La vergüenza que nos
ganamos aquella noche, en cambio, nos acompañaría para siempre y eso no fue todo, porque después
llegaron los López con las facturas de las bebidas y los canapés que nos
habíamos zampado a cuenta de ella. Aquella cena resultó un verdadero desastre,
aunque de momento nos quitó el hambre y
nos libramos del cuartelillo. Esta vez abogó Angelitas y le dijo al jefe
Barrilitos, que la duquesa había tenido que salir a toda prisa a la capital.
Más tarde si fuimos castigados, papá supo que la emborrachamos y la dejamos en
el sótano para que durmiera la mona y no se escucharan sus resoplidos.
LA PUESTA DE LARGO
La vergüenza que nos
ganamos aquella noche, en cambio, nos acompañaría para siempre.
Y
fue a partir de aquel momento cuando fuimos totalmente conscientes.
Y
nos pareció ridículo y absurdo el bochorno que habíamos sentido por nuestros
ancestros, zapateros remendones o por ser descendientes de campesinos. Ellos
nos enseñaron a ser personas responsables, trabajadoras y honradas. Esa noche
fue nuestra puesta de largo auténtica.
A
partir de ese momento y después de escuchar las declaraciones del edil, entendimos
el significado de la palabra “vergüenza” y del sofoco que nos provoca ser ciudadanos
de la misma tierra.
Nani.
Marzo 2014