Foto de Nani Canovaca
Me
ha pasado algo muy curioso mientras paseaba por el patio de los naranjos de la
Mezquita de Córdoba. Éramos un grupo bastante numeroso y nos hemos dividido con
el fin de poder escuchar mejor las explicaciones y no ir en pelotón a la visita
del monumento nazarí y catedral de Córdoba. Mientras esperaba que salieran los
compañeros, he paseado por entre los naranjos que olían a azahar intensamente.
Me han llamado la atención unos enormes cipreses llenos de salud y
poderosamente atractivos, cuando he visto salir de detrás del voluminoso
tronco, un señor ataviado a la manera árabe que me ha saludado de manera
bastante… ¿Cómo decirlo? De una manera muy atractiva para mí e incluso me ha
producido sofoco por no saber como comportarme o corresponder. Se ha inclinado
ligeramente delante de mí, mientras se llevaba la mano al pecho, la boca y la
frente, repitiendo al mismo tiempo: Assalamu’alaikum.
Me
he quedado sin saber que responder y para salvar la situación, le he respondido
que no entendía su idioma, pero que le daba las buenas tardes ya que suponía me
estaba saludando.
─Como
habrás supuesto, soy Averroes y no un alma atormentada que vaga por estos
parajes. Mi muerte fue en su día un acontecimiento, pero me quedé por estos
lugares ya que formo parte de ellos.
─Me
agrada saludarlo ─respondí, sin dar crédito a mis propias palabras, por el
surrealismo que comportaba todo lo que estaba observado. En clase de historia y
literatura me hablaron de usted. Me contaron del gran médico, filósofo y
científico de su tiempo. Mirarle a los ojos impresiona, no es usted un señor de
los que nos encontramos diariamente, su mirada dice mucho y sus expresiones,
mucho más.
─Me
alagas con tus palabras, pero tan solo soy un hombre que eso sí, habitó y vivió
intensamente en estas tierras. Dicen que me marché a Marruecos y allí fallecí,
pero no es cierto. Puede que mis cenizas estén en tierras marroquíes, pero no
me fui como ves. Estoy aquí y al atardecer siempre paseo por entre los naranjos
para dirigirme a la Mezquita a hacer mir rezos.
─Y
¿es posible que lo pueda ver, o se trata de una nueva fantasía mía?, ─respondí mientras
me restregaba los ojos con desconcierto.
─No
se trata de fantasías ni nada parecido, sino que solo me pueden ver ciertas
personas.
─
¿Ciertas personas, como es posible? No entiendo.
─Personas
que miran con el alma y la mirada, no solo con los ojos de lo mundano.
─
¿Y cómo sabe que yo soy esa persona?
─Por
intuición supongo. Me equivoqué poco en su día, lo suficiente para aprender de
mis errores; como todo el mundo, pero a las personas las pude conocer con
facilidad. Además, me ha llamado la atención tu cara de preocupación por
momentos, te quedas absorta y parece que salgas de tu cuerpo
─Señor
Averroes, me preocupa la situación del mundo en esta sociedad que nos ha tocado
vivir.
─Sí,
complicada está la vida, a veces veo lo que llamáis noticiarios en esa cosa tan
fría que ponéis todos en vuestras paredes y que os informan o a veces todo lo
contrario y no sabría que decirte; siempre ha habido conflictos y desavenencias,
pero me temo que con los adelantos de hoy en día todo puede resultar apabullantes
incoherencias.
─Qué
interesante todo lo que me cuenta. ¿Puedo peguntarle si conoció a Maimónides?
─Coincidimos
en muchas ocasiones, aunque cada uno teníamos nuestras filosofías y criterios
en medicina y otros conocimientos, pero también estuvimos de acuerdo en muchas materias.
─
¡Cómo me hubiera gustado coincidir esta tarde, también con él!
─Hay
días que paseamos por la judería juntos. También está apegado a las paredes de
esta ciudad, los jardines y hasta a veces lo veo aparecer por la orilla del río.
Pero habitualmente paseo y acudo a mis rezos solo. Maimónides suele volver a
Marruecos y Egipto; aunque si nos vieras cuando disfrutamos de nuestros paseos
y nuestras conversaciones, observarías que suelen ser muy interesantes.
─ ¡Cómo me gustaría acompañarlos en alguna ocasión!
─Puede
que alguna vez podamos coincidir, pero como para eso todavía debe pasar algún tiempo
─me respondió─, aprovecha el tiempo leyendo nuestras filosofías y las de muchos
otros. Aplica a tu vida todo lo que te aporte interés y transmite buenas
energías. Llegará el momento que nos veamos de nuevo y nuestras conversaciones versarán
en torno a lo que hoy hablamos Maimónides, Séneca que se une de vez en cuando y
yo. Serás bienvenida, no te quepa duda.
Nani,
Abril 2025