Amigo Septiembre.
Es increíble como te hemos echado de menos estas vacaciones. Ha sido la primera vez que faltas a las parrilladas de casa, a los paseos por la playa, las reuniones nocturnas, los amaneceres en la roca esperando picaran los peces y después, el habitual peso de piezas para presumir del trofeo en la pandilla, ¡cómo hemos pavoneado!
Añorándote en la noche de los fuegos artificiales, el padre de Luís evocó el día en que te perdiste en la fiesta del pueblo y el miedo que todos pasaron. No se explicaron nunca, como fuiste a parar a la vaquería y allí, pegado al pequeño becerro te encontraron dormido. Hemos recordado mucho a tus padres, (ellos también han faltado por vez primera, aunque para ti debe ser mucho más penoso de llevar); pero volviendo a lo que iba, reímos todos al pensar en ellos y los detalles que tenían, sobretodo el sentido del humor con el que te bautizaron y las buenas maneras que tenían para con los que pretendían reprocharles haberte llamando “Septiembre”. Siempre decían que estaban orgullosos de ti y que la mejor cosa que les había pasado, fue engendrarte precisamente al terminar el verano y que para tenerlo presente y dar gracias a la vida por ello, no les quedó más remedio que obrar de esa manera. Era increíble lo bien que nos lo hacían pasar. ¡Como os hemos echado en falta! Recordamos el día que a mamá le entró un ratón en la cocina y con la paciencia que la aguantasteis en vuestra casa, hasta que todos los padres se reunieron y consiguieron ofrecérselo en la bandeja de plata de la abuela, ¡Cuando se juntaban eran un poco gamberros y retorcidos, hay que reconocerlo! y tu madre el ingenio que tubo al vestirlo de “Micki”, con sus orejotas, nariz y zapatones, sin que le faltara su pantalón rojo y la chaquetita negra; fue toda una aventura increíble para nosotros los niños, como fueron fascinantes tantos momentos vividos en todas las vacaciones que disfrutamos en el pueblo. Después todos volvíamos a nuestras ciudades y a las tareas cotidianas llenos de vida e ilusión. Fuimos creciendo, estudiando y hoy te escribo para decirte que no ha sido igual, que estas vacaciones han sido distintas. Las comidas han estado insípidas, los paseos por la playa han sido tan rudos y bastos, que hasta la arena que pisábamos, parecía que hubiese embrutecido e hiciese daño en la planta del pie, las pescas aburridas y sin apenas piezas y las risas…, ha habido menos ganas de reír e incluso, muchas lágrimas silenciosas o escondidas.
Hoy amigo Septiembre, te escribo para decirte, que antes de que termine tu tocayo mes, voy a darte un abrazo y a pasar el resto de vacaciones contigo, si no te importa.
Espero tu respuesta y si estás de acuerdo, compartimos los días que le quedan al mes, antes de que empecemos nuestros cotidianos quehaceres, necesito verte y escuchar de tus propios labios, que todo se va superando. Sin pensarlo un minuto cojo el tren y en un día estamos juntos.
Esta amiga que te quiere, espera respuesta. Besos.
Es increíble como te hemos echado de menos estas vacaciones. Ha sido la primera vez que faltas a las parrilladas de casa, a los paseos por la playa, las reuniones nocturnas, los amaneceres en la roca esperando picaran los peces y después, el habitual peso de piezas para presumir del trofeo en la pandilla, ¡cómo hemos pavoneado!
