Decidió pasear por el jardín, estaba radiante la mañana.
Pasa frente al rosal blanco y advierte que hay una rosa ajada. Se acerca y al mirarla, presiente que todo ha cambiado. Las nubes son distintas, el aire huele mal y un espeso humo hay en la colina. Pretende salir corriendo e introducirse de nuevo en la casa, pero el suelo se estremece y el ruido le aturde.
Cuando logra volver a la realidad, se encuentra en la cama de un hospital. Hay pesadumbre en el rostro del médico y presiente que muchas cosas han cambiado. Ya nunca habrá jardín, ni rosas, ni aromas, ni la mano de aquella que tanto supo darle.
Un nudo le oprime el pecho. No entiende que le dicen. Dentro de su cabeza hay un caos y se deja llevar.
Pasa frente al rosal blanco y advierte que hay una rosa ajada. Se acerca y al mirarla, presiente que todo ha cambiado. Las nubes son distintas, el aire huele mal y un espeso humo hay en la colina. Pretende salir corriendo e introducirse de nuevo en la casa, pero el suelo se estremece y el ruido le aturde.
Cuando logra volver a la realidad, se encuentra en la cama de un hospital. Hay pesadumbre en el rostro del médico y presiente que muchas cosas han cambiado. Ya nunca habrá jardín, ni rosas, ni aromas, ni la mano de aquella que tanto supo darle.
Un nudo le oprime el pecho. No entiende que le dicen. Dentro de su cabeza hay un caos y se deja llevar.
Nani. Julio 2007.
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