jueves, 6 de octubre de 2011

PERCANCES



La cuchilla de afeitar parecía un rastrillo y tenía prisa. En el supermercado no encontró la marca de siempre y aquella le iba a rasurar no solo la barba y la piel, sino hasta le succionaba hacía fuera la sangre como si se tratara de un vampiro, salía a borbotones y le dejó el rostro hecho un cristo, ¡vamos! que al cabo de media hora debía pasar por el tribunal académico y dejar constancia de que tenía madera de médico esteticista y lo que su cara mostraba era lo contrario de lo que un cirujano plástico haría, así que cuando logró cortar las hemorragias, cogió el maquillaje de su chica, se lo colocó y se asomó por el resquicio que quedaba entre el dormitorio y el baño y le pidió que sinceramente le dijera si podía pasar por un chico que iba a recibir la calificación definitiva.

Nani. Octubre 2011.