viernes, 4 de abril de 2025

AVERROES

 


Foto de Nani Canovaca

Me ha pasado algo muy curioso mientras paseaba por el patio de los naranjos de la Mezquita de Córdoba. Éramos un grupo bastante numeroso y nos hemos dividido con el fin de poder escuchar mejor las explicaciones y no ir en pelotón a la visita del monumento nazarí y catedral de Córdoba. Mientras esperaba que salieran los compañeros, he paseado por entre los naranjos que olían a azahar intensamente. Me han llamado la atención unos enormes cipreses llenos de salud y poderosamente atractivos, cuando he visto salir de detrás del voluminoso tronco, un señor ataviado a la manera árabe que me ha saludado de manera bastante… ¿Cómo decirlo? De una manera muy atractiva para mí e incluso me ha producido sofoco por no saber como comportarme o corresponder. Se ha inclinado ligeramente delante de mí, mientras se llevaba la mano al pecho, la boca y la frente, repitiendo al mismo tiempo:  Assalamu’alaikum.


Imagen subida de red

Me he quedado sin saber que responder y para salvar la situación, le he respondido que no entendía su idioma, pero que le daba las buenas tardes ya que suponía me estaba saludando.

─Como habrás supuesto, soy Averroes y no un alma atormentada que vaga por estos parajes. Mi muerte fue en su día un acontecimiento, pero me quedé por estos lugares ya que formo parte de ellos.

─Me agrada saludarlo ─respondí, sin dar crédito a mis propias palabras, por el surrealismo que comportaba todo lo que estaba observado. En clase de historia y literatura me hablaron de usted. Me contaron del gran médico, filósofo y científico de su tiempo. Mirarle a los ojos impresiona, no es usted un señor de los que nos encontramos diariamente, su mirada dice mucho y sus expresiones, mucho más.

─Me alagas con tus palabras, pero tan solo soy un hombre que eso sí, habitó y vivió intensamente en estas tierras. Dicen que me marché a Marruecos y allí fallecí, pero no es cierto. Puede que mis cenizas estén en tierras marroquíes, pero no me fui como ves. Estoy aquí y al atardecer siempre paseo por entre los naranjos para dirigirme a la Mezquita a hacer mir rezos.

─Y ¿es posible que lo pueda ver, o se trata de una nueva fantasía mía?, ─respondí mientras me restregaba los ojos con desconcierto.

─No se trata de fantasías ni nada parecido, sino que solo me pueden ver ciertas personas.

─ ¿Ciertas personas, como es posible? No entiendo.

─Personas que miran con el alma y la mirada, no solo con los ojos de lo mundano.

─ ¿Y cómo sabe que yo soy esa persona?

─Por intuición supongo. Me equivoqué poco en su día, lo suficiente para aprender de mis errores; como todo el mundo, pero a las personas las pude conocer con facilidad. Además, me ha llamado la atención tu cara de preocupación por momentos, te quedas absorta y parece que salgas de tu cuerpo

─Señor Averroes, me preocupa la situación del mundo en esta sociedad que nos ha tocado vivir.

─Sí, complicada está la vida, a veces veo lo que llamáis noticiarios en esa cosa tan fría que ponéis todos en vuestras paredes y que os informan o a veces todo lo contrario y no sabría que decirte; siempre ha habido conflictos y desavenencias, pero me temo que con los adelantos de hoy en día todo puede resultar apabullantes incoherencias.

─Qué interesante todo lo que me cuenta. ¿Puedo peguntarle si conoció a Maimónides?


Imagen subida de la red

─Coincidimos en muchas ocasiones, aunque cada uno teníamos nuestras filosofías y criterios en medicina y otros conocimientos, pero también estuvimos de acuerdo en muchas materias.

─ ¡Cómo me hubiera gustado coincidir esta tarde, también con él!

─Hay días que paseamos por la judería juntos. También está apegado a las paredes de esta ciudad, los jardines y hasta a veces lo veo aparecer por la orilla del río. Pero habitualmente paseo y acudo a mis rezos solo. Maimónides suele volver a Marruecos y Egipto; aunque si nos vieras cuando disfrutamos de nuestros paseos y nuestras conversaciones, observarías que suelen ser muy interesantes.

─ ¡Cómo me gustaría acompañarlos en alguna ocasión!

─Puede que alguna vez podamos coincidir, pero como para eso todavía debe pasar algún tiempo ─me respondió─, aprovecha el tiempo leyendo nuestras filosofías y las de muchos otros. Aplica a tu vida todo lo que te aporte interés y transmite buenas energías. Llegará el momento que nos veamos de nuevo y nuestras conversaciones versarán en torno a lo que hoy hablamos Maimónides, Séneca que se une de vez en cuando y yo. Serás bienvenida, no te quepa duda.

 

Nani, Abril 2025