(Esta realidad ha sido escrita a partir de la carta de D. Aquilino Fuencarral “Presidente de la Asociación de Difuntos Descansen en Paz” y que publicó en el blog de Nanny de Testamento de Miércoles, que escribío al Sr. Director en protesta y reivindicando los derechos de los difuntos)
Sr. Aquilino Fuencarral:
Lo prometido es deuda y hoy estoy aquí para contarle como un día soleado de la segunda mitad de Septiembre, decidimos mi hermana y yo ir al cementerio a llevar un ramo de flores a la tumba de nuestra querida madre, que había dejado de estar con nosotros ya hacía dos años, después de haber pasado por una de esas largas enfermedades que no se le desean ni al peor enemigo, pero bueno, no estoy aquí para contarle todo lo que la echamos de menos y lo que nos acordamos de ella, aún habiendo pasado bastante o mucho tiempo. No, yo estoy aquí hoy para narrarle, lo que le comenté hace unos días con motivo de mi adhesión y colaboración con su sociedad....
Cómo le decía, esa mañana soleada de Septiembre, mi hermana bastante más pequeña que yo me comentó que le gustaría ir a poner unas flores por cumplirse el segundo aniversario de la falta de nuestra madre. Yo nunca he tenido esa necesidad, ya que cuando hablaba con ella, siempre me pidió que le rezáramos y que nos dejáramos de llevar flores y esas zarandajas que se acostumbra y siempre bromeando (tenía un sentido del humor muy particular), decía: “Cómo me llevéis flores, vendré y os tiraré de los pies” Jajajaja, estas cosas me hacían gracia y me reía, después cuando estuvo tan malita, me hacían menos gracia pero le seguía la broma.
...pero prosigo. Cogimos nuestras flores, serían las diez de la mañana y por entonces tenía a mi hija con catorce meses, así que la preparé y la puse en su carrito y nos dispusimos a hacer el recorrido que de paso nos serviría de paseo matutino, ya que tendríamos que recorrer aproximadamente unos dos kilómetros hasta llegar a nuestro destino, que no era ni más ni menos, que el cementerio de nuestra ciudad.
El paseo resultó agradable ya que a mediados de septiembre en Andalucía, todavía se goza de unas mañanas bastante apetecibles y reconfortantes a la hora de llevar a cabo un paseito.
Cuando llegamos al lugar, depositamos las flores en los floreros esos tan ridículos, nos quedamos un ratito pequeño meditando y rezando y nos dispusimos a regresar a casa de la misma forma que habíamos llegado, puesto que teníamos que proseguir nuestras tareas. Mi hermana debía ir al negocio familiar y ayudar a nuestro padre y yo, dejar todo dispuesto para ir a la tarde a trabajar en el curro que por entonces tenía, así que no nos podíamos entretener demasiado. Lo que nunca nos imaginamos fue la sorpresa que nos tenía preparado el destino, la suerte o el señor encargado del cementerio. Parece ser que este señor (que en paz descanse, sea todo dicho de paso y nunca mejor ocasión y momento, por el lugar y el hecho que nos ocupa), pues como decía, este señor nos contó a otro día que tenía acostumbrado al personal que por allí pasaba (el personal viviente por supuesto), que le buscaran y le dijeran que estaban por allí, así de paso se ganaba unas propinas, jejejeje.... Nosotras muy jóvenes, ingenuas y no acostumbradas a estos menesteres, entramos y supusimos que un recinto público tenía un horario establecido y que se respetaba y ni por un solo instante, nos pasó por la chorlita que este señor si le apetecía, cogía sus llaves, cerraba el recinto y se iba a hacer otras labores que no quiso explicar cuales eran, pero que todos nos imaginamos que podían ser, y.....¡Ohhhhhhh sorpresa, la puerta de la entrada está cerrada! Y mientras las dos palurdas nos reponemos, nuestros ojos se abren como platos, la boca se queda en un ¡OHHHHHHHH! Y mirando hacía arriba, la puerta, cancela, verja o como queramos llamarle, ese día parecía inmensa y altísima, vamos como si hubiésemos tomado la pócima de Alicia en el País de las Maravillas y hubiéramos empequeñecido, pero yo saliendo al paso y haciendo acopio de hermana mayor valerosa y que no se amilana por naica, jajajajajaja (era la mayor de las tres que por allí andábamos, los demás seguían recostados en sus habitáculos), me dispuse muy diligente a recorrer el cementerio y a salvar la situación cual heroína de cuento, así que me armé de valor y empecé a recorrer el recinto y a ver para empezar si por allí andaba alguien más, si había alguna otra puerta que fuera accesible (ahora si la hay y da a una carretera bastante concurrida, entonces era tapia, porque todo estaba rodeado de tapias y daban al campo, a un inmenso campo que había estado sembrado de trigo hasta el mes anterior y que había sido recogido unos días antes y por lo tanto, con campesinos que de haber estado allí me hubieran solucionado el problema, pero ese día como digo, estaba cubierto de paja, de una dorada y reluciente paja que brillaba espléndida a la luz del sol mañanero.
