sábado, 22 de noviembre de 2025

YO, TÚ, ÉL, NOSOTROS...

 


 

La imagen de inspiración es de Ismail Zaidy.

 

Acabo de ver los noticiarios y la verdad es que no son nada positivos. Casi todos los países en conflicto o en guerra. Los dirigentes amenazan sin ton ni son, como si fueran dueños de nuestras vidas y propietarios del mundo. Los que deben informar adecuadamente desinforman y como somos tan inocentes por no decir otra cosa, no los creemos todo y llega un momento que o no nos creemos nada y pasamos de todo, con el consiguiente desorden personal y social, o nos lo creemos todos y vivimos en una burbuja, asustados y sin decisión propia consiguiendo que otros decidan por nosotros y nos hagan sumisos esclavos. Porque ahora no llevamos cadenas de hierro, pero quizá sean más terribles estas que nos imponen y que no se ven. Estas que nos arrebatan la libertad en todos los sentidos y nos impiden llegar a dar la vuelta a la esquina, nos tapan la boca sin mordaza y nos arrebatan nuestros propios pensamientos (para eso están otros que nos modifican el sentir), haciéndonos vulnerables a todo, fáciles de manejar y robándonos a diestro y siniestro. Si no pagas por hasta respirar, ya ni te cuento.

Pero hete aquí, que ha llegado un ser que piensa, que no tiene miedo a esos peleles manejados por otros para que nos manipulen y siembra una semilla. Puede ser un libro que de boca a oreja nos llega, una canción o un hecho que desafía la ley del más fuerte y que, aunque la haga efectiva una personita pequeña de tamaño y grande de fortaleza, nos infunde, nos sacude y no eleva, porque las cosas cambian así del golpe a porrazo y alguna vez muy de tarde en tarde, hay un héroe que nos hace pensar y no se deja amedrentar ni sobornar. Puede que intenten aniquilarlo, puede que intenten envenenarlo, pero, aunque lo consiguieran sería como los gurús en las tribus, los santos en las religiones, el propio Jesucristo para los creyentes o los héroes en los comics. Quedarían para siempre. Infundirían fuerza y aunque haya desaprensivos que en su nombre hagan y deshagan a su antojo y a su favor, habrá alguien que tenga lucidez.

De todas maneras, si no nos salvamos a nosotros mismos para empezar, no habrá salvación de ningún tipo, puesto que, si no estamos dispuestos a luchar por lo que nos da paz y por los nuestros, me refiero a los que se sientan en la misma mesa y comparten con nosotros el puchero diario, no habrá salvación. Para empezar, tenemos que dar el primer paso porque como se lo dejemos a otros, todo se pierde por el camino y luego pasa como en el juego infantil: “Pio, pio que yo no he sido…" Y no nos salva ni el tato.

 

Nani, noviembre 2025

No hay comentarios:

Publicar un comentario