¿Es casualidad, la vida, el destino o Dios quién nos pone en nuestro sitio?
Después de tanto tiempo y hoy en tu funeral, recupero tantos y tantos recuerdos dormidos. Tantas y tantas lágrimas compartidas. Las tuyas por distintos motivos a las mías, pero al fin y a la postre, recuerdos y lágrimas que a las dos nos hacían daño y que compartíamos mientras ejecutábamos nuestra tarea. Tú recordabas a ese hombre que se fue sin decir adiós, para compartir su vida con alguien que le iba a proporcionar una vida más cómoda económicamente, y siempre terminabas con la frase siguiente: "¡Tienes una mujer que le jiede el aliento y has tenio dos hijos tan feos como tú, es lo que te mereces y ojalá ardas en los infiernos!"... y seguías llorando. ¡Nunca dejaste de llorar! Sólo te consoló el cariño de tus sobrinos y de su padre, porque siempre decías que tu hermana era una bruja. Como llorabas aquel día que llegaste a casa, toda morada. Tenías morados en los brazos, en las piernas, en la barriga, en la espalda, la cara era la de un Cristo, los ojos se salían de las órbitas de tanto llorar y de tanto dolor acumulado. ¡Cómo me impresionó aquel día tu cuerpo! Sí, tú llorabas por todo esto y por tu enorme soledad. Por aquel trabajo que necesitabas para comer, pero que no te permitía vivir dignamente, porque tus ahorros los cediste en casa de tu hermana, para hacer las reformas a la vivienda que compartíais y para poder pagar aquel seguro, que te solucionaría la paga de la vejez, esa vejez tuya llena de más dolor físico y no físico (que seguía incrustado en tu piel). Al final, hubo más dolor porque el sobrino al que adorabas, en uno de aquellos viajes le detuvo el destino y ya no volvió. Y te llevaron a la residencia, porque según me contaste aquel día frente al escaparate, te daban depresiones y seguías llorando y estoy segura que has llorado hasta el día de hoy en tu funeral, porque decían que estabas en coma estos últimos meses, pero yo creo que has querido dormir profundamente y meditar antes de volver con aquella madre de pelo blanco, dulce y primorosa, y con aquel hermano tuyo al que querías hasta lo indecible e incluso, creo que hasta has querido volver con mi madre, ella y tú teníais mucha complicidad, ¡cómo no la ibais a tener, si vuestras vidas fueron tan parecidas! Y hoy, he vuelto a llorar junto a ti, ya sin lágrimas porque debes saber, que yo ya no lloro con lágrimas como entonces, sino para dentro para no molestar al personal, porque además, hay lágrimas que no se entienden y es mejor derramarlas hacía dentro. Y debes saber que he estado muy pegada a ti, tú sabes que casi nos hemos cogido de la mano. Y he estado tranquila porque sabía que tú también lo estabas. Y he olido otra vez tu llanto, pero esta vez sereno y sosegado (aunque tu llanto siempre fue muy silencioso, mojado pero muy silencioso), y se que nunca has tenido en cuenta que no fuera a verte, ya sabes que las brujas siempre me dieron mucho miedo y fue superior a mí verla por la calle, tan altanera y orgullosa. Y fue superior a mí, decirle adiós por la calle o preguntarle por ti, porque veía tus morados, esos que ella te ocasionó y me dolían, me dolían mucho. Y hoy, cuando ya te llevaban, yo no quería acercarme porque seguían doliéndome, pero he ahí el destino. La bruja se ha dejado el abanico en el banco y como yo estaba allí, otra persona supuso que era parte de tu gente y me lo ha dado, y he tendido que llevárselo a la bruja e incluso darle un beso, ese beso que yo no quería. Y me ha dicho que has sufrido mucho, y le he contestado que ya lo sabía, y es que lo he sabido siempre. ¡Tú has sido otra de las personas, que en esta vida han sufrido mucho! Y yo, además, he tenido que besar a la bruja. ¡Y el destino, la vida o Dios, es el que nos pone a todos en nuestro lugar, nos guste, o no!
Hoy he querido recordarme a mí misma, que de nada sirve escabullirse.
Nani. Agosto 2008.
Muchas gracias de nuevo
ummm bueno, hemos hablado tantas veces del TIEMPO y su capacidad de ponernos a todos en nuestro lugar; eso a veces hace que siga creyendo en que el mundo es justo, otras veces no...pero bueno...eso es lo que hay...
