Cuando
salía del colegio solía entrar por la puerta a la que llamaba segunda.
Encontraba la otra primero, pero allí había mucho bullicio y mi madre me pedía que
invirtiera los términos. Esta era la del bar que tenían mis padres y la otra,
la zapatería que regentaba mi tío. Además de que fuera la recomendada, a mí me
gustaba entrar por esa segunda. Allí se respiraba paz, ya que mi tío estaba
tranquilamente sentado remendando los zapatos o cosiendo las suelas a los
cueros que había cortado anteriormente con una cuchilla especial para ello, muy
afilada y con una curva muy pronunciada. Él siempre me prestaba atención y yo me
quedaba embelesada mirando como pasaba cera a los cabos para coser, que primero
chupaba y después enceraba. Me atraía el olor del pegamento al que le llamaba
engrudo, y disfrutaba su dulzura y cariño. Mi padre siempre estaba mucho más
atareado con la clientela y a la vez, había siempre mucho ruido ya que el
personal hablaba a voz en grito y al mismo tiempo, mi progenitor ni le
daba tiempo de ver que yo pasaba, pero
sí algún personal bastante descarado; por esa misma razón el consejo de mi
madre para que usara la otra puerta. Por entonces no caía en esas cosas, pero fui siempre
obediente y así lo hacía. A veces, mientras acompañaba a mi tío, pasaba el
ganado de trashumancia por la calle y me sentía segura mirando a través de
los cristales a todos aquellos miuras y
otras especies, era un placer y un gran desafío ver a los enormes toros que se
paraban cuando se reflejaban en los cristales y yo al otro lado, comprobando que
casi los podía tocar. Me sentía la heroína del cuento de ese día. Luego cuando
merendaba pan con chocolate, me salía a la calle a jugar a la comba, a las
estampitas (todavía no se llamaban cromos) en el tranco de la puerta, o a las
chinas con alguna vecina o amiga, ya que por entonces todo se hacía en la
calle, en los portales donde montábamos tenderetes o rifas o en la plaza más
cercana. Todo era mucho más próximo. No había peligro. Los padres sabían que si
nos daban una voz acudíamos al instante. La vida era muy distinta. Todo era de
otra manera.
#52RetosLiterup
Nani.
Mayo 2020
La vida iba a otro ritmo.
ResponderEliminarBesos.
Así es Alfred. Todo era distinto pero también había de todo, la historia lo demuestra.
EliminarBesicos muchos.
Qué feo es el mundo de ahora...
ResponderEliminarEstoy contento de haber vivido muchos años en el otro.
Besos.
Supongo que alguien que es de esta época no diría lo mismo. Para todos, la época vivida de cada cual, es la mejor y como le decía a Alfred, la historia demuestra que de todo ha habido y si no, que nos lo cuentes quienes vivieron por ejemplo la guerra civil, par ano ir más lejos. Lo único que es muy feo, es la poca dignidad humana, el ego y creer que los otros son los culpables de todo, creo!!
EliminarBesicos muchos Xavi
Es verdad, nos criamos más libres y sin temores...
ResponderEliminaralgún día aquello volverá.
abrazos.
Meulen, la vida que vivimos fue la nuestra y siempre será la mejor. Lo que sí deberíamos es hacerla más bonita a los que la están empezando ahora, pero para ello tenemos todos que poner de nuestra parte.
EliminarYo no termino de acoplarme en esa falta de libertad, lo que estoy viendo estos últimos años, es muy feo, ya lo creo que lo es amiga, echo en falta muchas cosas, por ejemplo los valores.
ResponderEliminarUn placer siempre leerte nani.
Un abrazo
Carmen, a nosotros nos ha cogido a contra pie, pero su`pongo que lo mismo les pasó a nuestros padres. ¿Te acuerdas cuando te pusiste la primera minifalda? Lo que si es verdad es que los que nos gobiernan, lo hacen todo pensando en ellos y todos pasamos a otro orden, pero no pasó siempre así? En fin, hagamos lo que debemos hacer y seamos conscientes, otra cosas no sé que decir.
EliminarBesicos muchos.
NANI
ResponderEliminarQue bonita sensación de presencia le sabes dar al relato, se estremecía mi piel al leerte, la emoción se apoderaba de mi, tu minucioso detalle atraía mas y mas mi atención, hasta tu punto final de vivencia, recuerdo, y evocación.
Muchacha, me has embelesado el alma.
Te dejo mi afecto, cuídate.
LÚCAS
Lucas, me alegro que te haya proporcionado mi relato, esa bonita satisfacción, para mí es un verdadero estímulo. Muchas gracias y agradecida por tu comentario.
EliminarBesicos muchos.