Miraba la tele, pero no la veía. Su pensamiento estaba en otra parte y su marido observaba su ausencia. Por más que le preguntaba, nada conseguía.
Hacía días que de esa manera la encontró de vuelta de la compra. Llevaba una temporada que no quería salir y la ausencia se hacía palpable.
La llevó al médico y este le dijo que se temía que fuera el precio que pagan algunas personas cuando comienzan la edad senil.
Y mientras la miraba, unas lágrimas cayeron despacio. Recordaba su alegría, su agilidad, su disposición y todo lo que había sido hasta hacía unas semanas.
De pronto ella levantó su mirada, se acercó y con sus dedos fríos, le recogió una de las lágrimas. Le besó en la frente y muy bajito dijo: “¡No sufras, no me duele, solo son ausencias en las que pasa el tiempo, pero no me duele!
Nani. Enero 2009.
Es muy duro , en casa lo estamos sufriendo con mi madre . Cuando le hicieron un test en el psicólogo , estábamos mi sobrina y yo y nos pasó como cuentas , comenzamos a llorar.
ResponderEliminarSaludos .
Duro sin duda alguna, pero por lo general irremediable
ResponderEliminarTambién hemos sabido vivirlo en mi familia
Es importante no perder ni la paciencia ni el humor
En fin.....
Ufff muy duro.
ResponderEliminarUna de las enfermedades más temibles.
Un pago muy alto a cambio de cumplir años.
Dios, Nani.
ResponderEliminarMuchos besos
qué historia tan amarga y tierna a la vez.
ResponderEliminarHistoria amarga pero una realidad en muchos sitios.
ResponderEliminarHas plasmado de maravilla esas ausencias...
Mucha paciencia, mucho cariño y una gran impotencia. Sé de lo que hablas.
Muy emotivo, Nani, mucho.
Muchos besicos.
Yo si creo que duelen, sobre todo cuando lo que mas tienen son las ausencias...
ResponderEliminarbesicos
Es triste porque es real. Cuando sólo son ausencias temporales, puede pasarse, pero cuando las ausencias empiezan a invadir todas las horas, todos los rincones del cuerpo... es muy duro
ResponderEliminarNo solo el dolor físico trae dolor... y este tiene la particularidad de sentirlo los que rodean al ausente.
ResponderEliminarBesos
Es la manera , dura manera de hacerse mayor , supongo que por eso y por otras cosas, hay personas mayores que su mirada también se pierde, y aún estando, ya no están. Esperemos que la luz de nuestros ojos dure hasta el último día.
ResponderEliminarUn beso querida amiga
Maravilloso relato Nani. Muy real. Una vez leí a Paolo Coelho una historia parecida en la que un marido hablando de su esposa decía algo así “ella quizás no sabe quien soy, yo sin embargo si sé quien es ella”.
ResponderEliminarLo que queda hacer en estos casos es comprender la situación y demostrar el máximo cariño posible. A todos nos puede llegar en algún momento de nuestra vida.
Un enorme beso Nani.
Uff, a veces esas ausencias son los que más duelen, pero sobre todo a los que no las padecen, o sea, a los seres queridos.
ResponderEliminarQuizá no duelan físicamente, pero tienen un dolor interno demasiado profundo...
ResponderEliminarBesicos
Qué bonito final para algo tan duro... Pero supongo que ocurre más de lo que nos gustaría y que hay que verlo como es.
ResponderEliminarUn besitooo
Yo hubiera llorado mucho a partir de ese momento.
ResponderEliminarEs durísimo. El abuelo de una amiga padecía demencia senil. Y no parecía sufrir, es verdad.
ResponderEliminarSupongo que todo sufrimiento tiene base en la conciencia.
Un abrazo, Nani.
Me he preguntado -muchas veces- si acaso, cuando estamos en la última parte de nuestra vida, esas "ausencias" son diálogos.
ResponderEliminarDiálogos secretos con aquellos que se fueron, diálogos con el universo o con Dios.
