
( Técnica mixta "oleo-acrílico" de María).
Cuentan los lugareños de aquellas tierras llenas de vida, que un buen día cuando se espera recolectar los tomates, de las matas salían unas ramas extrañas. Tan extrañas que cuando se cundió la voz, llegaron científicos de todas partes. Ninguno se podía explicar que era lo que sucedía, ni que era lo que producía aquellas extrañas ramificaciones. Eran carnosas y tan largas que casi ocupaban la finca. Tan grandiosas, que desconcertaban tanto como la fragilidad que a veces parecían desprender. Al cabo de unas semanas, comenzó a sobresalir como una cabellera, más tarde un rostro pegado a un cuerpo que se agarraba con fuerza a las raíces extrañas y que a manera de piernas salían de la tierra, produciendo todo aquel ser extraño, una gran paz y una inmensa serenidad. Fue alucinante para los habitantes de aquella pequeña ciudad, más tarde para los de la comarca y un disfrute ir a ver aquel “Ser Extraño” (así le llamaron), que ni hablaba, ni gesticulaba, ni hacía otra cosa que posar su dulce mirada sobre sus propias raíces, como indicando que allí radicaba su magnitud, su grandiosidad y todo su dulzura que escapaba y contaminaba a los que por allí se dejaban caer y que por su gran cabellera al viento, filtraba vibraciones que alegraban, serenaban y hacían que todos los seres empezaran a ir en peregrinación a ver ese ser que no tenía explicación, que nadie sabía como había crecido, ni quien la había puesto o sembrado, precisamente en aquel lugar.
El boca-oreja fue eminente y al cabo de unos meses, las peregrinaciones fueron masivas. Las personas creyeron curar de sus males y comenzaron a coger la tierra de su alrededor, para guardar recuerdos que llevar a casa, a los enfermos que no podían ir hasta allí y los distintos estudiosos, que analizaban el fenómeno y que no conseguían dar una razón científica.
Fue tan incontrolable lo que por allí sucedió, que al cabo de unos años la tierra decreció, las raíces empezaron a ponerse mustias, el cabello ya no brillaba al viento y de la mirada de aquel extraño ser, empezaron a derramarse una especie de lágrimas (si es que aquel ser podía llorar) y una mañana, así de la noche a la mañana, desapareció casi como llegó, quedando en su lugar una tierra seca, mustia y quemada. Fue a partir de entonces, cuando empezó a correr el bulo de que todo lo que los humanos toca, lo destruye antes o después y que si la naturaleza nos entrega bellezas, .productos saludables, paisajes de ensueño y aromas placenteros, con el progreso consigue hacer una ruina de lo que anteriormente había existido.
Comenzando también en esos instantes, el relato de “la virgen de las raíces” que los lugareños le contaron a sus hijos antes de dormir. Una virgen que se había posado sobre aquel suelo fértil y lleno de vitalidad y que desapareció de igual modo que desaparece un ovni.
Nani. Mayo 2009.