sábado, 9 de junio de 2018

COMO EL CRISTAL





El sol entra agazapado por las rendijas de los postigos, esperando alumbrar al hombre invisible; “trasparente” que diría mi amiga. Las zapatillas han quedado sobre la alfombra pulcra del salón pidiendo que las penetre como hace conmigo. ¡Bueno, es un decir!; porque lo nuestro siempre será distinto, sublime y a la vez; llena mis entrañas de nostalgia y mi cuerpo de sensaciones. Hoy se ha marchado sin besarme y eso no se lo perdono. Sus besos son como agujas frías de hielo que se clavan en el alma y a la vez, ardientes caricias para mis labios casi helados y azules.
Ella se aproxima y es él, quién me salva de su cercanía.


Nani. Junio 2018