Hoy es de esos días que te levantas un poco aturdida y te quedas casi en blanco. No sabes que pensar y menos que decir.
Ayer criticaba el masacre de Irak y hoy, cuando escucho los datos oficiales del terremoto de Perú, me quedo casi estupefacta, por no decir "estupefacta o estúpida" de aturdimiento.
Espero los comentarios y disculpas de unos y otros y por supuesto, la pregunta que siempre nos hacemos: "¿Porqué permite Dios estos destrozos, en estos países?", y a continuación el comentario: "Al perro chico, todo se le vuelven pulgas". Pero que poquitos nos preguntamos: "¿Qué les habrá pasado a las familias de los dirigentes de este país, o a los que tienen una vivienda construida en el sitio adecuado y de manera idónea? ¿No será que los muertos y las casas destruidas, son los que viven y se construyen al pie de volcanes, montañas peligrosas, orillas de ríos o al borde del mar? De construcción no entiendo nada, pero si sé, que la gente que muere en un terremoto o maremoto, siempre es la que vive en el lugar que el poderoso no quiere para él. Ellos, (los muertos y los heridos), están o estuvieron ahí, porque no pueden hacerlo en otro sitio y además tienen la certeza, que cuando se van a la cama a descansar, no saben si al otro día despertarán o lo harán entre escombros.
nani. Agosto 2008.
Hay, lamentablemente, cuestiones de los desastres naturales, que son culpa de cosas que de naturales nada tienen... Así lo han demostrado el tzunami de Asía, El Huracán en EUA y el terremoto de Perú...
ResponderEliminarHay en los desastres naturales, desastres que no son naturales... por eso, toda solidaridad es poca, pero necesaria
Tú lo has dicho: al perro flaco, todo son pulgas. Es casi como una ley física: cuanto más pobre eres, más probabilidades tienes de que una catástrofe acabe contigo.
ResponderEliminarBesos
(espero que te llegara mi mail, como gmail anda haciendo cosas raras... :D)