Se me ocurre que una parte nuestra comienza a despedirse, aún antes de la partida. Quizás y solo quizás es así.
Besicos Amiga, con "presencia" y mucho, mucho cariño!
Las ausencias aumentan dia a dia... es terrible. Y es una loteria en la que todos jugamos... que cruel la enfermedad.
ResponderEliminarBesitos varios.
Estuve leyendo para atrás los posts y la gente no ha hecho más que lamentarse, y en cierta forma me incluyo
ResponderEliminarNo habrá que aplicar un poco más esa idea de las ironías de la vida en vez de condolescernos tanto?
Un relato sencillo pero lleno de emoción, que nos deja con un nudo en la garganta y nos recuerda experiencias personales o cercanas.
ResponderEliminarUna cosa del alemán ese de cuyo nombre no puedo acordarme...
ResponderEliminarNo, a ella no le duele. Pero a él sí, y cómo...
ResponderEliminarBesicos dulces.
Son las pérdidas las q nos hacen envejecer más , creo.
ResponderEliminarEspero estés bien.
Yo volví a actualizar dps de mucho tiempo.
Besotes
Ay nani...el alzheimer...que triste, y cierto, los que mas la padecen son los familiares...duele mas ver como se pierde ese ser querido en la penumbra.
ResponderEliminarQue trágica la ausencia de quien aún está presente.
ResponderEliminarSaludos.
Que triste me ha puesto esta entrada a pesar de lo hermosa que es y lo maravillosa contada que está.
ResponderEliminarMe da mucha pena de que otros, y tal vez un día yo, pierdan los recuerdos y con ellos parte de su vida.
Yo me pregunto ¿qué quedará entonces?.
Un abrazo
Es una de las peores cosas que te pueden pasar en la vida, sobre para los familiares que la ven ausente y sufren...
ResponderEliminarUn saludo!!!
JOooo no me gusta, no...creo que es a lo único que le tengo miedo en la vida: al olvido...noooo, noooo...no quiero ni pensarlo...jooooo
ResponderEliminarDesafortunadamente, a veces la ironía de la vida es demasiado aplastante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me emociona este texto, ni exagero ni miento. La sensibilidad y la manera de contar me recuerdan escenas vividas con mi madre, que padeció alzheimer. Estos relatos directos, sencillos, breves y certeros, llenos de humanidad, son los que hacen que la literatura siga viviendo y sea necesaria y útil.
ResponderEliminarLo he tenido cerca, y más cerca lo han tenido algunos de mis mejores amigos. He oido, he leído, he visto, he sentido. Pero nunca hallé un texto que lo explicase mejor con menos palabras. Salgo a comprarme un sombrero y me lo quito en seguida.
ResponderEliminarNunca vi llorar tan amargamente a mi padre como el día que mi abuela no recordó su nombre. De algún modo sentimos que murió aquel día, mucho antes que la parafernalia del entierro y demás.
ResponderEliminarAcaricias la fibra sensible Nani... un besazo bien grande :)
En estos casos los que realmente sufren son los de fuera. No le queda nada a mi pobre hija...
ResponderEliminarUn besote
Sabes, a mi me da un poco de temor llegar a ser anciana, pero Dios conoce los años que me dará y yo debo de recibirlos con gratitud.
ResponderEliminarMuy sentido tu texto.
Besos preciosa.
Recorcholis!!esto me toco el alma!!..
ResponderEliminarsi despues de vivir tanto.. no voy a recordar nada..ni la tristeza ni la felicidad..sino podre dar un consejo sabio a mi nieta enamorada, por que no tengo sabiduria, porque la sabiduria proviene de la experiencia, pero mi experiencia.. simplemente no esta. es como si hubiese vivido metida en un caja todos mis mil y un años.. me niego..
me niego a que me pase.
Un libro:
ResponderEliminarMÚSICA BLANCA.
de Cristina Cerezales Laforet.