, los fideos y se comían el chocolate de una manera descontrolada y es que el chocolate, para ellos es tan, tan excitante como un café exprés lo es para mí (por eso pasó lo que pasó cuando los metí en la caja de los bombones, les hizo efecto el tufillo que había), y como veo que no escarmientan he pensado que habrá que hacer como con los niños, les he puesto tarea como castigo y deberán ordenar la despensa para empezar (han sido ellos los que han formado ese desbarajuste) y les he colgado una nota para que de paso me saquen los ingredientes de la receta que tengo que confeccionar y que son los siguientes:

1 Pollo grande.
Aceite de oliva.
2 Hojas de laurel.
2 Cebollas grandes.
6 dientes de ajos.
1 vaso de vino blanco.
2 Higaditos de pollo.
Sal.
Pimienta molida.
Azafrán en hebra.
Colorante.
1 bote de pimientos morrones.
150 gr. de guisantes.
1 bote de 1/2 Kg. de tomate o bien, tomates naturales, pelados y sin pipas.
150 gr. de Jamón en taquitos.

Y de deberes, mientras me ayudan en el guiso anotarán las ocho cosas que quiero hacer antes de irme pa el otro barrio, según me han endiñado la señora Nanny y la señora Illyakin (así mato dos pajarillos de un mismo tiro), para hacer eso ¿cómo se llama? “mimo, memo, mama, mima, mete…, me, me, me toy poniendo nervusa, bueno como se llame esa cosa que todos estáis pensando, ¡sí el mete, digo el meme…, yujuuuuuuuuu, lo he dicho!
Bueno pues en esas estamos y ahí está el cacho guasón estornudando como yo, porque se ha entretenido en abrir la pimienta. El más travieso de todos está de color naranja con una cresta verde, porque ha cogido los botes de colorante amarillo y el verde, para hacer una gracia y se los ha echado encima, ¡menuda gracia me hace a mí! El más responsable y formalete, está llorando porque me está ayudando a pelar cebollas y el que siempre sonríe, hoy anda algo seriote porque le escuecen los dedos de pelar ajos y a escondidas soy yo la que sonrío al ver al más morenito de todos, que ha venido con el laurel en la cabeza (se ha hecho una corona y se la ha puesto, ¡si es que no paran!)…, y nada o me lo tomo a cachondeo o no acabo con este grupito de revoltosos que vinieron de México impregnados en un dibujo, enviados por Mario a ayudarme en las cotidianas pequeñas cosas y como os digo, lo que urge hoy es hacer esa gran “Secretaria”.

