Pero esta vez, ella lloró porque no estaba segura del camino que
pisaba día a día.
Esta vez ella lloró, porque todo
se volvía del revés.
Volvió a llorar, porque todas las
horas de estudios y todo su futuro, se habían ido al garete.
Lloró de nuevo, porque tenía que
coger un vuelo para llegar al futuro y no tenía un solo euro en el bolsillo.
Y volvió a llorar, porque tenía
toda una vida por delante y sólo veía la lluvia que caía.
A PARES
Pero esta vez, ella lloró sin motivo aparente y sin poder precisar
si era de alegría o miedo. La urgente llamada para que volviera a repetir la
prueba, le había cambiado la vida. En la anterior todo se mostraba difuso y
ahora le confirmaban que cuando pasaran unos meses, estaría cambiando pañales a
pares, preparando manzanilla duplicada y lo que la confortaba en cierto modo,
eran esas dos glándulas mamarias que le resolverían la mayoría de los problemas. Al fin y a la postre, peor
hubiera sido que le hubieran confirmado que eran trillizos.
NANI. enero de 2014