
La noche es clara y la luna ilumina la calle y mi habitación. En las noches de plenilunio me gusta mirar antes de meterme en la cama, ver como se dibujan las sombras de los edificios, árboles y notar como su luz se adormece junto a mi almohada. Esas sombras me acunan, me cantan nanas y me dejan luceros sobre mi cabecero.
Por eso mismo y por esa influencia que ejerce, me he sobresaltado cuando he apagado la luz y le he visto mirando por su ventana. Esta noche no he conseguido escuchar la dulce canción, sino el pavor de lo inesperado y al despertar, he notado un regusto amargo que me ha dejado confundida.
Nani. abril de 2011.