viernes, 12 de marzo de 2021

DÍA DE FIESTA

 


Historia infantil

 

De chirriquitina viví en una ciudad pequeñita y montañosa, donde el acceso de vehículos grandes era para ellos una osadía, arriesgándose a asomar por aquellos andurriales, así que teníamos poca o ningunas probabilidades de asistir a eventos o cosas importantes que en las grandes ciudades festejaban, o se organizaban.

Una gran fiesta para nosotros, era cuando en el mes de agosto y después de recoger las mieses, bajábamos al pueblo al que nuestra pequeña pedanía pertenencia. En esas fechas se celebraban las fiestas patronales y la feria que se montaban en una gran explanada a las afueras de la ciudad. Normalmente, también había un circo y el día que nos desplazábamos era un acontecimiento que celebrábamos toda la familia, como lo más importante del año.

Padre, la tarde anterior dejaba el carro impecable de pajas y restos de cereales, lo fregaba y dejaba al raso para que se secara. Cuando nos despertábamos, todos ayudábamos con la ilusión reflejada en la mirada y en los sentidos, deseando comenzar la prometida salida.

Madre habría preparado ya un contundente desayuno y padre colocado una manta vieja sobre el carro, ya que allí debíamos subirnos todos. No era muy largo el desplazamiento, pero sí muy laborioso, sobre todo para padre que debía conducir con acierto por el angosto camino a Petra, que era la vieja mula que ayudaba en las faenas y tiraba del carro, siendo en aquella ocasión mucho más delicada la carga que llevaba, que la que acarreaban diariamente de la era hasta el pajar o hasta el granero de casa.

Aquel día salimos después del desayuno con nuestras mejores galas y mucha ilusión. Sabíamos que alguna chuchería caería, algún sencillo juguete y un anillo para madre en los puestos del serrín y, almorzaríamos en la taberna del Julio donde había pescado fresco y frituras varias. Nos subirían a alguna atracción y a disfrutar del día, que culminaba con un asiento en el palco del circo, donde jaleábamos a los payasos, los malabaristas, trapecistas y todas las actuaciones. Aquel año hubo unos chicos jóvenes vestidos de indios y otro de  cowboys que bajaban y subían de sus caballos, se lanzaban flechas encendidas, se disparaban balas que no les alcanzaban y todo ello se ve que a mis hermanos los cautivo, porque a otro día después de despertarnos muy tarde, ya que llegamos agotados, me pidieron que fuera a la salida de casa donde había un árbol un poco seco. Ellos ya estaban preparados con una cuerda para atarme y se disponían a probar su nuevo juguete; unas flecas compradas el día anterior en la feria. La manzana en mi cabeza no se estaba quieta, pero es que yo temblaba como las pocas hojas que tenía el árbol donde me sujetaron. Las flechas no tenían puntas pero como era muy pequeña, yo solo quería salir de allí y chillaba o  lloraba llamando a madre. Recuerdo que una de las flechas me dio en la cara y como tenía ventosa y mi cara estaba húmeda de tanto llorar, allí se quedó clavada mientras ellos reían y se revolcaban como unos puñeteros gusanos. Pasé un miedo infinito y lo que tan solo recuerdo después; es a madre muy enfadada. Seguro que nos echó en falta y allá nos encontró; a ellos hechos unos gamberros muertos de risa, yo una Magdalena sucia y pegajosa.

Aquel día ellos se ganaron ir a ayudar a padre hasta en la hora de la siesta y yo, que según madre me había dejado embaucar, a  aprender a bordar y sin rechistar. El día no estaba para mucha tertulia, así que callamos e hicimos lo que pudimos. Desde luego por mi parte, no me salió bien ni el cordoncillo que comenzó a enseñarme.

 

Nani. Marzo 2021

18 comentarios:

  1. Que bonitos aquellos tiempos de fiesta y que bien narrado texto amiga. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Sandra. Aquellos tiempos...
      Besicos muchos.

      Eliminar
  2. Hermosa historia nani, llena de una bella nostalgia.
    Me ha encantado.
    Feliz fin de semana.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Carmen, muchas gracias. Me gusta que te guste!!
      Besicos muchos.

      Eliminar
  3. Fiestas con niños, prefiero aprender a bordar.
    Nani, que relato más entrañable.
    Un abrazo y buen finde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ángel cuando quieras te enseño, aprendí muy poco, pero algo..., jajajaj
      Y qué podemos hacer con los niños, si no alegrarles sus comienzos, ya tendrán bastante cuando crezcan, no?
      Muchas gracias por comentar.
      Besicos muchos.

      Eliminar
  4. La nostalgia compartida hace llorar

    besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Inma, la nostalgia la debemos celebrar con alegría, no?
      Besicos muchos.

      Eliminar
  5. El comentario de Ángel me ha hecho reír.
    A mí nos niños me aturden.

    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Ayyy, qué sería entonces de los niños? Nos hacemos mayores y olvidamos que también lo fuimos y creo, que todo influye en que ese niño llegue a ser una gran persona.
    Besicos muchos.

    ResponderEliminar
  7. Llevando la contraria a Toro, me encantan los niños. A quien no soporto es a los adultos 😔
    Gran historia.
    Eso de las mieses se lo escuchaba decir a mi abuela, que era mujer de campo...
    Besitos 💋😚

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy contigo Towanda. Los niños son naturales, cosa que lo mayores vamos perdiendo con el tiempo y olvidando, para ir a lo nuestro.
      Es bonita la palabra, verdad? Me encanta seguir conservando el vocabulario de antaño.
      Besicos muchos bonita.

      Eliminar
  8. K tiempos aquellos, k con muy poco se hacía mucho.Se valoraba + todo. La vida pasa y lo nuestro es pasar. Pasar haciendo camino...Felíz día de la poesía.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón Rufino. Todo pasa y todo queda y esos recuerdos ahí están!!
      Besicos muchos.

      Eliminar