Mientras están ahora entretenidos en estos menesteres yo voy a coger un buen trozo de jamón serrano y lo voy a cortar en taquitos y lo reservo. Después cortaré el pollo en tajaditas y pongo el perol con aceite de oliva, cuando está algo calentito le pongo el jamón que teníamos reservado y le doy unas vueltecitas con el fin de que vaya aromatizando el aceite y cuando empieza a freír le añado el pollo troceado, el laurel que mi amigo traía en la cabeza y dejo freír a fuego suave. Cuando ya vemos que está fritito, pero no demasiado (mientras que mis amigos a mis espaldas vuelven a despendolarse), le pongo el vino blanco y dejo que se vaya consumiendo y lo remuevo. Aparte pongo otra sartén y cubro el fondo con aceite de oliva, le añado los ajitos troceados, la cebolla hecha cascos, los dos higaditos, un puñadito de guisantes y un pimiento rojo de lata. Lo dejo todo al fuego suave que se vaya pochando y me voy al fregadero porque se están bañando los que pelaron las cebollas, los ajos y el que se había hecho la cresta verde y se pintó de amarillo con el colorante. El barreño donde se han metido, parece más un potaje que un barreño de agua. Tengo que cambiarles el líquido unas cuantas veces hasta que dejan de soltar color amarillo y como podéis observar, entre unas cosas y otras, todavía no he podido ni pensar un solo momento en esas ocho cosas que quiero hacer antes de pasar a mejor vida ¡como se suele decir! Entre pitos y flautas, mejor dicho entre dioses menores y cacharros, veo que el pochado está en su punto y el pollo también. Quito el fuego a ambos recipientes, preparo un barreñito adecuado para triturar lo que había puesto a pochar y lo vacío junto con el tomate, un pellizco generoso de azafrán en hebra y un chorrito de agua. Meto la batidora (regaño al mismo tiempo a mi amigo “revoltoso” que se ha subido al filo y puede resbalar y ser parte de la salsa) y con plena seguridad de que ninguno se ha escapado y ha hecho de las suyas, meto mi potente batidora y trituro el contenido hasta que todo queda bien mezclado y hecho papilla. Vuelco sobre el pollo, enciendo otra vez el fuego y dejo una llamita floja y sigo cocinando, mientras le agrego el resto de los guisantes, la sal (hay que tener en cuenta que el jamón ya sazona un poquito y podemos salar demasiado el guiso si no lo recordamos), apuro el contenido de la salsa con un chorrito de agua que agrego al guiso y dejo que vaya reduciendo la salsa. En esta tarea estoy cuando me percato que mis amiguitos no se escuchan, no se ha metido ninguno entre mi pelo (saben que me enfado mucho si lo hacen mientras cocino), ni se ha metido ninguno en mi escote (dicen que así ven mejor como cocino), ni salta ninguno del grifo a mi hombro y de aquí al barreño o al rollo de papel de aluminio (dicen que les gusta escuchar el ruido que hace la lámina de aluminio), así que me vuelvo para ver que pasa y me los encuentro a todos sentados tan anchos y tan panchos en el frutero, encima de las peras y las naranjas y cada uno de ellos tiene un rollito en la mano en forma de pergamino que me ofrecen con una sonrisa y la verdad sea dicha, “¡me han desarmado los mu puñeteros”!, llevan muy poquito entre estos pucheros, pero me han conquistado y saben muy bien como sacarme de quicio o derretirme cual caramelo avainillado. Miro mi guisote y veo que por un momento puedo dejarlo hacer “plof, plof” y me acerco a los pequeñajos sonriendo yo también. Desenrollo el primer pergamino en el que puedo leer: “Te hace mucha ilusión viajar a donde sea, pero si te dan a elegir, podría ser Kenia, Egipto, Perú o México, lo dijiste anoche mientras dormías en el sofá”, (se me saltan las lágrimas, jejejeje, pero intento disimular). Voy hacía otro pequeñajo y repito la operación, donde leo: “Quieres tener tiempo para disfrutar a los hijos de tus hijos”, bueno ¡se ve que hablo en sueños! Vuelvo a repetir la operación (este es el prenda de la cresta) y ahora leo: “Deseas sonreír día tras día”. Vaya, ojalá así sea, pienso. Ahora me dirijo al puñetero que le gusta meterse en mi escote y vuelvo a leer: “Tienes ganas de pasear como antes hacías” ¡Puñeta con los dioses menores, me tienen calada! Me acerco al que todavía tiene los dedos quemados por haber pelados los ajos y sonríe mientras me ofrece su mensajito que dice: “Quieres tener tiempo para ver dos películas por semana y si pudiera ser sentada en un cine, mejor aún” (Huy, que pillines estáis hechos, -les digo) Ahora me dirijo al que aún tiene los ojos rojos por llorar al pelar cebollas y sigo leyendo: “Quieres terminar todos esos cuentos que tienes aparcados hace mucho, mucho tiempo y que se te atrancaron como un hueso de aceituna en la garganta, que ni sube ni baja” ¡Ufff -pienso – se las saben todas! De nuevo voy hacía el que me hace cosquillas entre el pelo y vuelvo a leer: “Quieres brindar con tu familia y amigos por el fin de las guerras”, esto me deja un poco helada porque es una utopía, pero si que me gustaría que pasara antes de marcharme para siempre y para terminar, me espera el nadador de largos en el barreño y vuelvo a desenrollar: “Quieres levantarte todos los días con un proyecto, una canción y un gracias a la vida”

.… y bueno chicas Nanny e Illyakin y resto que me estáis leyendo, como veis estos “dioses menores” me conocen mejor que yo misma y os acaban de dar respuesta al "meme" que me habéis encargado, de paso todos juntos hemos hecho el típico guiso de mi ciudad “la secretaria” (que como comprobareis, siguiendo los pasos que he dado podréis hacerla también vosotros). Ahora pruebo el guiso y está en su punto de sal, la salsa está perfecta, lo cambio a otro recipiente más adecuado para que no se enfríe y lo llevo a la mesa donde espera la familia. ¿Os sentáis a la mesa con nosotros?


HE TARDAO UNA JARTÁ EN HASER ESTE MEME, PERO ES QUE ANDO MU MAL, LO QUE SE DISE MU MAL DE TIEMPO ESTOS ÚTIMOS DÍAS, DISCULPEN LAS IMPLICADAS.


Nani. Abril 2008.




lunes, 2 de febrero de 2015

ANUNCIOS POR PALABRAS (12)






No creo que pueda pedirse mucho más para ser un lunes por la tarde, además de agradecer al programa poder anunciar de nuevo, que por la zona de “Callejón del Mudo, esquina Calle Yedra”; se ha extraviado una pulsera de corazones incrustados y cada uno de un color. Corresponden a cada uno de los hijos que tuvimos. Ellos ya se independizaron pero esos corazones son los que la mantienen activa y consiguen que su ancianidad no avance tanto. Suele pasarse el día relacionando color con nombre y últimamente está como perdida y busca corazones sin parar de llorar. 



PLATO ESTRELLA



No creo que pueda pedirse mucho más para ser un lunes por la tarde. Se han servido todos los menús e incluso, faltó el plato estrella al llegar las dos treinta con el consecuente enfado de los comensales de la nueve. Hemos recogido la cocina, la zona de mesas del restaurante y la barra ha quedado pulcra y reluciente. Ahora nos queda meditar si debemos aumentar el personal de cocina para que no falte secretaria de pollo; o bien, dejar a nuestra clientela con la miel en los labios y terminar con la ilusión de que mañana será otro día.

Nani. Febrero 2014