¡El puñetero ojo de la
cerradura de nuevo
atascado! Tendré que espiar al abuelo que parece es el que le pone plastilina. El
pobre viejito es simpático y parece que no ha roto un plato, pero creo que no
perdona que lo lleve al centro de día. El director lo defiende a capa y espada
y lo cree incapaz, pero para mí tiene celos de los críos. ¿Tendré que poner una
denuncia o llamar a la concurrencia para iniciar una plataforma de “Afectados
por abuelos traviesos”, o quizá, querrá una piruleta de vez en cuando como sus
nietos?
DECLIVE
El puñetero ojo de la
cerradura chirría
como si estuviera resfriado. Protesta cada vez que meto la llave y no responde
a no ser que acompañe el giro con un chorrito de lubricante. Cualquier día con
un esfuerzo excesivo, se parte la diminuta llave y no sabría qué hacer, el
joyerito tiene varios siglos y mis dedos ya no son tan ágiles. Pero si dejo al
aire todos esos besos que guardó mi hija cuando era pequeña, se volatizarán y
presiento que soy demasiado mayor para quedarme huérfana.
Nani. Septiembre 2015