ResponderEliminarUn beso enorme y ya mismo me tienes allí tomándote el pelo y desquiciándote...jejejeje
Es verdad, todos los días aprendemos algo. Y no voy a hacer ningún comentario más porque estoy llorando. Y además como dice la de arriba, ya va a estar ahí tomándote el pelo y desquiciándote :) (eso también me lo dicen a mí)
ResponderEliminarMuchos besitos.
Bueno... Muy bueno...
ResponderEliminarpero tal vez deberías pensar en dividirlo en párrafos más cortos...
Da bastante pena tanto dolor y tanta lágrima
ResponderEliminarTengo un nudo en la garganta y alguna lágrima, de esas hacia adentro.¡ Cuánto dolor en la vida y cuánto sufrimiento!
ResponderEliminarTodo lo tendrá de recompensa ahora, y las lágrimas se habrán vuelto sonrisas y felicidad, porque nada en esta vida es en valde (eso quiero creer siempre).
Y completamente de acuerdo contigo: el tiempo nos pone a cada uno en nuestro lugar.
A veces Nani, escabullirse es imposible, y una vez pasado y mirado en la distancia, deja en el corazón una gran paz.
Besicos muy grandes, preciosa
Si, es cierto todos los días aprendemos algo nuevo, pero a veces no sabemos que de lo que nos rodea nos hace aprender...
ResponderEliminarBesitos guapa!!!
El tiempo, o el tiempo de cada uno, nos marca el compas que debemos seguir. Nani es bonito , pero estoy yo muy blanda para estas lecturas.
ResponderEliminarBueno pues si se te viene la estanteria abajo, a ver donde colocas el árbol que te he preparado por el título que me sugeristes.
Un abrazo
Que triste se vive la perdida de un ser preciado..mas triste cuando se llora por dentro, porque ya las lagrimas no hacen su labor, ya no limpian los espejos del alma, y seguimos viendo la cruda realidad.
ResponderEliminarUn beso Nani y un gran apretado y afectuoso Abrazo del alma (los sigo repartiendo :))
Siempre tan simpatica Nani eres un cielo de persona pero un cielo grande grande, oyes, que si que el árbol es tuyo,
ResponderEliminarUn beso
Parece que hoy todos estamos más tiernos y blandos. Tu escrito me ha emocionado mucho, tanto es el dolor que describes.
ResponderEliminarY hoy tengo yo un día chungo.
Un abrazo
dicen por aca que cuando te toca, aunque te quites y que cuando no te toca , aunque te pongas...
ResponderEliminara veces de nada sirven frases como tiempo al tiempo...o que el tiempo cura las heridas...
así que por no decir nada mas sin sentido me quedo callado.
Noragüena, Casita.
ResponderEliminarUn saludo
Vaya...me has dejado sin palabras. En serio. Y eso no suele ocurrirme mucho...
ResponderEliminarEn fin, no tengo nada más que decir...bueno, más bien, no puedo decir nada más. Sólo una cosa:
Un besito guapa! ;)
Gracias a ti por este sitio, por todos los relatos y por tantas cosas.
ResponderEliminarPienso como María, la única esperanza de justicia en este mundo es el tiempo…
Kisses
Hay Nani, que triste, muy triste... No se que decir, es que llegas tan hondo siempre...
ResponderEliminarSe que tienes muchos premios pero quisiera regalarte otro. Gata de angora del blog Maullando a la Luna me regalo "joyas para el alma" y yo quiero entregartelo a tí.
Se lo he entregado a varios de los que creo escriben joyas para el alma.
Este premio tiene la consigna que debes entregarlo a su vez a 5 blogs que creas lo merecen.
Todo mi cariño para ti.
Pásate al buscarlo.
BEsos
El tiempo..., nuestro enemigo en algunos casos, y nuestro amigo en otros. A veces pienso que la vida no será suficiente, y otras espero la muerte que tarda demasiado.
ResponderEliminarEl tiempo, ese gran aliado de quien consigue no depender de él.
ResponderEliminarSigue así de bien.
Antonio
Solo el tiempo como bálsamo nos alivia,siempre aprendemos algo,cuando volvemos la vista atrás sabemos que todo de alguna manera pasa.
ResponderEliminarEs lo bueno de las letras, que nos ayuda a sacar todo.
ResponderEliminarBesos linda.
Y muchas felicidades por todos los premios obtenidos.
Que historia tan triste :(, espero que desde algún lugar comience a sonreir...
ResponderEliminarBesos,
Enigmática