Añorándote en la noche de los fuegos artificiales, el padre de Luís evocó el día en que te perdiste en la fiesta del pueblo y el miedo que todos pasaron. No se explicaron nunca, como fuiste a parar a la vaquería y allí, pegado al pequeño becerro te encontraron dormido. Hemos recordado mucho a tus padres, (ellos también han faltado por vez primera, aunque para ti debe ser mucho más penoso de llevar); pero volviendo a lo que iba, reímos todos al pensar en ellos y los detalles que tenían, sobretodo el sentido del humor con el que te bautizaron y las buenas maneras que tenían para con los que pretendían reprocharles haberte llamando “Septiembre”. Siempre decían que estaban orgullosos de ti y que la mejor cosa que les había pasado, fue engendrarte precisamente al terminar el verano y que para tenerlo presente y dar gracias a la vida por ello, no les quedó más remedio que obrar de esa manera. Era increíble lo bien que nos lo hacían pasar. ¡Como os hemos echado en falta! Recordamos el día que a mamá le entró un ratón en la cocina y con la paciencia que la aguantasteis en vuestra casa, hasta que todos los padres se reunieron y consiguieron ofrecérselo en la bandeja de plata de la abuela, ¡Cuando se juntaban eran un poco gamberros y retorcidos, hay que reconocerlo! y tu madre el ingenio que tubo al vestirlo de “Micki”, con sus orejotas, nariz y zapatones, sin que le faltara su pantalón rojo y la chaquetita negra; fue toda una aventura increíble para nosotros los niños, como fueron fascinantes tantos momentos vividos en todas las vacaciones que disfrutamos en el pueblo. Después todos volvíamos a nuestras ciudades y a las tareas cotidianas llenos de vida e ilusión. Fuimos creciendo, estudiando y hoy te escribo para decirte que no ha sido igual, que estas vacaciones han sido distintas. Las comidas han estado insípidas, los paseos por la playa han sido tan rudos y bastos, que hasta la arena que pisábamos, parecía que hubiese embrutecido e hiciese daño en la planta del pie, las pescas aburridas y sin apenas piezas y las risas…, ha habido menos ganas de reír e incluso, muchas lágrimas silenciosas o escondidas.
Hoy amigo Septiembre, te escribo para decirte, que antes de que termine tu tocayo mes, voy a darte un abrazo y a pasar el resto de vacaciones contigo, si no te importa.
Espero tu respuesta y si estás de acuerdo, compartimos los días que le quedan al mes, antes de que empecemos nuestros cotidianos quehaceres, necesito verte y escuchar de tus propios labios, que todo se va superando. Sin pensarlo un minuto cojo el tren y en un día estamos juntos.
Esta amiga que te quiere, espera respuesta. Besos.
Lucía.
La Pedriza, 11 de Septiembre de 2007.
nani.2007
"No ha sido igual, que estas vacaciones han sido distintas. Las comidas han estado insípidas, los paseos por la playa han sido tan rudos y bastos, que hasta la arena que pisábamos, parecía que hubiese embrutecido e hiciese daño en la planta del pie, las pescas aburridas y sin apenas piezas y las risas…, ha habido menos ganas de reír e incluso, muchas lágrimas silenciosas o escondidas"...
ResponderEliminarQue crecer tiene eso, no?
sin duda, hay veces q tienes que decirlo xq si, xq toca, xq no sabes lo q te puede pasar.
ResponderEliminarCon andrés me he sentido tan acompañado estando solo...eso es de agradecer de manera infinita.
Un saludo muy grande!
Por supuesto q siempre es bienvenido quien quiera visitar mi blog, es una especie de diario de todo lo que me sucede y que mejor que amigos de necio hutopo. Cuando gustes, yo hare lo mismo por el tuyo.
ResponderEliminar...Este relato no lo quiero ¿vale?me ha dolido, porque me habla... y me ha dado una punzada el alma...,
ResponderEliminar¿será que septiembre significa nostalgia para mi?
Prefiero seguir paseándome con el pastor del pueblo que habla con la chica de ciudad..., al final quiero volver al pueblo, siempre me pasa igual..., ya sabes que estoy "desequilibrá"jajajaja...
Besos guapa ¡te echo de menos!
María
Un relato muy conmovedor, ha sido muy grato leerte.
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi blog. ^_^
Besotessssssss
El tiempo que pasa y nos trae estas cosas, agridulces recuerdos y añoranzas.
ResponderEliminarMe encanta, como siempre :)
Besos
Todos los Septiembres parecen condenados a irse de nuestro lado.
ResponderEliminarUn abrazo