El café humea en la mesa mientras disfruta del aroma, del azucarero que no hace juego con la taza y sobretodo, de su espacio cuando suena el teléfono.
El recipiente de azúcar es el que vio de forma cotidiana día tras día y este momento es el que lo enlaza con la niñez, la juventud y la vida compartida con aquel ser extraordinario que la fortuna puso en su camino hasta que el destino la apagó cual pabilo. Por eso toma el café en aquella taza donde ella bebió sorbito a sorbo, todos los cafés que compartieron. Y ahora le interrumpen su momento, el que comparte con sus recuerdos y con la dulzura de los instantes agradables vividos. Duda si cogerlo o seguir el rito diario. De pronto recuerda que hoy le dan la nota de graduación y sin ser consciente del todo, se levanta con dificultad mientras susurra: “Niña, no nos deja tomar el café como cuando era pequeño, quiere que le sentemos entre los dos y contarnos sus aventuras, hoy quiere tomarse unos sorbitos de nuestro café”.
El recipiente de azúcar es el que vio de forma cotidiana día tras día y este momento es el que lo enlaza con la niñez, la juventud y la vida compartida con aquel ser extraordinario que la fortuna puso en su camino hasta que el destino la apagó cual pabilo. Por eso toma el café en aquella taza donde ella bebió sorbito a sorbo, todos los cafés que compartieron. Y ahora le interrumpen su momento, el que comparte con sus recuerdos y con la dulzura de los instantes agradables vividos. Duda si cogerlo o seguir el rito diario. De pronto recuerda que hoy le dan la nota de graduación y sin ser consciente del todo, se levanta con dificultad mientras susurra: “Niña, no nos deja tomar el café como cuando era pequeño, quiere que le sentemos entre los dos y contarnos sus aventuras, hoy quiere tomarse unos sorbitos de nuestro café”.
Nani. Marzo 2008.
Hola Nani, mi primer comentario y no sé que decir...Que me gusta como escribes, te lo habran dicho muchas veces. Seguiré pasando por aqui cuando vea la luz encendida.
ResponderEliminarUn beso.
Bueno... Bueno... Bueno...
ResponderEliminarmmm... Café....
Hola preciosa! Qué melancólica estás últimamente... feliz Semana santa y disfruta mucho estos días!
ResponderEliminarUn beso enorme!
ya me has joio!!!! Yo que iba a dejar el café de después de comer desde hoy!!!!!!!! Bueno, lo dejo desde mañana!!! jajajajajajjaja
ResponderEliminarGracias reina, creeme que hago todo eso que dices, pero me da rabia la actitud de mucha gente. Me jode que los demás no valoren lo que tienen hasta que lo pierden. Por que pierden ellos, pero también yo.
Un beso
Las cosas cotidianas del dia a dia...los recuerdos...el cariño...
ResponderEliminarQue bien lo has "plasmado"....con ese sentimiento que pones en todo lo que escribes....
Descansa lo que puedas...feliz semana, Nani.
Besazo muy fuerte.
Yo creo que todo lo que rodea al café es como un baile jajaja yo no lo llamaría rutina sino que son como pequeños detalles que lo hacen único. Y mira que yo no tomo café apenas, pero es que a mi madre le encanta y cuando lo huelo me recuerda a ella :D
ResponderEliminarun beso!
Aunque se ha hecho habitual en mí tomar el té,cuando era bebedora de café,siempre me gustó leer sus posos del fondo de la taza :) un beso,Goroka.
ResponderEliminarHay ciertas rutinas que realizamos con todo el gusto del mundo...
ResponderEliminarUn besazooo
Me encanta el cafe y sobretodo en esa atmosfera complice que relatas !!!
ResponderEliminarBesos para ti
Tiene que estar ahí, sea como sea...
ResponderEliminarPrecioso
Besos!
El aroma de los recuerdos.
ResponderEliminarY el café me acompaña día a día. Así te leo con tus lindos relatos.
Fíjate que vivo en tierra cafetalera. Aún en mi jardín hay plantas.
Seguiremos tomando café.
Abrazos linda.
Breve, intenso y sugerente.
ResponderEliminarHoy posteé para vosotras!!
ResponderEliminarPocas cosas tan evocadoras como el aroma del café recién hecho. A mí me recuerda tardes soleadas a la salida del colegio o charlas en la cocina mientras esperas que salga el café.
ResponderEliminarBesos
yo no tomo café, de vez en cuando, pero pocas veces, aún así su aroma me trae muchos recuerdos.
ResponderEliminarPrecioso Nani... alguien tan cfeadicta como yo se imagina perfectamente la escena, sobre todo el sabor...
ResponderEliminarUn beso
Desde que tengo acidez de estómago sólo tomo café con hielo. El caso es que el médico que ha prohibido todo tipo de cafés, pero me reservo este derecho como gesto de rebeldía. Tu post me ha traído a la mente viejos aromas. Besos Nani.
ResponderEliminarEl ritual del café ... jejejeje. Ultimamente me tiene nerviosísimo el puñetero café. Llego a tomar 4 cafés al día y ... ufff ... he tenido que dejarlo. Pensaba que no me afectaba, pero parece ser que si.
ResponderEliminarNoto un tono de melanconlía en tu texto muy grande. Recuerdos de una persona que ya no está, que no ha visto crecer a su hijo ...
Un besote, Nani.
café sólo, por favor; o en su defecto cortado, que narices, quiero café no me ponga leche, berlioz!
ResponderEliminarEL café, qué rico!!!!
ResponderEliminarY esta historia es preciosa, cómo el marido la recuerda a ella cada mañana por su taza de café...
Me ha encantado.
Cuídate, besos y un big abra:
Spirit of dreams;) (f)
Mira que yo no tomo café, pero me han dado muchas ganasssssssss...
ResponderEliminarBesitos
Hola hermosa Nani! Deberían inventar aromas virtuales para acompañar los posts. Bello cuento y con mucha nostalgia, querida amiga!
ResponderEliminarLos recuerdos, los rituales, aquellos amores que han partido, los aromas...parece que detuvieran el tiempo, y lo situaran exactamente allí, donde lo queremos.
Te abrazo con muchísimo cariño!
Lo acertado del relato, es que nos instalas en esa mesa donde los recuerdos se comparten con los sentidos del gusto, la vista y el olfato. Eso enriquece el texto y nos hace identificarnos con el momento. En unas pocas lineas nos cuentas mucho; reunes ahi pasado, presente y el futuro con el hijo. Todo un acierto.
ResponderEliminarPor cierto, el café acompaña mi vida actual en el puerto. Saludos
Cuando era chica, yo agarraba una silla la ponía al lado de donde se sentaba mi mamá y recostaba mi cabeza en su regaso. Lo hice hasta cuando iba a la facu. Ahora q ya no está, en los días difíciles me gustaría volver a hacerlo. A veces necesitamos sentirnos protegidos.
ResponderEliminarMe llamó la atención la luminosidad que emanaba de tu casa y entré.
ResponderEliminarSencillamente quedé deslumbrada.
Saludos