Sentado
en una de las dos cómodas butacas y sin dejar de mirar la que estaba vacía, no
dejaba de culpar al mundo por su ausencia. No me daba cuenta que el espanto lo producía
yo mismo. Reflejaba en los demás mi disgusto por lo que no sabia aceptar, por
lo que no respetaba y por lo que envidiaba. La butaca vacía, produjo en mí un
comienzo y un final. La butaca vacía me enseñó a cambiar-ME. Enseñó-ME, que
todo es según lo hago y no lo hace-N.
Nani. Mayo 2012.
En una butaca aparentemente vacía puede habitar todo el dolor del mundo.
ResponderEliminarPues una butaca así no se ve todos los dias :)
ResponderEliminarEstoy imaginando una publicidad sobre una butaca capaz de enseñar-NOS.
Y todo es del color con que se mira y esa butaca "además es lila".
Y voy a parar ya que mi comentario va a superar tu escrito y eso no está bien.
Beso gordo
así es, nani, así es.
ResponderEliminarabrazos*
Prefiero una butaca vacía que ocupada.
ResponderEliminarSiempre.
No hay bicho.
Besos.
Las ausencias tienen la capacidad de hacernos aprender.
ResponderEliminarBesos, Nani
Las ausencias dejan huellas, vacíos que nos inundan el alma de deseos de cambiarlo todo; de volver a empezar...
ResponderEliminarMe quedo por acá.
Vengo de blogs amigos.
lujanfraix.blogspot.com
Te dejo esta dirección porque tengo varios sitios pero en éste escribo todos los días.
O sea que la que te hace cambiar es la otra butaca? yo que creía que era en la que te tumbas... qué tonta!
ResponderEliminarBesicos
Hay veces, ni que aparentemente la butaca este vacía, el ojo humano no alcanza a preciar, lo que pude haber hay, sobretodo sí esta llena de sentimientos.
ResponderEliminarMe quedo por aquí, te dejo mi blog por si te apetece pasarte.
http://espacio-universal.blogspot.com.es/
Un Saludo.
Ningún vacío es eterno,
ResponderEliminartodo se puede llenar,
es cuestión de física,
un abrazo
Breve y contundente. Una ausencia que dice mucho. Saludos
ResponderEliminarLos espacios vacios te causan cierto estado de melancolía...
ResponderEliminarBueno a veces en según cómo ME lo hace-N
ResponderEliminar¡Ea! ¡casi ná! Aprendiendo AHORA, enfrentándonos a lo que somos para amarnos y poder amar...
ResponderEliminarYeaaaah Me gusta esa butaca... y tú.
Ay! querida cuanta ausencia sentada en una butaca vacía,cuantas ilusiones acariciadas en la misma.
ResponderEliminarEn una butaca podemos acurrucar la vida y ver extinguirse otra...
Se te quiere guapa.
¿Está realmente vacía la butaca? Quizás. O tal vez, sin darnos cuenta hemos depositado allí un sinnúmero de carencias, culpas, viejas deudas…
ResponderEliminarAl final de la cuenta, abandonar la comodidad y asumir en primera persona causas y efectos, es la actitud más saludable. Probablemente descubriremos que no son dos las butacas…y que siempre fue una sola.
Besicos y Abrazos Enormes y con todo cariño Nani guapísima! Espero que sigas estrenando tu año nuevito y reluciente, con toda felicidad!!!
PD: Sigo en mi terremoto doméstico y con los pelos parados! (Jajajajajaja! Lo único bueno de no tener cocina…es no tener que cocinar! Más besicos!!!)
Quien ocupa una de las butacas lamenta que la otra esté vacía, pero ¿no lamentará la butaca vacía que la presencia de la persona en la otra butaca les impida a ambas estar a solas? Intimidad de los muebles...
ResponderEliminarIntimidades, sentimientos, soledades...Demasiado peso para un simple mueble.
ResponderEliminarSi te refleja todo eso quizás lo mejor es dehjar de verlo y comenzar de cero.
Saludoss!!
La mayoría de las veces las ausencias las provocamos nosotros mismos, ya sea sin darnos cuenta, conscientemente, aislándonos... pero es terrible el momento en el que despertamos y vemos con nuevos ojos lo que hasta hacía poco nos era invisible al corazón.
ResponderEliminarComo siempre, tremenda, Nani.
Un besito.
Un gran descubrimiento. Cuando eso se interioriza ya nada vuelve a ser igual.
ResponderEliminarUn beso