© Buzones camino de La Hortichuela
Sólo había pedido a los Reyes Magos recibir una carta. Tan sólo quería que le enviara unas letras dentro de un sobre sencillo. No pedía un testamento, ni una epístola, ni tan siquiera un folio por las dos caras y menos aún, un correo electrónico (en el cortijo no había de esas cosas modernas que decía su padre). Se hubiera conformado con unas cuantas palabras metidas en un simple sobre cerrado al que hubiera rematado con un sello y que el cartero dejaría el jueves de la semana que se hubiera remitido, cuando pasara por el cerrillo donde se encontraban todos los buzones del conjunto de cortijos. Ni tenía que bajarlos y buscar a los destinatarios. Ni tendría que preocuparse por que no llegara, porque de más sabía que aunque tardara algo más que en las ciudades, llegaba siempre (en otro tiempo así fue), ni tendría que pensar en el esfuerzo que suponía después de la jornada y antes de ir a ducharse y cambiarse la ropa de faena, que saliera corriendo, subiera el cerrillo, abriera el buzón y encontrara la misiva que tanto ansiaba (en otro tiempo no le importó) y ahora, ya casi había perdido la ilusión. Ahora hacía ya muchas jornadas que no corría, que ni aún lo jueves subía el cerrillo para terminar jadeante delante de los buzones, no, ahora simplemente esperaba a que algún miembro de la familia fuera el que recogiera la correspondencia. Pero y sin saber porque motivo, había cambiado en las fechas navideñas y como colofón, el día de Reyes Magos. Subió después de la jornada de recogida de la aceituna, pero solo encontró el sol poniéndose, las piedras húmedas, el ladrillo roto, el olivo en su sitio, el rosal mustio y la carretera solitaria.
y sin problemas de bandeja llena.
ResponderEliminarfeliz año
Qué triste Nani, ni unas míseras letras? Besitos.
ResponderEliminarEs que no se ha enterado que tiene que abrir Google y mirar el correo, sí, pero el electrónico...
ResponderEliminarAhí se encontrará lindas palabras.
Besos, querida Nani.
Pues perdona, pero no me parece una bobada eso de recibir una carta escrita a mano... en los tiempos que corren, sería un gran regalo...
ResponderEliminarBesicos
Qué penaaa... Si los reyes no han conseguido que llegue esa carta, ya no sé quién lo hará :(
ResponderEliminarUn besoteee
Y bueno... La carta fue escrita, pero no fue mandada porque el sobre ya estaba cerrado...
ResponderEliminarNo deberíamos tender a romper las tradiciones, pero el progreso es el progreso.
ResponderEliminarSe va perdiendo poco a poco... y el peligro está en que se pierda todo...
ResponderEliminarMi Nani....Los buzones esperan,cuantas cosas se diluyen en el tiempo,unas letras cuantas alegrías dan,nostálgico pero no por ello menos hermoso.
ResponderEliminarBesicos...Emocionados....
Los buzones están en peligro de extinción. Pena.
ResponderEliminarVíctimas colaterales del Feisbuc.
Besos en cirílico.
Lindo día..
ResponderEliminarHa sido un placer pasar a saludarte nuevamente y decir que sería un apena que los buzones desaparecieran ... Buen fin de semana..
Un abrazo
Muy lindo tu relato.
ResponderEliminarCuánto se ha perdido, la rapidez de la tecnología nos apresuró y hemos olvidado lo grato que es recibir una carta de puño y letra.
Sé que llegarán. Lo sé.
Abrazos preciosa.
G
Tanta tecnología, tanto adelanto dejan los buzones vacíos y a la espera.
ResponderEliminarComo siempre, Nani, hermoso relato aunque tremdamente triste.
Muchos besicos, guapa!!
Que no esperen mucho tiempo mas.
ResponderEliminares un placer pasar por tu casa.
que tengas un feliz fin de semana.
un abrazo.
Un día se deja de esperar y poco importa quien te abra el correo. Espero que ese día tarde en llegarnos.
ResponderEliminarUn abrazo ¿y ese ánimo arriba?
Ahora todo es tan impersonal, antes una carta llevaba la identidad de la persona que la escribía, su letra, su firma. Ahora sólo son letras de molde frías y sin sustancia. Deberíamos volver a escribir y enviar cartas.
ResponderEliminarToda una ilusión naufragada. Todo un mundo cosido a la memoria que se despeña por el cerrillo.
ResponderEliminarUn relato increíble.
Saludos
Esperaba que alguien se acordara de el o ella y se lo hiciera saber en forma de carta.
ResponderEliminarTod@s esperamos en alguna ocasión que alguien se acuerde de nosotros.
Un beso.
¿Ni eso?... ¿Ni unas palabras?...
ResponderEliminarPuf!...
Te dejo un abrazo fortísimo y un millón de besos.
La Emoción –sí, definitivamente es la palabra, que producía en el ánimo (aún hoy) recibir una Carta, sobre todo de seres queridos es inigualable. No hay inmediatez, como sucede con los correos electrónicos. Una suma de movimientos, revisar, encontrar, palpar el sobre, incluso olerlo, abrirlo, y disponerse a la lectura…suceden con ritmo propio. Podemos postergar incluso el “gran momento”, buscar la pausa en las actividades para disfrutarlo, acompañarlo en formas diferentes.
ResponderEliminarSi esos buzones “camino de la Hortichuela” hablaran, tendrían tanto para decirnos! Allí están y permanecen…solemnes y hasta quizás un poco humillados de ser depositarios de boletas de luz, servicios, impuestos o resúmenes de tarjetas de crédito. Antes fueron tratados, con toda certeza, como galeras mágicas, de donde salìan (o no) sorpresas, que alteraban el ritmo cotidiano de vida.
Tu trabajo es bello Querida Nani! Y triste, por esas manos vacías! Y en todos los casos, nostálgico! La nostalgia de un tiempo que difícilmente vuelva, pero que ha dejado en nosotros profundas huellas!
Muchas Gracias por la ternura de tus letras! Muchos besos y Abrazos guapa mía, con todo cariño!!!
Hoy solo llegan cuentas por cobrar y publicidad a nuestro buzón de casa. así es estoy de la modernidad. saludos
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