Imagen
de la fotógrafa mexicana Estrella Josento
Aquella
mujer no sabía de días de.., ni de reivindicaciones. Había sido siempre una
loba defendiendo su manada y su humilde hogar, no sabía de otra cosa. Su hombre
era como todos los que había conocido. Querían a su prole a su modo y a su
compañera de vida como lo hizo su padre, abuelo, bisabuelo o tatarabuelo. Ella
y las de su entorno, hablaban y reconocían que la educación debía cambiar
empezando en sus propias casas y por ello, dialogaron y transmitieron a sus
retoños que era fundamental practicar el respeto hacia los demás y a ellos
mismos, de no forzar situaciones cuando se les daba una negativa ya que todo el
mundo debía decidir por sí mismos fueran hombre o mujer, o de valores y
formación. Y, sobre todo debían tener en cuenta y lo repetían hasta la
saciedad, que nadie merecía ser tratado como a un espantapájaros, ya que estos
son peleles y el ser humano debe ser un ente de luz.
Nani,
marzo 2025
Un ente de luz. Cómo olvidamos este aspecto. Nani, tus escritos van directos al corazón, en contacto directo con la realidad o realidades que expones. Maravilla esa capacidad, sutil, de decir sin aparente decir, de contar maravillosamente bien sin que casi se note. Hay humildad en tus texto y hay emoción, pues tus escritos reparan en el matiz de los aspectos humanos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias y muy buen fin de semana, apreciada amiga. Abrazos.
Esa frase última debería ser la norma principal, todo ser humano debe ser tratado con respeto.
ResponderEliminarSi eso fuera así, tal vez no habría tanto desequilibrio emocional.
Un besazo.
Así es, la educación debería cambiar la mentalidad y ayudar a darle a cada uno su autentico lugar en la vida. Feliz fin de semana
ResponderEliminar¡Cuánta verdad en tus palabras! "nadie" como tu dices:
ResponderEliminar"Nadie merecía ser tratado como a un espantapájaros, ya que estos son peleles y el ser humano debe ser un ente de luz."
Un gran abrazo y buen fin de semana.