Y usted Sr. Aquilino se preguntará porqué sé que había estado sembrado de trigo y en ese momento estaba cubierto de paja. Pues verá le cuento. Como no encontré ningún ser viviente, recorrí una calle, otra, otra y muchas más de aquellas floreadas y llenas de fotos que algunas incluso me resultaban conocidas y familiares y todas esas cosas que se acostumbra a poner en esos sitios, hasta terminar todas y volver al sitio de partida que era la entrada y lo que en su día había sido capilla (ahora es jardín) y el señor gracioso que nos había dejado allí, utilizaba como almacén de herramientas (picos, palas, carro, escaleras, cemento...) y por supuesto, en esta ocasión no estaba la puerta cerrada ya que los pobres difuntos no acostumbran a coger herramientas ni por hacer una broma. Por lo pronto, revisé todo lo que allí había y me programé. En primer lugar cogí una escalera de hierro, la más larga que por cierto ¡pesaba más que un muerto!, y me pasé por donde había dejado a la acongojada de mi hermana entreteniendo a su sobrinita que ya se había percatado (ella siempre tan espabilada), que algo no pululaba.
-Mary – le dije. Voy a ver si por alguna tapia me puedo saltar afuera o le puedo dar la vuelta a la escalera y me bajo para salir a pedir ayuda. ¡Ya he dicho que por entonces era bastante ingenua y además, había visto muchas películas donde el prota, coge la escalera cual pluma, la lanza hacía fuera y queda justa para que las piernas te lleguen sin mucho esfuerzo y te bajes sin más, salgas campo través, llegues a la civilización, cuentes tu problema al primer municipal de turno y todo resuelto! Pero ingenua de mí, cuando llegué a la primera tapia, en el último peldaño (ya dije antes que la escalera era grande y alta), me pongo de puntillas y oteo el horizonte, pero ¡Dios mío, sólo se ve campo! Me voy para otro lado a ver si es más fácil, todo esto sudando como un pollo con mi escalera acuestas y la vuelvo a apontocar en otra tapia. Esta vez consigo encaramarme al filo de la tapia, pero ¡ohhhhhhhhhhh cielo, la profundidad al otro lado es inmensa, ni sueñes pobre infeliz intentarlo! Me voy más para allá, quizá ahí sea más fácil y pueda dar la vuelta a la escalera, así que la vuelvo a apontocar, subo, me encaramo, me monto cual caballo fuera e intento aupar la escalera ¡ya dije que pesaba más que un muerto!, y no puedo auparla del suelo más de dos escasos metros, así que una vez más desistí de este intento, pero seguro que por la tapia más cercana a la puerta de entrada, incluso podría saltar desde arriba.
Como me ha resultado muy larga esta narración, prometo terminarla en unos días. así que....
CONTINUARÁ.....
NANI. NOVIEMBRE 2007.
Yo me espero hasta ver cómo termina esto...
ResponderEliminarvaya con el mal rollo que me dan a mi los cementerios
ResponderEliminarGracias por tú comentario
Un beso
bueno toca esperar la continuación xD me vais a matar con las segundas partes jaja
ResponderEliminarJejejejeje, odio que los posts tengan segundas partes, que siempre me dejáis con las ganas, coñe!!! jajajaja
ResponderEliminarUn besote, guapa.
Estimada señora:
ResponderEliminarLe aseguro que, de lo que llevo leído hasta el momento, nada en absoluto me ha molestado, al contrario, una sonrisa se dibuja en mis, como decirlo sin herir sensibilidades, ajados labios.
Espero la continuación de su aventura. Le aseguro yo que, de haber sido mi cementerio y de haberla conocido en ese momento, alguna ayuda le habría ofrecido aunque, pensándolo bien, dudo mucho de que usted hubiera deseado esa ayuda, claro.
Atentamente
Aquilino Fuencarral
Lo cual demuestra que los guionistas de pelis nunca se han sopesado una escalera, ni nunca le han dado un puñetazo en el estómago, ni caen en la cuenta de que tienen que dar algún dato más para que les encuentre la grúa en mitad de la carretera comarcal............... cuánto daño han hecho!!!!!!!!!!
ResponderEliminarPor lo que veo, esta noche te quedas en el cementerio de pernocta, cuenta pronto el final, que te veo muy mal ahí encaramá en la tapia...
Besotes.
uff que mal rollito..pero sigue sigue que me estaba gustando mucho
ResponderEliminarjajajaja...¡a mí me suena to esto!jajaja, lo mismo me pasó a mi con mi madre, me quedé encerrada en el cementerio pero como tenía catorce meses no me acuerdo...jajaja...lo mismo por eso me dan tanto yuyu los cementerios...uyuyuyuy...¡SI ME MUERO NUUUUNCA ME LLEVEIS A ESOS SITIOS!prefiero ser cenizas esparcidas en el Paseo ...ayyyyy ¡qué ganas de Mota!
ResponderEliminarOoohhhh!!! Me dejas super intrigada, que lo sepas!!!
ResponderEliminar¿Como saldres de ahi??? Yo, con lo torpe que soy... es que ni lo hubiera intentado! Jajaja!!!
Besotesss
"Perdidas en el cementerio"....parece el titulo de una peli de terror...jejeje..
ResponderEliminarY....¿Como es eso que la escalera pesaba más que un muerto?.....
Pero Nani......que todos los muertos no pesan lo mismo, mujer...jejeje
Bueno.....y todo esto que nos cuentas ,¿que tiene que ver con el Sr. Aquilino?.....supongo que tendré que esperar a la siguiente entrega....
Si me pierdo, a menos que esté muerta, no me busquéis en un cementerio.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué mal rato no??? Creo que es uno de los pocos lugares donde desearía no quedarme encarrada jamás!
ResponderEliminarun beso!
Pues a esperar toca, sin duda, porque interesa saber qué pasó.
ResponderEliminar:D
ResponderEliminarEste intercambio de misivas me resulta muy divertido, me pierde un poco el humor negro, aish...
Yo creo que Aquilino la está cortejando...
¡Un besazo!
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