… y empezó a sofreír la cebolla cuando notó que se movía algo al fondo de la cocina.
Se le erizaron los vellos pensando que pudiera haber entrado un mal bicho por alguna rendija de la ventana o la puerta y con mucho desasosiego se acercó al lugar donde le pareció que el movimiento se producía y a pesar del pánico que le embargaba solo pensar en algo desagradable, se armó de valor y allí estaba escoba en ristre moviendo la orza de la pringá, la de las aceitunas partidas y la cántara del aceite. No encontrando nada movió también la canasta con los roscos de vino que había sacado del horno y que esperaban a que unas manos (muy probablemente las suyas), los metieran en bolsas de a diez para así ir sacando en la fiesta de cumpleaños y repartir el resto a los invitados al término de la jornada.
Como no encontró nada y su inquietud se relajó, volvió con apuro a los fogones donde había dejado esa cebolla que empezaba a confitarse y no podía descuidar. Había comenzado por lo que sería el adorno y complemento de la receta “Mil hojas de berenjena con queso de cabra y reducción de vinagre de Módena al chocolate”. Ahora debía continuar cortando las rodajas de berenjena e ir poniendo a la plancha con unas gotas de aceite para hacer sin que resultaran grasientas y mientras tanto, ir preparando las porciones que harían las cubiertas de queso fresco de cabra y gratinar con unos toques de soplete…, pero volvió a escuchar algo que no era normal en aquella su cocina pareciéndole percibir el movimiento de la panera que había quedado encima de la mesa.
De nuevo le corrió un ligero escalofrío por la nuca y casi no se atrevía a mirar abiertamente, cuando notó que algo brillaba tras la jarra del agua. Miró más atentamente y vio dos ojos brillantes como fuego, que la miraban a través del trasparente cristal de la jarra. Se acercó para ya asegurarse del hecho y cuando apartó con gran cuidado la jarra, disparado saltó un animalito negro como el tizón que asustado y enfurecido maullaba enloquecido al verse acorralado.
Intentó serenarle y al ver que no lo conseguía y que se agazapaba es una esquina de la cocina, se le ocurrió coger un plato viejo y llenarlo de leche. Lo posó sobre el suelo cerca del minino y este que parecía hambriento, se lanzó a él lamiendo sin parar, pero mirando de vez en cuando con desconfianza.
Volvió a la plancha donde terminaban las berenjenas de hacerse y estando en su punto, comenzó a colocar en un plato cuadrado, blanco y muy moderno, donde puso por capas las berenjenas con el queso. Gratinó con ayuda de un soplete y como colofón, terminó con la cebolla que confitada ahora esperaba su turno, rociando con la reducción de vinagre de Módena y adornando con unas escamas de sal maldon.
El gatito seguía ahora mirando hacía su persona y reclamaba otra poquita de leche o manjar similar que le mitigara el hambre de su huérfana vida. No sabía el felino que allí no era el sitio donde él debería estar, así que sacó el mismo plato al patio con una olorosa sardina donde empezó a dar cuenta de ella, intuyendo que no podría entrar nunca más al lugar de donde había entrado de polizón.
Nani.
Deseo que paséis una feliz Nochevieja y que 2011 os conceda todo lo que en el fondo de el alma deseáis.
buen don relatista
ResponderEliminarbuen 2011
Hola Nani, que bien planteas una receta hija. Se coló en el relato como el pobre gatito.
ResponderEliminarFeliz Año Nuevo también para tí. Besos preciosa.
Olivas, chocolate y un gatito.
ResponderEliminarMe quedo a vivir allí.
Feliz todo, artista y madre de artista.
MIra que son listos los gatos...
ResponderEliminar;)
Besicos
Feliz año para ti también... Aunque, debo reconocerlo, yo me habría quedado con el gato...
ResponderEliminarFíjate tú que hasta me ha dado hambre... ummmm ¡qué rico el gato! ¡uy, digo, las berengenas! jajaja
ResponderEliminarFeliz final de década... ¡qué interesante un año enterito a estrenar verdad! ¡AVENTURA!
Nani, esto no se hace a estas horas. Me ha entrado un hambre, que no puedo con ella.
ResponderEliminarUn beso.
Feliz año para ti también Nani. Un beso enorme.
ResponderEliminarMi Nani he quedado rendida ante “Mil hojas de berenjena con queso de cabra y reducción de vinagre de Módena al chocolate”...Tuve que leer la entrada dos veces pues la primera solo visualizaba tan rico manjar jajaja...Que revuelo!Feliz año ,feliz 2011...Un montón de abrazos para repartir!!!!!
ResponderEliminarSi es que ni el gato quería perderse esas berengenas;)
ResponderEliminarOjalá el 2011 nos sorprenda gratamente a todos y sea un año bonito de vivir.
Feliz Noche Vieja, mi querida Nani, disfruta de los tuyos.
Muchos besicos!!
Me gusta el gato, jeje. Me gustan las berenjenas tal y como tu las has preparado. No se no se, ¡creo que a mi no me saldrian igual de ricas! Ummmm
ResponderEliminarFeliz Año preciosa, para ti y toda la familia. Millon de abrazos
Tierno el gato, tierna la receta, tierna tú.
ResponderEliminarBesitos y Feliz Año, artista!
Lo priemro de todo: muy bonito el nuevo dibujo de cabecera.. Después: muy simpático el minino y además disciplinado. Feliz año...
ResponderEliminarY por los poros se traspira lo que uno sabe... a ver quien es capaz de dar ese toque a la narración si primero no se ha movido entre fogones ... y no son cuales quiera ... tus fogones.
ResponderEliminarUn abrazo , un beso, un deseo. Que el año que se acerca sea para bien
La de platillos deliciosos que se pueden disfrutar en estas fiestas. Con gato o sin minino. Feliz 2011.
ResponderEliminarHola Nani!...feliz año nuevo amiga.
ResponderEliminarComo van los Dioses menores?...los has visto algunas vez por estas navidades? :D:D
Un abrazototote
Gracias por tus cuentos aromatizados.
ResponderEliminarTe quiero Nani.
Tú sí que eres un encanto, Nani, gracias por tus palabras en mi entrada. Besitos, besitos.
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