Aquel beso que nos dimos en alta mar, fue tan fogoso y tan lleno de burbujas, que no sé si fue la tierra la que se dio la vuelta o fuimos nosotros. Lo cierto es que quedamos con las piernas fuera del agua y nosotros disfrutando por dentro. Por dentro del agua y por dentro de nosotros mismos. Fue el último placer que tuvimos, aunque intenso e irrepetible, puesto que cuando todo volvió a su lugar de origen, el agua no consiguió estabilizarse y se derramó sin encontrar su curso, quedando la tierra seca y desconcertada, con grandes cactus llorones y nosotros, arrugados como higos pasos, así que no quiero que me hablen de amores fogosos y burbujeantes ¡y no soy supersticioso, pero esto ya es mala suerte! Para una vez que siento cosquillas por dentro y algo más, cuando vuelvo a la realidad, todo se ha dado la vuelta y nada es como era. ¡Cómo para encontrar a estas alturas un trébol de cuatro hojas, lo piso y a la porra la buena suerte!
Nani. Septiembre 2019
Tienes una imaginación extraordinaria.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Besos.
Muchas gracias Toro. Es un honor!!
EliminarBesicos muchow.
jajaja, el final me ha encantado, muy imaginativo, me ha gustado de forma especial.
ResponderEliminarFeliz domingo nani
Bss
Muchas gracias Carmen, me encanta que te guste.
EliminarBesicos muchos.
De pronto son muchas cosas que nos dejan al.revés
ResponderEliminarAunque no por ello.seguiremos adelante y con ánimo en lo que hacemos.
Pues sí Meulen, casi todos los días nos damos la vuelta de una forma u otra.
EliminarBesicos muchos.
Con una vez basta. Bonito relato amiga. Saludos.
ResponderEliminarPues sí, ojalá no se de la vuelta ni se derrame, Sandra.
ResponderEliminarBesicos muchos.